domingo, 1 de diciembre de 2024

Para darse con un canto en los dientes

 





Aquí está el primero de los IN que duran más de tres minutos. Al menos, escuchad los dos primeros minutos y medio, y si no os engancha lo dejáis.


AQUÍ

miércoles, 27 de noviembre de 2024

Oido al parche

 


La vida cambia, lo he dicho muchas veces y muchas veces esta idea me ha servido de pretexto para escribir un artiblog. También cambian los blogs, pues son parte de la vida y, que duda cabe, también ha cambiado La tertulia perezosa. Ahora en lugar de leerse, se escucha. Se escucha AQUÍ, en el canal Instantes Narrativos.

Instantes Narrativos, es un proyecto, idea de mi amigo Marcos Carrasco, que como ya sabéis, consiste en un espacio en el que combinamos sus imágenes y su música, con mis textos. Hasta la fecha, parece que resulta bastante apreciada la iniciativa y cada vez hay más interesados en sus contenidos.

Nos alegramos y agradecemos la buen acogida. Pero..., todo cambia, tal como decía al principio, y tampoco Instantes Narrativos puede escapar de esta ley universal.

A partir de la próxima entrega, los artículos, reflexiones y cuentos, van a durar más; cerca de los quince minutos. 

Vamos a contar las historias de Heracles. ¿Quién es Heracles? No se trata del héroe mitológico, sino de otro Heracles, un tipo vanidoso, excéntrico, disparatado, bebedor de cerveza y por encima de todas esas cosas, un gran fabulador: le encanta contar historias. 

Sgún su incondicional amigo y compañero de libaciones cerveceras, todas sus historias son auténticas. Yo no estaría tan seguro de su autenticidad, pero en fin. 

Si las escucháis, vosotros mismos podréis decidir si creerlas o no.

La primera de estas historias, aparecerá muy pronto. Esperamos que os gusten.



sábado, 16 de noviembre de 2024

domingo, 10 de noviembre de 2024

Predestinación

 

No todos los bebés traen un pan bajo el brazo cuando nacen; algunos se lo tienen que currar.





VIDEO IN AQUÍ



jueves, 24 de octubre de 2024

A vueltas con Russell (Bertrand, no el yo-yo)


 

Rectificar es de sabios dicen, pero también dicen que no se puede ir a más de 120 por las autopistas, y ya ves el caso que hacemos. Vamos, que rectificar, rectificar, lo que se dice rectificar se lleva muy poco. ¿Será que no hay sabios?




VIDEO IN AQUÍ






lunes, 14 de octubre de 2024

Ya nadie se toma la molestia de llorar. Qué pena.




 ¿Sabes que es el Ruykatsu? Escucha el siguiente IN; seguirás sin saberlo pero lo buscarás en Internet y encontrarás que todo tiene más sentido. 



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domingo, 13 de octubre de 2024

INSTANTES NARRATIVOS

 




Instantes Narrativos es un canal abierto por el artista, pintor, antiguo compañero creativo en publicidad y muchas cosas más pero sobre todo amigo mío, Marcos Carrasco. Son miniespacios, de tres minutos como máximo, con imágenes realizadas por Marcos y música compuesta también por él mismo.

Mi aportación en este proyecto es el guión y la voz (muchos textos los habréis leído aquí mismo, quién lo haya hecho, en la La tertulia perezosa); luego, él se encarga de lo difícil 

También hemos creado juntos El mundo de Urg, unas tiras cómicas cuyo éxito relativo, quizá demasiado relativo, nos ha proporcionado las satisfacciones justas. Algún día, nos hemos prometido, haremos algo con ese absurdo mundo habitado por personajes egoístas, egocéntricos, brutos, conformistas, sabios,... y un perro. Es decir, un mundo exactamente igual al nuestro.

Os invito a que sigáis, escuchéis y os suscribáis a Instantes Narrativos y me deis vuestra opinión. Lo hacemos para que os guste, aunque no pretendemos gustar a todo el mundo.

LO MEJOR ES QUE HAGÁIS LA PRUEBA CON ALGÚN EPISODIO ELEGIDO AL AZAR. EN EL SIGUIENTE ENLACE.


                                                             AQUÍ  VIDEOS IN
                                         ESPERO QUE OS RECHIFLE











martes, 10 de septiembre de 2024

El dilema de Haddock o El estudiante de Salamanca.

 


Andaba yo pensando en el dilema de Haddock (dormir con la barba por encima de la sábana o por debajo), cuando me he dado cuenta de lo mucho que ha cambiado mi barba a lo largo del tiempo. Y no solo la barba, me dije. Cuando tengo insomnio me da por pensar en tonterías, qué le voy a hacer.

El caso es que últimamente estoy obsesionado con el viejo y pesaroso problema de identidad, y una cosa me ha llevado a otra. He leído hace poco que los caballos tienen consciencia de la existencia de otros caballos pero no la tienen de la suya propia. Es algo así como la cámara subjetiva en el cine: reconoce todo lo que enfoca, pero nunca enfoca al camarógrafo, de modo que es como si no existiera, o le negara la posibilidad de existir. Me pregunto, ¿seré yo un caballo? ¿Un camarógrafo?

Hace mucho, encontré en la hemeroteca algo que llamó mi atención hasta el punto de que no lo olvidaré mientras viva. Voy a hacer un pequeño paréntesis para explicar que hubo un tiempo en que acudir a la hemeroteca era lo normal para consultar noticias del pasado, no como ahora que lo puedes hacer, como todo, sin moverte de delante de tu ordenador. 

Pues bien, recuerdo que estaba haciendo un trabajo de prospección para mi padrino, y mirando periódicos de hace casi un siglo me encontré en la sección de esquelas con una realmente interesante: la mía. Allí estaba, una conmocionada familia pidiendo una oración para la salvación del alma de Leoncio López Álvarez, que murió a los sesenta años de edad en su domicilio tras recibir los santos sacramentos. Su desconsolada viuda, familiares y amigos más cercanos me recordaban con cariño.

Yo entonces frisaría los cuarenta, de modo que enterarme de que llevaba más de cincuenta años muerto, me causó más risa que preocupación. Luego, según me iba acercando a los sesenta, había más preocupación que risa cuando la visión de aquella necrológica acudía a mi mente. Finalmente, tengo que admitir, que una vez rebasada la fatídica edad de mi fallecimiento, solo siento alivio.

¿A qué viene esto? Pues que una vez descartada la posibilidad de que yo sea un caballo o un camarógrafo, solo queda la opción de que yo sea Leoncio López Álvarez, y que perfectamente puedo ser el que lleva muerto ochenta años.

Ya avisé de que cuando tengo insomnio me da por pensar en tonterías.


Leoncio López Álvarez

sábado, 10 de agosto de 2024

Inteligencia artificial faltona.

 


Como sabéis, y si no los sabéis os lo digo ahora mismo, mi amigo, el artista Marcos Carrasco y mi menda, somos conocidísimos youtubers. Vale, somos youtubers (jamás pude imaginar que diría tal cosa de mí mismo) totalmente desconocidos pero con la virtud de la perseverancia. 

Nuestro podcast se llama Instantes Narrativos y  consiste en unos breves videos realizados con imágenes magistralmente generadas por Marcos con sus programas de IA, acompañadas de un texto escrito por mí. Todo esto lo cuento para ponernos en situación sobre la IA. 

Hasta ahora, mi relación con Chat Gpt era de mero observador y mi opinión sobre sus inabarcables posibilidades se limitaba a una aceptación respetuosa y una sincera admiración. Hasta ayer. Hoy pienso que Chat Gpt es un maleducado (o una maleducada, según lo tratemos de una inteligencia o de un chisme vanidoso). Os voy a contar en qué me baso para ponerme tan borde.

Una de las monadas que hace Chat Gpt, es que le muestras una foto y él la describe con todo lujo de detalles, algunos que nadie le ha pedido. Tengo que reconocer que el prodigio es muy llamativo pues sus explicaciones son acertadas, precisas y extremadamente elaboradas.

El caso es que Marcos me hizo una foto bebiendo una cerveza, se la mostró a Chat Gpt y le pidió que explicara qué había delante de sus antenas, o lo que narices tenga esa bestia inmunda para detectar imágenes. ¿Y sabéis qué dijo? Pues dijo lo siguiente: se trata de un hombre mayor, calvo, bebiendo una cerveza... ¿CÓMO QUE UN HOMBRE MAYOR CALVO, PEDAZO DE MICROCHIP ENCAPSULADO EN GADOLINIO Y OTRAS TIERRAS RARAS? 

Lo cierto es que a continuación describió a la perfección todo lo que me rodeaba, incluyendo la marca de la cerveza, la marca de mi camiseta y el estilo de los muebles de la cocina dónde nos encontrábamos. Incluso se atrevió a señalar mi estado de ánimo, todo con un acierto del cien por cien, pero... ¿era necesario hablar de mi edad y de mi prematura calvicie? Vale, quizá no sea prematura, pero eso no es asunto de ninguna chatarra alienígena. 

Hasta que no se me pase el berrinche, no participaré en nuevos episodios de Instantes Narrativos, a no ser que la actitud de nuestro colaborador Chat Gpt, cambie radicalmente y se muestre más respetuoso con los otros miembros del equipo creativo.


AQUÍ ESTÁ EL ENLACE A INSTANTES NARRATIVOS, POR SI OS APETECE ECHARLE UN VISTAZO:     

                                              IN









miércoles, 10 de julio de 2024

Y los metasueños, metasueños son.

 



Observo que cada vez suceden más cosas que tienen algo que ver con la Física Cuántica. Yo, por ejemplo. Aquí donde me veis (o no me veis) soy una pura demostración de las manifestaciones más incomprensibles de la física cuántica, que unas veces se escribe con mayúsculas y otras con minúsculas.

Lo que más me gusta hacer es desdoblarme. Esta noche, por ejemplo, me he desdoblado. Soñaba que estaba dormido, todo muy real, y de repente me veo transitar fuera de mi cuerpo yacente. He salido de él, como una mariposa de la crisálida. Muy bonito, en serio. O como un cosmonauta fuera de la estación espacial unido por un cordón umbilical salvífico. También muy hermoso.

Al verme flotar por encima de mí, he pensado que si yo estaba plácidamente dormido, no iba a hacer la tontería de despertarme, pues conociéndome, sé que eso me molesta mucho. Discretamente me he sentado en el sillón que tengo en el dormitorio procurando no hacer ruido, a ver qué pasaba. 

Tengo que decir, que verme dormir no tiene nada de divertido, así que me he acercado hasta la mesilla de noche y he cogido el libro que dejé ayer a punto de terminar el capítulo dónde el protagonista se va a México con su amante. Un rollo, y me ha vuelto a ocurrir lo que me pasó anoche: me ha entrado un sueño terrible y me he quedado completamente dormido con el libro en las rodillas.

Entonces, me he despertado, pero me he despertado el yo que estaba en la cama; el otro seguía dormido como un angelito con el libro en las rodillas. Y menudo susto me he llevado al ver que había alguien sentado en mi sillón. Cuando por fin puedo abrir totalmente los ojos y enfocar bien la vista, veo que soy yo mismo, lo cual me ha tranquilizado muchísimo. Me he levantado, y con cuidado para no despertarme, he cogido el libro, ese que es un rollo, y lo he vuelto a colocar en la mesilla de noche.

Después me he metido otra vez en la cama con la esperanza de volver a dormirme. Si no consigo dormir ocho horas seguidas, al día siguiente estoy hecho polvo y por la noche tengo pesadillas.


Leoncio López Álvarez

sábado, 11 de mayo de 2024

Ignavum pecus



 

Cuando decimos que la gente es así o asá, nos excluimos sin darnos cuenta de que, a lo mejor, nosotros también somos gente. Quien nos vea un viernes por la tarde cogiendo el número del turnomatic de la pescadería de Carrefour, comentará por lo bajinis: "esto está imposible de gente, mejor vengo otro día". Y se alejará no sin antes mirarnos con superioridad porque él no es gente y por tanto está por encima de hacer colas para comprar una cola de merluza. Yo lo comprendo porque a mí me pasa lo mismo, y si me pasa a mí que soy gente a sus ojos, más le tiene que pasar a él que es gente a los míos, y entre los suyos y los míos, me fío más de los míos.

Gracias a que existe la gente, grupo al que jamás perteneceremos, existen las ideas propias, que son las correctas. Y existen las opiniones, importantísimas para la autoestima, pues mientras vemos que la mayoría de la gente tiene unas opiniones de mierda, nos autocomplacemos al comprobar que las nuestras son las acertadas. Así da gusto.

Ahora está de moda quejarse del turismo, y no me extraña, yo siempre me he quejado. Me he quejado con razón, pues los turistas invaden todo, las terrazas, los restaurantes, los museos, las calles... son una plaga.

 ¿Qué hacía yo en Nueva York, Londres, Paris, Nueva Delhi...? Viajar, lo mío era viajar, y si he subido al último piso del Empire State Building, he visitado el museo de Madame Tussauds, el de Orsay y paseado por los Himalayas, es debido a mi exquisito gusto a la hora de dar destino a mis días de vacaciones. No me voy a quedar en casa, no te fastidia. Pero los turistas siguen siendo una plaga.

¿Qué pasaría si todos fuéramos iguales? Quiero decir idénticos, no iguales porque nos pareciéramos, sino iguales porque fuera imposible diferenciarnos unos de otros. Tan iguales que ninguno de nosotros fuera capaz, al vernos rodeados de otros, de saber exactamente quién de todos éramos nosotros. 

 Pues bien, gracias a que existe la gente, esta situación jamás podrá darse aunque se diera, porque los demás siempre serán gente mientras que nosotros no. Ahí está la diferencia. 

Quizá esa sea la única diferencia. Maldita sea.


Leoncio López Álvarez


domingo, 5 de mayo de 2024

Concatenación




Hay palabras que por sí mismas tienen un poder de atracción irresistible. A mí me ocurre con la palabra "concatenación". Hoy voy a concatenar varias cosas, para dejar claro lo que me pasa.

No somos conscientes, pero con la desaparición de los periódicos impresos (prácticamente), se han ido otras cosas que, yo al menos, echo mucho más de menos. Esto ha sido una concatenación de adverbios de cantidad que me ha salido sin querer. Ahora viene una concatenación de efectos de la desaparición de los diarios en papel, buscada a propósito.

Para empezar, aunque resulte obvio, la primera consecuencia es que ya no hay apenas quioscos (o kioscos). Porque, vale, los periódicos impresos han sido sustituidos por los digitales,  pero nada ha sustituido al quiosco y mucho menos al quiosquero (o kiosquero). 

El quiosquero era una pieza clave en la vida de un barrio. No sólo te reservaba el fascículo de la tontería que estuvieras coleccionando en ese momento, también te recomendaba un fontanero, te ponía al tanto de los resultados de los partidos de fútbol, te indicaba la mejor tintorería de los alrededores y te decía dónde podías comprar cable coaxial. Yo creo que el cable coaxial ya no lo venden en ningún sitio, supongo que debido  a que no hay quiosqueros. 

Otra consecuencia de la desaparición de los periódicos en papel es que ya no hay necrológicas. Recuerdo a mi abuelo que lo primero que hacía con el ABC cuando caía en sus manos era ir a las últimas páginas a mirar las esquelas. Supongo que con la secreta esperanza de ver que una desconsolada familia pedía una oración por la salvación del alma de alguien que le caía mal, aunque muchas veces se llevaba un disgusto enorme porque se encontraba con que el difunto era alguien que le caía bien. 

Yo me he quedado con las ganas de heredar esa costumbre, tendré que conformarme con recibir en mi correo electrónico publicidad personalizada. Nada que ver, pero qué le vamos a hacer.        

Otra cosa que estaba muy bien en los periódicos era la sección de ofertas de empleo. Yo me lo pasaba en grande mirando las que iban dirigidas a mi perfil. La oferta siempre se encabezaba con un "SE NECESITA", en letras grandes, que a mí me hacía sentirme especial. Eso de que una empresa importante como Westinghouse, por ejemplo, me necesitara, me llenaba de orgullo. Era un palmetazo a mi autoestima, que como además, nunca escribía para interesarme, el efecto era aún mayor.

No quiero olvidarme de los también desaparecidos crucigramas, revoltigramas, jeroglíficos y dameros (el maldito de Conchita Montes era lo más).  Mención aparte merecen los juegos de ajedrez de Leonxto García. Yo siempre intentaba, en vano, resolverlos porque si quien los proponía se llamaba como yo, pero en vasco, su resolución tenía que estar a mi alcance, pensaba. Pues no.

Podría seguir concatenando  otras fatales consecuencias de la desaparición de los periódicos impresos, y de lo que se me ocurra, pero no me quiero poner pesado. Ya he concatenado bastante por hoy.


Leoncio López Álvarez

martes, 9 de abril de 2024

Hito hito gorgorito





A los humanos nos encanta buscar hitos. Se da la circunstancia de que yo soy humano de modo que participo de esa afición. Eso sí, antes tuve que enterarme bien de qué era un hito. 

Lo primero que hay que tener claro es que los hitos, en la acepción "mojón", necesitan un ámbito o contexto de aplicación y conviene no mezclarlos. Sería una tontería decir, por ejemplo, que la aparición de la imprenta fue un hito en la escalada libre, pero todos tenemos claro que sí lo es en la difusión de la cultura. Pues así con todo. 

Buscamos hitos en todo lo que se nos ocurre: en la historia de la medicina, en la carrera espacial, en el automovilismo, hitos en el transporte, porque en este terreno cabe hablar de varios hitos. Esta es otra gracia que tienen los hitos, y es que a veces, como es tan difícil encontrar el auténtico hito que marcó un antes y un después, despachamos el asunto asumiendo que no hubo uno, sino que hubo varios hitos. Nos gustan los hitos pero no hasta el extremo de complicarnos la vida buscando al único, al indiscutido, porque eso exige demasiado trabajo de investigación. La cosa no da para tanto.

Esta afición de buscar hitos en todo lo que hacemos, nos lleva, al menos a mí me lleva, a buscar al gran Hito. Sí, con mayúsculas, el hito absoluto, el padre de todos los hitos, un hito que esté por encima de cualquier ámbito de actividad humana, que trascienda a todos y que sea independiente de cualquiera de ellos sin estar comprometido con ninguno en particular. El hitazo. 

Yo he encontrado uno que perfectamente puede marcar un antes y un después en la historia de la humanidad y que se puede aplicar a cualquier actividad que se nos ocurra. Está en pañales, acaba de nacer pero como el gran monstruo que es, ya, con apenas un añito, es una bestia descontrolada que no reconoce ni la madre que lo parió. Lo repito: es una bestia y está descontrolada. Da miedo, ¿verdad? Pues sí.

Me refiero a lo que genéricamente llamamos Inteligencia Artificial. También con mayúsculas. Aún no tenemos muy claro en qué punto nos encontramos pero todos sabemos que un día podemos recibir la llamada del rey de Inglaterra por videoconferencia,  diciéndonos que nos nombra obispo de Canterbury, y  que todo eso, que lo vemos tan real, con su corona, sus orejas, su voz y sus gestos displicentes, sea creado por un sencillo software de IA. ¿Es un monstruo o no? ¿Esta descontrolado o no? Pues ya está.

La IA acaba de nacer y la veremos aplicada en cada una da las cosas que ya tenían su propio hito específico. La veremos en medicina, en biología, en aeronáutica, en cultura, en artes gráficas, en escultura, en cine... en todo, porque esto no es un hito, es el Hito.

Mi amigo Marcos Carrasco, artista de corazón y pintor de profesión, me tiene al tanto de todos los nuevos softwares que existen para crear imágenes espectaculares a base de "prompts". Él hace locuras visuales simplemente introduciendo las órdenes oportunas en su programa. Todo lo que necesita, es saber cómo dar esas instrucciones. Ojo, y como ya he dicho antes, esto acaba de empezar.

Si queréis saber más sobre la IA aplicada a las artes, la ciencia y la tecnología, el próximo viernes, Marcos Carrasco y mis otros amigos del programa La Escóbula de la Brújula, estarán en Est-Art Space para contarlo.

Luego no digáis que no lo he dicho y que no sé qué.

Leoncio López Álvarez


Esta-Art es un lugar maravilloso, casi media hectárea dedicada al arte. En C/La Granja,4 de Alcobendas.




lunes, 25 de marzo de 2024

Proyectos, procrastinaciones y otras cosas del querer.


                                               "Procrastination". Amago de óleo y acrílico sobre nada. Obra del autor.


Hay un principio filosófico por algún sitio que dice que las cosas existen si existe su contrario. Hoy voy a hablar de procrastinación refiriéndome a su contrario: proyecto ejecutado.

Lo cierto es que ejecutado no es del todo exacto en el caso del proyecto al que me voy a referir a continuación. De todas formas hablaré de él, como si ya fuera algo terminado para liar más la cosa.

Proyecto es una idea plasmada en novela que jamás fue escrita. Pasado un tiempo fue adaptado a guión cinematográfico, que por motivos prácticos y de otra índole, tampoco llegó a escribirse en ningún momento. El autor (yo, pero prefiero referirme a mí mismo como si fuera alguien ajeno para que la mala conciencia no me dé el coñazo), harto de buscarse excusas para no seguir adelante con la idea (que le parecía muy buena), dicidió finalmente convertirla en teatro.

Al principio, el reparto, si es que cabe aquí hablar de reparto, se reduciría a un único actor que interpretaría todos los personajes, cifra cercana a la docena. La razón no se debía a un intento de innovación escénica sino a simples cuestiones económicas. Hay un principio inapelable que dicta que es más sencillo convencer a posibles productores cuando la inversión no les hace encanecer prematuramente. Por esta misma razón, el decorado consistiría en un simple taburete con el único fin de dar reposo al torturado actor cuando la fatiga lo inhabilitara para seguir de pie. O en pie, quizá en este caso sea más apropiada la expresión "en pie", transmite mejor la idea de terrible batalla. 

Finalmente, el autor, quizá inspirado por una súbita llegada de pensamiento crítico, nada habitual en él, y pensando en el lucimiento de la obra, decidió que pondría los actores y actrices necesarios costara lo que costara, aunque se mantuvo firme en lo del taburete. Nada de escenografías complicadas, se dijo.

Proyecto, es como cabe inferir de todo lo dicho, el resultado de un gran esfuerzo intelectual. Cierto es que las páginas del libreto aún mantienen su blancura intacta como doncellas cautelosas, porque la virtud, al igual que el lucimiento, son para el autor tesoros a conservar.

No podemos renunciar prematuramente a que en algún momento, el autor se decida a escribir, por fin, proyecto, sin escatimar horas de duro trabajo. El lucimiento, la virtud y el sacrificio son la base de una vida plena. Claro, que no lo son necesariamente de una vida divertida, de modo que tardaremos en ver proyecto sobre los escenarios.

De momento, hoy, cinco años cuatro meses y algún día suelto más tarde de su alumbramiento, proyecto ha perdido el anonimato y ya tiene título. Por supuesto, es sólo para ir tirando, nada definitivo, pero un paso es un paso y el primero es el más importante.

El lucimiento, la virtud, el sacrificio y dar el primer paso, es, para el autor, la clave de la felicidad.


Leoncio López Álvarez

domingo, 10 de marzo de 2024

¿En qué pensamos cuando no pensamos en el sexo?

 



Hace tiempo, mucho, pensando que se trataba de algo relacionado con la antropología, fui a Segovia para ver una exposición que se anunciaba con el nombre "Las edades del hombre". No me extrañó, y debería haberlo hecho, que tuviera lugar en la catedral. El título me despistó. Cuando entré y en lugar de ver una sucesión ordenada de los distintos momentos por los que ha pasado la humanidad, me encontré con una exposición gore, mi confusión era indescriptible. 

Nunca he llegado a entender por qué una exposición de arte religioso, mayoritariamente Cristos sufrientes, se anuncia como Las edades del hombre. Ni siquiera está relacionado con la clasificación de Hesiodo sobre las cinco edades en las que se desarrolla el hombre, oro, plata, bronce, la de los héroes y la de hierro, donde los dioses se muestran cada vez más inclementes con los humanos. No, no hay nada que justifique el título. En aquella ocasión, la confusión despertó mi apetito y no tuve más remedio que ir a Casa Duque, a ver si podían hacer algo.

Hoy he vuelto a acordarme de Las edades del hombre, y ha sido pensando en la mía. En mi edad y en la de los demás. La conclusión es que las edades del hombre, es la edad de sus pensamientos. Según vamos cumpliendo años, lo que de verdad cambia es lo que pensamos, y lo de menos son las arrugas, la descalcificación ósea y las incontenibles ganas de ir al cuarto de baño cada veinte minutos. 

Ya sé que no he descubierto la pólvora, pero mi intención no es deslumbrar, sino asustar. Porque, vamos a ver, todos sabemos cuáles son nuestros pensamientos cuando somos niños (un tren eléctrico, por ejemplo), cuando somos adolescentes (sexo y una moto), cuando somos jóvenes (sexo  y terminar la carrera), cuando somos adultos ( sexo y comprar una casa), cerca de la cuarentena (sexo y tener hijos), cuando pasamos la cincuentena (sexo y hacer grandes viajes), con los sesenta (sexo y hacer un curso de flores secas), pero, y ahora viene la parte terrorífica, sabemos que llegará un momento en que dejemos de pensar en el sexo y sólo quede ese "algo más" que siempre lo acompaña a cualquier edad. 

Lo malo, cuando llegue ese momento, no está en la ausencia del sexo en nuestros pensamientos, sino en el "algo más".  ¿Qué puede ser? ¿En qué pensaremos cuando ya sea lo único en lo que pensamos? Os lo voy a decir: pensaremos en la muerte. 

Yo, hasta que me llegue ese momento, seguiré pensando en por qué han elegido Las edades del hombre, para anunciar una exposición de crucifijos.


Leoncio López Álvarez

lunes, 4 de marzo de 2024

Día del escritor

 

                                                                                             foto propia 

Hoy es el día del escritor y me pregunto si es mi día o no. He publicado nueve libros o diez, no recuerdo bien (lo recuerdo perfectamente pero con esta imprecisión doy la sensación de que son tantos que resulta imposible acertar). Además he escrito una comedia que se ha estrenado en tres teatros importantes de España y en abril empieza una segunda temporada en Madrid con veintitantas funciones programadas (de nuevo esa maravillosa imprecisión que me sitúa en un plano de superioridad al aparentar falta de interés en asuntos tan humanos como la contabilidad). Parece material suficiente como para considerar que sí, que hoy también es mi día. Lo que ocurre es que yo nunca he sido escritor, siempre he sido otras cosas. Algunas de forma nada clara.

Borges decía que escribir es un acto subsidiario de leer. Parece que si lees mucho, la consecuencia es que acabarás por escribir algo. Pero con eso no basta, ya lo sabemos. Además de escribir (eso lo hace cualquiera) hay que publicar, y no solo publicar, hay que ganar dinero con lo publicado. Y condición casi imprescindible, es haber ganado algún premio literario. Hasta aquí, cumplo a la perfección con todos los pasos exigidos. 

Otro asunto es cuánto dinero hay que ganar escribiendo libros para considerarse escritor y salir ahora mismo a comprar una botella de champán para celebrarlo. Nadie lo ha dicho, y no lo ha dicho nadie porque da risa lo que se gana. ¿Champán? ¡ja! 

Muy pocos pueden vivir de sus libros, eso ya lo sabemos, pero os voy a dar las cifras cabales porque eso de "muy pocos" es no decir nada. ¿Estáis preparados? Pues resulta que el 86% de los escritores profesionales en España necesita otro trabajo para vivir. Esa es la razón por la que el 86% de los escritores profesionales en España tienen otro trabajo. Y no es que sean unos sibaritas: El 78 % de los escritores gana menos de mil euros al año. Sí, al año. Sólo el 14% de los escritores españoles pueden vivir de su trabajo como escritor a tiempo completo, algunos estupendamente otros menos estupendamente pero...  sólo el 0,001% de la totalidad son lo que se dice escritores de éxito. Famosos, y todo eso.

¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? A mí, si no fuera porque, como ya he dicho, soy otras cosas, se me habría quedado fané y descangayado, dos cuartos de cogote y una percha en el escote bajo la nuez. Como la del tango. Y como en el tango, esta noche me emborracho.

¡Feliz tres de marzo a los que se sientan aludidos!


NOTA: SÍ, HOY ES DÍA CINCO, PERO SE ME OLVIDÓ SUBIR ESTE ARTIBLOG EL DÍA PERTINENTE, QUÉ LE VAMOS A HACER. POR CIERTO, EL 13 DE JUNIO TAMBIÉN ES EL DÍA DEL ESCRITOR. Y EL 23 DE ABRIL, UN POCO TAMBIÉN. PARECE QUE ESO DE ESCRIBIR NO ESTÁ BIEN PAGADO PERO SE CELEBRA MUCHO.


Leoncio López Álvarez

miércoles, 7 de febrero de 2024

Sueños interruptus

 




Estoy soñando un partido de fútbol en que va ganando mi equipo dos a cero. En ese momento me despierta el gato, porque él se ha despertado antes y no soporta la sensación de soledad que da la vigilia. Abro la ventana para que se vaya y me deje en paz en mi maravilloso mundo paralelo. Vuelvo a la cama cabreado, deseoso de seguir con el sueño que tenía. Lo consigo, pero en el tiempo que ha pasado han metido tres goles a mi equipo y va perdiendo tres a dos. No consigue remontar. Estuve todo el día sin hablar al gato.

Es sólo un ejemplo, pero me pasa continuamente. Siempre que tengo un sueño de esos, en los que me gustaría quedarme a vivir, el gato me despierta. Jamás lo hace cuando tengo una pesadilla, o un sueño vulgar, no, lo hace únicamente con los estupendos, ese tipo de sueños que solo se dan en sueños. Por decirlo así.

¿Por qué sucede esto? No me refiero a por qué me despierta el gato, eso ya lo sé, es un pesado, sino por qué soñamos cosas maravillosas. ¿No será que nuestro cerebro, ese prodigio desconocido, trata de paliar lo que sucede en la realidad creando gratificantes momentos fuera de ella? Sería una asombrosa demostración de la perfección del mecanismo que llamamos vida. Vale, esto no explica que también tengamos pesadillas, pero a quién le molesta que le persiga un toro si nada más aparecer ya sabemos que es una pesadilla.  Yo, ya ni me molesto en correr. 

Todos nos hemos enamorado alguna vez en sueños, y todos hemos sentido la misma sensación de pérdida cuando se desvanecen; por culpa de un gato, de un despertador o cualquier intrusión desbaratadora. Cuando sucede esta desgracia, es el momento para escribir frases memorables, como "sólo tengo un sueño y es volver a soñar contigo". Me encantaría que alguien me dijera eso, porque significaría que yo soy el hombre de sus sueños, o de su vida, porque la vida es sueño. 

Los mejores sueños son los que se tienen despierto y, poco a poco, te vas durmiendo hasta que al final lo que sólo era un boceto se convierte  en un sueño como tiene que ser, totalmente real. 

"Cuando el cruel insomnio me da un respiro aprovecho para soñar contigo".



LEONCIO LÓPEZ ÁLVAREZ

martes, 16 de enero de 2024

Suspenso en sistema educativo



 



Qué hermosura de niño -dijo el obstetra mirando al bebé como si fuera un pez que acabara de sacar del agua-, nunca había visto uno tan fuerte.

La madre, debilitada por los esfuerzos del parto sonreía sin saber por qué lo hacía. El doctor, una vez que el bebé respiró por primera vez y hubo comprobado que todo estaba en orden, se lo pasó a la enfermera para que se encargara del resto de cosas que se hacen con un recién nacido. 

Al día siguiente, la madre llamó preocupada al doctor porque había observado algo en su pequeño que no encajaba con su corta vida. Mire sus manitas -dijo entregando el bebé como si devolviera una mercancía en mal estado a quien se la había vendido- observe sus palmas. El médico, que conocía perfectamente su oficio, ni se molestó en examinar al bebé. Sabía qué había llamado la atención a su atribulada madre. 

Se refiere usted a que tiene las manos llenas de callos, ¿verdad? La madre asintió. El doctor carraspeó antes de dar sus explicaciones. Verá, estas callosidades en las palmas de las manos están relacionadas con la teoría de la evolución. Este niño viene ya adaptado para la vida que le espera, que es la misma que han tenido sus abuelos, bisabuelos, tatarabuelos,... y aún tiene su padre

La madre trataba de entender la teoría de la evolución, de la que había oído hablar vagamente, pero no le resultaba nada sencillo. El doctor captó su confusión y continuó con sus explicaciones. Esta criatura tendrá que trabajar muy duro para subsistir y... bueno, pues, ya viene preparado de fábrica, por así decirlo, a las condiciones de vida que le esperan. Una ventaja enorme, no lo dude.

El obstetra se marchó y dejó al bebé en los brazos de su madre que trataba de ver esa ventaja enorme que había mencionado el médico en sus explicaciones. Una ventaja enorme, vale, pero ¿para quién? Se preguntó.





Leoncio López Álvarez