Cada vez nos parecemos más a las moscas. Y no lo digo
porque haya observado un curioso surgimiento de pelos en mi espalada, que
también, lo digo porque sigo muy de cerca la trayectoria de la drosophila
melanogáster, más conocida como mosca del vinagre, menos conocida como mosca de
la fruta y desconocida totalmente como amante del rocío de vientre negro, que
es la traducción literal de su nombre al castellano.
Resulta que nuestros genes son prácticamente idénticos
a los de este insecto y desde luego sí lo son los mecanismos genéticos que
operan en humanos y drosophilas. Estas circunstancias convierten a nuestra
amiga la mosca en una invitada permanente en todos lo laboratorios de
investigación, sobre todo porque su vida es aprovechablemente breve, lo que
permite observar los resultados de las mutaciones provocadas en sus genes sin
esperar mucho tiempo. De hecho, entre una generación de drosophilas y la
siguiente sólo pasan 10 días. Un chollazo para los investigadores de la
manipulación genética.
Este es precisamente el punto al que quería llegar:
cada vez nos parecemos más a las drosophilas melanogáster porque cada vez somos
observados con mayor atención. Salvando las distancias claro, por ejemplo no
esperan a que pase una generación; precisamente nuestra utilidad estriba en
nuestra longevidad. Pero sobre todo hay una gran diferencia: no manipulan
nuestros genes, sino los genes de los distintos cacharritos (gadgets los
llaman) que han invadido nuestras vidas hasta el punto de formar parte
sustancial de nosotros. Ya nadie concibe la existencia sin un smartphone (que
ha sustituido al teléfono móvil), una tablet y por supuesto el ordenador. Pues
bien, cada uno de estos chismes tiene sus aplicaciones, sus programas y sus
softwares que son modificados (manipulados genéticamente) con algún fin
desconocido, salvo para sus creadores, en plazos muy cortos de tiempo. Estas
actualizaciones (upgrades las llaman) son constantes, intrusivas y la mayor
parte de las veces innecesarias. No pasa mes sin que tenga que descargar la
última versión del FaceBook (que sigue haciendo las mismas cosas que antes),
del Viber, de ITunes, de Skype, de iPhoto,… mi ordenador me sugiere
constantemente que baje nosequé punto siete que es mejor que el nosequé punto seis
que bajé la semana pasada. Luego resulta que lo bajas y tienes que
actualizar la agenda de los microzombis porque no son compatibles con el gran
avance que supone la mejora en el
chispúm recientemente adquirido.
Digo yo, que alguien estará observando nuestras
reacciones ante los cambios impuestos y tomará buena nota de ellas para
justificar la siguiente manipulación en los genes de nuestros órganos más
vitales, los cacharritos.
Acabaremos como moscas encerradas en tubos de ensayo
en una disolución gelatinosa de azúcar y levadura, con ojos en el ano, seis
alas amarillas de forma exagonal, tres espiritrompas y dos abdómenes, con
alguien estudiando nuestro comportamiento para ver si todas esas modificaciones
sirven para algo.
Unos monstruos.