IMPRESCINDIBLES. Artur Mas dijo hará un par de
semanas que las elecciones celebradas ayer en Cataluña eran así,
IMPRESCINDIBLES. Lo he puesto en mayúsculas porque Mas lo dijo gritando, que es
como hablan los políticos en los mítines, y en general en todos los ámbitos, salvo cuando se quieren hacer los simpáticos en las entrevistas.
Unas elecciones que han sido convocadas por el presidente de la Generalitat como plebiscito en
torno a la independencia, alentado por la concurrencia a la Diada. Unas elecciones
que han sido adelantadas 2 años (porque eran imprescindibles) para plantear
soluciones a problemas que nadie
había considerado salvo él mismo, al menos con tanta urgencia.
Se ha hablado mucho, y más últimamente, del papel que
a veces representan los políticos y lo mucho que difiere de lo que se espera de
ellos. Por un lado va el discurso de estos prohombres y por otro lado van las
necesidades reales de la ciudadanía, y cuando la diferencia es tan patente, es
malo, muy malo para todos, aunque siempre habrá alguno que le saque partido, y
no quería hacer ningún juego de palabras. Ahora, la derecha soberanista tendrá
que hacer un pacto con el soberanismo de izquierdas. No está mal, para ser el
resultado de unas elecciones adelantadas dos años porque eran imprescindibles.
Lo que más me fastidia de todo esto, es que yo no
tenía ninguna intención de hablar sobre las elecciones catalanas, sino del
Papa, que también tiene lo suyo. Mira que decirnos que la mula y el buey nunca
existieron ¡Pero bueno, si era lo único creíble de todo!. ¿Y ahora qué hacemos
con los belenes? Y ahí no acaba la cosa, porque Benedicto XVI también cuestiona
la existencia de los pastorcitos. ¡Por Dios, pero que le han hecho a este hombre (santo varón, por supuesto) los pastorcitos! De un plumazo se ha cargado la mitad de las
letras de nuestros villancicos, y nos ha dejado a todos sin saber cómo montar
un belén. Claro que mientras haya políticos, el belén está garantizado.