miércoles, 28 de junio de 2017

El rey de la creación








Desde que somos pequeñitos nos han dicho que el hombre es el animal más inteligente que existe, y es verdad. Pero se refiere al hombre como especie, no a cada uno de nosotros individualmente aunque haya algunos ejemplares que piensan que se refiere a ellos en particular, lo que a su pecado de soberbia hay que sumar un lamentable error de interpretación. Precisamente estos especímenes son los que bajan muchísimo la media, que sigue siendo muy alta gracias a otros individuos de brillantes cerebros que con sus descubrimientos no dejan de asombrar. Es decir, entre nosotros los hay con un hambre feroz de conocimientos que nos aprovecha a todos, y otros que no muestran ningún apetito, y aún así, la media nos mantiene como claros ganadores del reino animal.

Yo, quizá afectado por un exceso de modestia, siempre me ha parecido que aún siendo cierto que el hombre es el animal más inteligente, tampoco es necesario estar repitiéndolo constantemente, y menos delante de los chimpancés, los delfines y otros animaluchos que pueden sentir que se les hace de menos con tanto pavoneo sobre nuestro privilegiado cerebro. Además, aún siendo tan listos, pienso que distamos mucho de merecer la autodenominación de homo sapiens. Vamos a ver, Homo erectus, está muy bien traído: es breve, memorable, suena bien y describe a la perfección la principal característica de la especie. Sigamos: homo abilis, le pasa exactamente lo mismo, nada que objetar. Homo ergaster… pues a saber, démoslo por bueno, pero llegamos al final de los grandes momentos evolutivos y nos encontramos con homo sapiens. Veamos, aquí no tengo más remedio que mostrar mi total desacuerdo, creo que nos hemos dejado llevar por un exceso de vanidad y hemos confundido inteligencia con sabiduría. Deberíamos haber puesto de momento homo intelligentes, y más adelante, si conseguimos superar esta fase, quizá dentro de muchos años merezcamos la etiqueta de homo sapiens.

Reconozcámoslo, el hombre es un animal inteligente pero le falta sabiduría. Si el hombre, como especie, fuera sabio, no habría explotadores ni explotados. Si la sabiduría fuera nuestra principal característica (una vez más, como especie) no habría guerras, ni enfrentamientos, ni maltrato animal, ni violencia salvo casos patológicos que sabríamos cómo tratar; tampoco habría corridas de toros, ni manifestaciones contra el matrimonio gay, ni asociaciones LGTBI porque no serían necesarias. No habría machismos, ni corrupción, ni fascismos, ni marxismos, ni dictaduras. Y los futbolistas ganarían muchísimo menos de lo que ganan mientras que habría filósofos que podrían vivir de su trabajo. Tampoco habría ningún dios; ningún ministro pondría una medalla a ninguna virgen ni  nadie se creería esas tonterías tan enormes que nos cuentan las religiones, y en cambio sí creeríamos a nuestros vecinos. Si fuéramos la especie sabia que decimos, no habríamos pasado ese calor tan terrible hace una semana y el presidente de los Estados Unidos no sería Trump. Aquí también tendríamos otro presidente, con total seguridad. Una prueba más de que no somos una especie sabia, es que muchísimos individuos creen en la homeopatía, y lo que es mucho peor, los hay que están convencidos de que el cuerno molido de rinoceronte les devolverá la turgencia perdida de su órgano preferido, por delante incluso del cerebro.

En fin, yo creo que es muy fácil encontrar más pruebas de que distamos mucho de ser sapiens, yo solo he sacado las más evidentes.


Y una última reflexión: la inteligencia no excluye a la maldad, pero la sabiduría sí. De la misma forma, la inteligencia no es nada peligrosa para el poder, sin embargo la sabiduría sí lo es. Por eso, el poder tal como lo entendemos, de momento puede respirar tranquilo, tiene larga vida por delante.







2 comentarios:

  1. Para no desesperar, no olvidemos que los seres humanos estamos en constante proceso evolutivo; y que todavía nos queda un largo camino por recorrer. Sólo hay que observar los cambios evidentes, y los maravillosos avances conseguidos, desde el primer homo sapiens hasta el día de hoy. Si nos colocaran al lado del homo sapiens prehistórico, no nos reconoceríamos. Esperemos que el próximo salto evolutivo elimine todas esas carencias que mencionas y muchas más. Eso sí, lástima que la transformación sea tan lenta y no podamos estar aquí para cuando culmine.

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    1. efectivamente, y no es por nada pero yo ya me considero parte del homo evolutionatus. ;-))))

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