Estoy soñando un partido de fútbol en que va ganando mi equipo dos a cero. En ese momento me despierta el gato, porque él se ha despertado antes y no soporta la sensación de soledad que da la vigilia. Abro la ventana para que se vaya y me deje en paz en mi maravilloso mundo paralelo. Vuelvo a la cama cabreado, deseoso de seguir con el sueño que tenía. Lo consigo, pero en el tiempo que ha pasado han metido tres goles a mi equipo y va perdiendo tres a dos. No consigue remontar. Estuve todo el día sin hablar al gato.
Es sólo un ejemplo, pero me pasa continuamente. Siempre que tengo un sueño de esos, en los que me gustaría quedarme a vivir, el gato me despierta. Jamás lo hace cuando tengo una pesadilla, o un sueño vulgar, no, lo hace únicamente con los estupendos, ese tipo de sueños que solo se dan en sueños. Por decirlo así.
¿Por qué sucede esto? No me refiero a por qué me despierta el gato, eso ya lo sé, es un pesado, sino por qué soñamos cosas maravillosas. ¿No será que nuestro cerebro, ese prodigio desconocido, trata de paliar lo que sucede en la realidad creando gratificantes momentos fuera de ella? Sería una asombrosa demostración de la perfección del mecanismo que llamamos vida. Vale, esto no explica que también tengamos pesadillas, pero a quién le molesta que le persiga un toro si nada más aparecer ya sabemos que es una pesadilla. Yo, ya ni me molesto en correr.
Todos nos hemos enamorado alguna vez en sueños, y todos hemos sentido la misma sensación de pérdida cuando se desvanecen; por culpa de un gato, de un despertador o cualquier intrusión desbaratadora. Cuando sucede esta desgracia, es el momento para escribir frases memorables, como "sólo tengo un sueño y es volver a soñar contigo". Me encantaría que alguien me dijera eso, porque significaría que yo soy el hombre de sus sueños, o de su vida, porque la vida es sueño.
Los mejores sueños son los que se tienen despierto y, poco a poco, te vas durmiendo hasta que al final lo que sólo era un boceto se convierte en un sueño como tiene que ser, totalmente real.
"Cuando el cruel insomnio me da un respiro aprovecho para soñar contigo".