viernes, 26 de diciembre de 2025

Parvitas hominis


     


  La humanidad ha sufrido dos grandes ultrajes a lo largo de su historia. El primero fue cuando la física renacentista demostró que la Tierra no era el centro del universo, ni siquiera el centro del sistema solar. Después llegó Darwin y puso al hombre en su sitio, al lado del mandril y de la zarigüeya: un producto más de la evolución animal.

    Pero ahí no acabaron los disgustos para el pobre Hombre. Luego llegó Sigmund Freud y asestó otro golpe a los que aún, convencidos de su superioridad emanada de ser la criatura elegida por Dios, esgrimían su libertad como bien inigualable. Pues... tampoco. 

    Resulta que el psicoanálisis dejó al descubierto que ni siquiera somos dueños de nosotros mismos. Freud descubrió el subconsciente y la consecuencia de tenerlo, que significa que de libres, nada monada, ya que por encima, o por debajo, o por detrás de la voluntad del consciente, se esconden los condicionantes que impone el subconsciente. 

    La mayor parte de las veces actuamos movidos por fuerzas que ni siquiera sospechamos que tenemos y que además son determinantes. Hay fuerzas inconscientes y. subconscientes que escapan de nuestro dominio. Muchas se han formado en la niñez, cuando nadie miraba, pero ahí quedan. 

    Esta tontería que tenía el Hombre con ser perfecto, es comprensible. ¿Cómo no iba a ser superior si había sido creado por Dios a su imagen y semejanza? Una vez más, la realidad se impone, incluso a Dios bendito. 

    Casandro le recordaba a Alejandro Magno que era mortal, y que después de sus hazañas y conquistas moriría como todos. Para dejar las cosas claras, según algunas teorías,  se lo cargó. Este desenlace no es unánime, pero de que murió no queda ninguna duda.

    ¿A qué viene todo este rollo? Pues no sé, puede ser que la Navidad es un buen momento para la humildad, y este año me veo yo muy navideño. Hasta he comprado turrón, algo que no había hecho jamás.







No hay comentarios:

Publicar un comentario