¿Nunca habéis tenido la sensación de encontraros en un sitio totalmente desconocido? Es terrible, y mucho más terrible si hasta unos minutos antes estabas rodeado de familiares, amigos, conocidos, gente maja en general que te hacían sentirte cómodo. Tan solo, muy ocasionalmente, te encontrabas con alguien que no tenía nada que ver contigo.
De repente, pasas a no reconocer a nadie. Todos son gente extraña, algunos, la mayoría, pesadísimos, insistentes, contando sus historias que maldito lo que te interesan. Otros te sueltan frases lapidarias, sentencias dictadas por quien se cree la mar de listo. También hay frases de autoayuda, de saludo al nuevo día o al feliz domingo que empieza, y otras de una simpleza extrema con un mensaje religioso que dan ganas de contestar, pero no lo haces por respeto. Un respeto a la estupidez, sí, pero respeto.
Pues en esto se ha convertido, al menos, yo lo noto así, Face Book. El noventa por ciento de lo que veo proviene de gente que no conozco. Gente aburrida y muy poco interesante. Algo falla en el algoritmo que rige todo y a todos nos gobierna.
No sé si os pasa a vosotros, pero yo echo de menos a los amigos con los que solía interactuar antes, muchos eran amigos virtuales a los que jamás había visto en persona, pero eran tipos estupendos con los que compartía muchas cosas, con los que me sentía identificado y, sobre todo, muy a gusto.
¿Qué ha sido de ellos? ¿Y de dónde ha venido la horda que los ha reemplazado? ¿Dónde me he metido?
Pues no lo sé, pero como esto siga así, me voy a salir.
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