No tiene nada que ver con los hábitos que tenemos por separado, ya que, efectivamente, hay personas que son tan sociales como las almejas, sino con las consecuencias de vivir en sociedad. Con esto de vivir en sociedad, ya está todo explicado.
Bueno todo no. Hay que aclarar que lo que sufrimos o disfrutamos individualmente es debido, no a lo que hace la sociedad en conjunto, que pudiera parecer, sino a lo que hace una persona en concreto. Una entre ocho mil millones, que se dice pronto. Quizá, no hay un único responsable, pueden ser media docena o pocos mas, pero es terrible pensar que sus acciones van a repercutir en la vida de la totalidad del planeta. Vale, me gusta exagerar, sólo en la vida de casi la totalidad del planeta.
¿Que un genio inventa la penicilina (o descubre)? pues gracias a su trabajo salimos todos ganando a la hora de enfrentarnos con las bacterias. De repente, un tipo al que nadie conoce, y nadie sabe su nombre, inventa una chorrada tan grande como es el sextante, y la navegación, con todo lo que conlleva, se convierte en otra cosa.
De la misma forma que todos nos aprovechamos de lo que hacen los genios, también todos sufrimos las penalidades derivadas de las acciones de gente perversa y también pagamos los estropicios provocados por las cagadas de un puñado de capullos, esas también las sufrimos todos.
Según he leído, desde 1870 ha habido 14 grandes recesiones mundiales. Todas, las catorce, han sido provocadas por pandemias, guerras o crisis bancarias. En los últimos cinco años, hemos tenido una pandemia, luego una guerra que destaca sobre las demás por su alcance económico mundial, y para rematar la jugada, ahora también una crisis bancaria. La pandemia, no está claro su origen, la guerra, sí está claro quién la ha empezado, y la crisis bancaria, sabemos que se inició por el hundimiento del SVB consecuencia de la torpeza de quienes lo dirigían. La que han organizado, virgen santa.
No voy a entrar en los detalles técnicos que han intervenido en la errada toma de decisiones de un grupo de engominados ejecutivos, porque tendría que copiar y pegar lo que he leído sobre el asunto, ya que no tengo la suficiente ciencia como para aportar algo que no se haya dicho ya por sesudos analistas financieros, pero tampoco es necesario. A dónde quiero llegar no tiene nada que ver con la economía ni con las finanzas, esto es simplemente un ejemplo, lo que pretendo es poner de manifiesto lo increíblemente vulnerable que es el orden mundial.
No es necesario organizar un ejercito para atacarlo, basta un grupo de ceporros, completamente desconocidos, que por ambición o por torpeza, hacen mal las cuentas y con su equivocación arrastran al avismo a dos o tres continentes. O cuatro. Quizá los cinco.
Esto es lo que significa que el hombre es un animal social. No es otra cosa.
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