El Túnel de Guadarrama, que en realidad son los tres
túneles de Guadarrama, se ha ido adaptando desde que se inauguró (que entonces
sí era sólo uno y encima de doble sentido) a las necesidades de los tiempos
como una especie biológica en proceso evolutivo. Actualmente, ni su longitud es
la misma que cuando se abrió al tráfico.
Pero si sólo fuera eso… el Túnel de Guadarrama (o los
tres túneles de Guadarrama) entraña misterios increíbles que van más allá de
sus mejoras para evitar embotellamientos. Yo lo he descubierto en el pasado
puente de Halloween, antes Día de los Difuntos, o Día de todos los Santos, y precisamente
por ahí van los tiros. Yo iba escuchando la radio, y tras los momentos lógicos
de interrupción por el hecho de tener una montaña encima, cuando volvió la voz
del locutor nada más salir del túnel, noté que algo había cambiado. Y no solo
el tiempo (lo típico de que entras con sol y sales en medio de una nevada),
bueno sí, sobre todo el tiempo. El locutor hablaba ahora con un tono triste,
apesadumbrado y respetuoso, del día Uno de Noviembre (Halloween ya no existía),
y nos animaba a todos los escuchantes a visitar los cementerios para llevar
flores a nuestros seres queridos que nos habían dejado en este valle de
lágrimas. En mi caso, del Guadarrama. Después me adelantó un Dodge Dart color
granate. Luego un Dauphine con un señor que conducía con sombrero. Yo,
perplejo, claro. Sí, efectivamente, había salido del túnel unos cuantos años
antes del momento en el que entré. Con el trabajo que nos había costado llegar
al siglo XXI, otra vez para atrás. Inmediatamente di la vuelta en la primera
salida, la de San Rafael, con la esperanza de recuperar los años perdidos y
aparecer de nuevo en 2012. Pagué seis pesetas de peaje que no se ni de dónde
las saqué y deshice lo andado a toda velocidad pues sabía que no me iba a
encontrar ningún rádar.
Mi ilusión fue en vano: cuando terminé de atravesar
el maldito túnel, seguía en los setenta. Volví a mi casa deprimido, adelantando
a montones de “seiscientos” como un poseído y justo al bordear la Puerta de
Hierro, fui consciente de que el proceso no se había detenido. Ahora me
encontraba en los años sesenta. En 1963 para ser exactos. En sentido contrario
pasó velozmente una columna de motoristas rodeando un viejo Rolls de color
negro. Un destello perlífero salió reflejado durante una milésima de segundo de
su interior, y enseguida se perdió la comitiva entera en dirección hacia La
Coruña. En la radio un boletín informativo adelantó lo que sería la gran
noticia durante mucho tiempo. La inauguración del túnel de Guadarrama. Yo lo
adiviné antes de que el locutor dijera nada.
Algunas pequeñas rectificaciones: Halloween no coincide con el Día de Todos los Santos; que se celebra el 1 de noviembre, mientras que Halloween tiene lugar la noche anterior. Cuando amanece el Día de Todos los Santos, ya no es Halloween (la propia etimología de la palabra lo dice). Por otro lado, el Día de Todos los Santos tampoco coincide con el "Día de los Difuntos". Porque el Día de Todos los Fieles Difuntos se celebra, no el 1, sino el 2 de noviembre. Cosas del calendario.
ResponderEliminarya, era por abreviar, por no tener que decir el puente de Halloween Día de Todos los Santos Día de Todos los Fieles Difuntos.
EliminarCuando has comenzado a escribir sobre la inauguración de este tunel, he recordado a unos amigos de mis padres, no sé cuánto tiempo hace, pero mucho. El tunel era de dos sentidos y tuvieron un tremendo accidente. No creo que fuera Halloween, aunque igual era ese puente ya que es de lo más nefasto. No lo digo por decir, pero que sepas que no es bueno para irse de viaje. Yo procuro no salir jamás, por carretera, en ese puente de Halloween, tenerlo en cuenta, por favor.
ResponderEliminarlo tendremos en cuenta, gracias, pero es un puente tan largo que apetece...
Eliminar¿De donde sacas estas historias? me encantan...
ResponderEliminarMe alegro de que te gusten. Muchas gracias por decírmelo, y las historias las saco... de la vida real, claro.
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