sábado, 29 de enero de 2022

... y adiós al olor al miedo.





Una de las cosas que más me sorprende de los seres vivos es su necesidad de comunicarse entre ellos. Tal como lo he dicho parece que yo no fuera un ser vivo, pero lo soy, lo que pasa es que trato de ser lo más imparcial posible y por eso me excluyo. 

Todos sabemos que la comunicación no sólo es entre individuos de la misma especie sino que entre ejemplares de especies diferentes también se produce. Un reptil venenoso muestra unos colores muy vivos, muy visibles y podríamos decir que amenazantes, para comunicar a cualquier otro bicho viviente que se cruce con él, que provocarlo va a traer fatales consecuencias. Es un aviso clarísimo: "no me molestes porque soy un hijoputa con muy mala leche". Hay gente que no avisa, y son unos asesinos.

Nos comunicamos de todas las formas posibles, por señas, con sonidos, por colores, batiendo las alas,  haciendo gestos... y también con olores y ese es el punto al que quiero llegar, a las feromonas. Las feromonas son sustancias químicas que secretamos los seres vivos con el fin de provocar determinados comportamientos en otros individuos de la misma especie. Un perro detecta las feromonas de otro perro pero no las de un elefante a pesar de que las del elefante son mucho más evidentes. Ahora podría hablar de sexo, pero voy a soslayar el tema. También podría hablar de cómo hemos perdido los humanos la capacidad para detectar las feromonas de nuestros semejantes, pero voy a hacer lo mismo que con el sexo, ni caso.

A lo que voy: el miedo es algo que se puede detectar a través del olfato, los animales que sean capaces de hacerlo, claro, pues una feromona distribuye su olor. Y ahora viene la noticia: hay un limpiador doméstico, Vanish, que elimina el olor a miedo. Es de las pocas formas, quizá la única, que existen para quitar el olor a miedo una vez que se ha esparcido en un lugar. ¿Cómo sé yo esto? por mi gato. Tengo un gato que se caga de miedo cada vez que lo llevo al veterianario, de modo que en cuanto lo pongo en el portagatos, ya se jiña porque nada más entrar huele las feromonas del miedo que él mismo excretó en su último viaje. Es un aviso de él para él y para otros gatos, advirtiendo de que quien se meta ahí, acabará en un lugar donde lo más probable es que le pongan una inyección. 

Mal asunto, pero para eso están los veterinarios, para saber qué pasa con los gatos. El mío, o sea, el de mi gato, me explicó todo este asunto que acabo de contar y me dio la solución: Vanish en aerosol. Mano de santo, oiga. Una rociada de Vanish en el portgatos y la siguiente vez que necesites llevar al minino a que le pongan la vacuna de lo que sea, se meterá él solito en el portagatos como si lo llevaras a casa de Micky Mouse.

El mundo animal nunca dejará de sorprendernos.




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