miércoles, 17 de diciembre de 2025

Silencio, se ruega

     




  Hay preguntas que no tienen respuesta; por ejemplo, por qué la FIFA se ha inventado un premio, el Premio de la Paz, para dárselo a Trump. Se lo ha entregado en el sorteo de grupos para el Mundial del 2026. Todo de una lógica sin fisuras.

    Sobre este personaje, Trump, hay muchísimas preguntas sin respuesta y la mayoría de las veces es porque quienes podrían responder, prefieren callar. El silencio es la prueba más sonora del sometimiento. Los empleados atemorizados por las injusticias del malévolo jefe, callan, igual que las mujeres sumisas ante la agresiva actitud de sus maridos maltratadores. Hasta que un día, hartas, y hartos, deciden alzar la voz y entonces... lo pagan caro.

    Es terrible que esto le ocurra a un padre de familia cuyo sustento depende de su trabajo, o a una mujer que se juega la vida si alza la voz, pero terrible, además de incomprensible, es que lo mismo le ocurra a un continente, y aún más, a un planeta. 

    Cuando alguien se pregunta cómo es posible tanta pasividad, tanta callada sumisión, tanto oneroso silencio, se encuentra con que no hay respuesta y sin respuestas no hay razones.

    Edmund Burke fue un escritor, político y filósofo irlandés, conservador liberal del siglo XVIII, que es conocido por su acertada frase que más tarde inspiró a Martin Luther King, y ya de paso, también a mí. Burke dijo: "para que el mal triunfe solo se necesita que los buenos no hagan nada". Luther King dijo:"no me estremece la maldad de los malos sino la indiferencia de los buenos". Y finalmente yo digo: "¿qué cojones tiene que hacer Trump para que Europa, la OTAN o el sursuncorda, le diga que se está pasando y que ni una más?

    Lo malo, es que al amparo de la impunidad de Trump, actúa una legión de segundones animados por su éxito.  

    Y el silencio de los corderos ahí sigue, extendiéndose como el culantrillo sin que nadie diga ni mú.



    

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