domingo, 10 de marzo de 2024

¿En qué pensamos cuando no pensamos en el sexo?

 



Hace tiempo, mucho, pensando que se trataba de algo relacionado con la antropología, fui a Segovia para ver una exposición que se anunciaba con el nombre "Las edades del hombre". No me extrañó, y debería haberlo hecho, que tuviera lugar en la catedral. El título me despistó. Cuando entré y en lugar de ver una sucesión ordenada de los distintos momentos por los que ha pasado la humanidad, me encontré con una exposición gore, mi confusión era indescriptible. 

Nunca he llegado a entender por qué una exposición de arte religioso, mayoritariamente Cristos sufrientes, se anuncia como Las edades del hombre. Ni siquiera está relacionado con la clasificación de Hesiodo sobre las cinco edades en las que se desarrolla el hombre, oro, plata, bronce, la de los héroes y la de hierro, donde los dioses se muestran cada vez más inclementes con los humanos. No, no hay nada que justifique el título. En aquella ocasión, la confusión despertó mi apetito y no tuve más remedio que ir a Casa Duque, a ver si podían hacer algo.

Hoy he vuelto a acordarme de Las edades del hombre, y ha sido pensando en la mía. En mi edad y en la de los demás. La conclusión es que las edades del hombre, es la edad de sus pensamientos. Según vamos cumpliendo años, lo que de verdad cambia es lo que pensamos, y lo de menos son las arrugas, la descalcificación ósea y las incontenibles ganas de ir al cuarto de baño cada veinte minutos. 

Ya sé que no he descubierto la pólvora, pero mi intención no es deslumbrar, sino asustar. Porque, vamos a ver, todos sabemos cuáles son nuestros pensamientos cuando somos niños (un tren eléctrico, por ejemplo), cuando somos adolescentes (sexo y una moto), cuando somos jóvenes (sexo  y terminar la carrera), cuando somos adultos ( sexo y comprar una casa), cerca de la cuarentena (sexo y tener hijos), cuando pasamos la cincuentena (sexo y hacer grandes viajes), con los sesenta (sexo y hacer un curso de flores secas), pero, y ahora viene la parte terrorífica, sabemos que llegará un momento en que dejemos de pensar en el sexo y sólo quede ese "algo más" que siempre lo acompaña a cualquier edad. 

Lo malo, cuando llegue ese momento, no está en la ausencia del sexo en nuestros pensamientos, sino en el "algo más".  ¿Qué puede ser? ¿En qué pensaremos cuando ya sea lo único en lo que pensamos? Os lo voy a decir: pensaremos en la muerte. 

Yo, hasta que me llegue ese momento, seguiré pensando en por qué han elegido Las edades del hombre, para anunciar una exposición de crucifijos.


Leoncio López Álvarez

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