Los celos dan mucho de si para escribir una historia
y la que voy a contar es una más con la diferencia de que le ha pasado a mi
amigo Céfalo, que también vaya nombre. Resulta que Céfalo es de esas personas
que confunden casi todo, incluso el cariño con la posesión, lo que le lleva a ser extremadamente celoso
hasta el punto de tener celos de si mismo. ¿Celos de uno mismo?, ¿cómo es
posible que tal cosa pueda suceder? Siendo un imbécil claro, y Céfalo lo es
sobradamente como voy a demostrar a continuación.
Resulta que mi amigo tenía clarísimo que Ana, su
mujer, era un ejemplo de fidelidad y que jamás se había ido con otro hombre,
pero como era un celoso de tomo y lomo, con eso no le bastaba (ya sabemos que
las personas celosas no se satisfacen con casi nada) y entonces le vino a la
cabeza, que eso era sencillamente porque nunca se había encontrado con la
persona idónea. Si es así, no
tiene ningún mérito su fidelidad, se dijo a si mismo iniciando un proceso de autotortura
estúpido e innecesario. ¿Qué pasaría si se topara con un tipo tan estupendo
como yo? siguió pensando el muy cretino. Entonces se le ocurrió la peregrina
idea de hacerse la cirugía estética para cambiar de aspecto, y luego intentar ligar con su propia
mujer haciéndose pasar por otra persona, a ver qué pasaba y si era auténtica su
fidelidad.
Después de algunas calabazas, consiguió finalmente que cediera a sus
acosos, lo cual, lo encolerizó de tal manera que empezó a gritar como un
salvaje que él ya sabía que eso iba a pasar, con el comprensible estupor de su
amada. Ana, la pobre, no entendía nada y le mandó a la mierda, como es lógico.
El caso, es que había algo en él que me gustaba mucho,
se dijo a si misma mientras desaparecía para siempre de su vida.
Céfalo sigue siendo un imbécil, y ahora, encima con
la sensación de no haberse equivocado.
curiosa historia y no es en la que he visto al celoso mas tonto.
ResponderEliminarsí, a veces no es el celoso más tonto sino la celosa más tonta.
EliminarEstoy de acuerdo, yo tuve un novio que era más tonto aún-
ResponderEliminares que la tontería no tiene límites
EliminarPues en eso mismo que ha comentado Struendo estaba pensando yo. Tras leer la historia no sabría decir si era realmente más idiota que celoso. Aunque ser celoso, a ese nivel de dedicación, ya implica poseer un grado importante de idiotez.
ResponderEliminarY lo más grave fue el no darse cuenta de que, al hacerse la cirugía estética, ya la había perdido por el simple hecho de dejar de existir. Y cuando va y la recupera, con la nueva cara, se enfada y la vuelve a perder. Lo dicho, un imbécil. O quería perderla de vista y solo buscaba una excusa para armarse de razones. Pero la historia ya es bastante retorcida como para retorcerla más.
Por lo menos el hombre atesora la suficiente estupidez como para no darse cuenta de la tontería que ha cometido, aunque, por otra parte, esto mismo le ayudará a repetirla en un futuro. Así que tanta suerte tampoco tiene.
Estoy de acuerdo con lo que dices salvo en una cosa: la historia sí se puede retorcer aún más: la chica se hace también la cirugía estética porque sufre un accidente doméstico. Mi amigo Céfalo vuelve a su aspecto anterior porque ha visto que ha cometido una estupidez. Llega la chica, se lo encuentra, lo reconoce pero no le confiesa que se trata de su antigua mujer, se enamoran y vuelven a casarse.
EliminarEn realidad esta historia está sacada de la mitología griega. Hubo un tal Céfalo que hizo algo parecido, aunque no recuerdo con excatitud cómo fue lo suyo.
Espera, espera. Que aún podrían tener hijos, concretamente una hija. Y, como los genes no son manipulables (al menos, y de momento, por imbéciles como ellos), podría parir una niña con la misma cara que, anteriormente, atesoraba Ana. Céfalo, al darse cuenta de la trampa, exigiría rápidamente el divorcio por sufrir un segundo engaño.
EliminarY eso si no contemplamos la posibilidad de que realmente no fuese Céfalo el padre. Podría haber sido ese vecino (llamado Eustaquio, porque en este edificio no hay un solo hombre con nombre decente) que siempre ha estado enamorado de Ana quién se operara la cara, y se colocara la de Céfalo, para conquistar a su mujer. Entonces la criatura no se parecería a nadie en concreto.
O sí, que ya me he perdido. Aún podría parecerse a Ana, la original.
Pero esa niña también podría tener una carga suficiente de andrógenos como para sentirse hombre al nacer, por lo que, más tarde, querría operarse para parecerse a su padre. Pero... ¿Qué haría Eustaquio entonces? ¿Dejar que su hija se pusiera la cara de cretino de Céfalo o proporcionarle una foto de su antigua jeta?
Vamos, con todo esto, Almodovar es capaz de crear una trilogía llamada "Todo sobre mi idiotez".
Sí, ja ja ja ja, da mucho de sí, y si a a la niña la vestimos de torero, ya seguro que se la queda Almodovar
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