domingo, 5 de marzo de 2023

Aplastar la demanda.


 

Estoy leyendo Algo ha pasado, de Joseph Heller, el genial autor de Trampa 22, y me he acordado, inevitablemente, de John Yossarian, el protagonista de aquella divertida novela, que como recordaréis, estaba obsesionado con que todo el mundo quería matarlo. Tenía razón, pues pilotaba un avión de combate en el frente italiano, y lógicamente, los italianos deseaban derribarlo.  De la misma forma, yo tengo la sensación de que todo el mundo, TODOS, no solo los italianos, tratan de venderme algo. Continuamente. Desde que me despierto hasta que cierro los ojos.

Hace tiempo decidí cambiar el molesto zumbido del despertador por una radio programable, pero la cagué. Ahora es peor. Las siete y media, mi hora de levantarme, coincide con un bloque de anuncios que dura diez minutos; esa es mi forma de saludar al nuevo día, atosigado por mensajes de la Agencia Negociadora del Alquiler, Murprotec y una central de alarmas que odio profundamente, tanto que no he retenido su nombre.

Luego sigue, los anuncios van a estar presentes durante todo el día, pero eso es lo menos molesto. Lo malo es abrir el correo y estar media hora desechando emails que también tratan de venderme algo. Mensajes de Linkedin con los mismos propósitos, y conversaciones privadas de Face Book ofreciéndome desde un coche a un crédito con unas condiciones asombrosas. 

Todo el mundo quiere vender algo a todo el mundo. ¿No era mejor cuándo nuestra única obsesión era recolectar gramineas, y si podíamos, cazar alguna presa moribunda? (lo de los peligrosísimos mamuts, yo creo que es leyenda) ¿Dónde está el gran avance de la humanidad?

Nuestra vida está basada en las ventas, pero las ventas a veces destruyen nuestra vida. Ahora estamos en plena inflación y reducirla implica aplastar la demanda para hacer frente a una oferta limitada, pero esta maniobra se contradice con lo que yo veo todos los días, que es a todo el mundo animándome a que consuma más.

¿Qué hago? ¿Consumo más o aplasto la demanda? 

Aviso de que yo solo no voy a ser capaz de detener la inflación, aún así, aplastaré, en la medida de mis posibilidades, la demanda.


Nota post scriptum: a los que no estén de acuerdo conmigo, les animo a que compren Quantum, mi última novela. Basta con pinchar en el enlace, arriba a la derecha.


Leoncio López Álvarez

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