Parece mentira que todos los seres vivos procedamos
del alga azul, me dijo mi gran amigo invisible con el que aún tengo
interminables charlas. No sé qué decirte, le contesté. Entonces, añadió, déjame
que te diga yo:
-Verás, como sabes, todos los seres vivos hemos evolucionado de otras
formas de vida anteriores hasta llegar a ser lo que somos y todos hemos partido
del mismo bichejo inicial. A partir de ese inicio común, cada cual ha ido
desarrollando lo que necesitaba para sobrevivir en su entorno, siempre muy
competitivo y en el que tan solo los más capacitados y adaptados conseguían
transmitir sus genes, es decir, reproducirse y establecerse. Ni qué decir tiene
que en el camino se han quedado intentos malogrados, algunos, después de haber
sido probadamente exitosos durante muchísimo tiempo, hasta millones de años.
Fíjate si no en los dinosaurios.
Yo me fijé en los dinosaurios, mentalmente, claro, y
le di la razón a mi amigo invisible que siguió con su discurso.
-Las estrategias elegidas por cada especie son infinitas y opuestas.
Algunas consiguen sobrevivir por ser grandes y otras por todo lo contrario,
siendo minúsculas. Unos desarrollan siete filas de dientes, y otros se hacen
chupóteros y no tienen ninguno,…
-Ya, ya, -interrumpí a mi amigo invisible- todo eso lo sé, es más, todo lo que tú puedas saber, antes
lo he sabido yo, recuerda que tú eres un invento mío, mi amigo invisible de
toda la vida, así que no trates de impresionarme.
No vi su gesto pero apuesto a que fue de fastidio.
-Claro, pero yo arrojo luz sobre un lado que para ti está oculto.
También, siempre ha sido así, es mi papel.
No tuve más remedio que darle la razón y con un gesto
le invité a que siguiera con el rollo que me estaba soltando.
-A donde quiero ir a parar es que los seres humanos estamos equivocados
si pensamos que nuestra estrategia es la mejor, y además definitiva. Pensamos
que nuestra gran inteligencia nos garantiza la permanencia en el planeta, y
estamos convencidos de que hemos evolucionado de la mejor manera posible al
desarrollar el pensamiento complejo, creyendo que ese es el mejor sistema de
supervivencia. Un diseño ganador, nos hemos llega a autodenominar. Gran error.
-¿Qué me dices? –pregunté incrédulo.
-Te digo dos cosas, la primera, que para sobrevivir en este planeta no
es preciso ser tan inteligentes. Hemos adquirido una inteligencia excesiva… nos
sobra para mantenernos con vida en este mundo hostil. Y no es bueno tener algo
que no es necesario, esa es la cuestión.
Me quedé mirando a mi amigo invisible, lo cual en si
mismo es una pérdida de tiempo, y reconocí que podía tener razón: las cosas
innecesarias son un estorbo. Alcé los hombros para indicar que estaba listo
para escuchar su segunda observación.
-Lo segundo, es consecuencia de lo primero:
ese exceso de inteligencia es la razón por la cual despareceremos como especie.
Pensé en bombas nucleares, virus artificiales, primas
de riesgo, guerra química,… y se me puso la piel de dinosaurio.
Luego mi amigo invisible me recordó que el tigre
dientes de sable, precisamente se extinguió porque la característica que
en un principio le sirvió para sobrevivir, cuando creció
desmesuradamente, le sirvió para desaparecer.
Miré con envidia a un pequeño
mono invisible que estaba al lado de mi amigo invisible. Se le veía, es un
decir, feliz.