Hoy me he
levantado metafórico y ya sabemos a donde me pueden conducir amaneceres así.
Por lo general, me mantienen durante todo el día a cierta distancia de la
realidad, no muy lejos, pero definitivamente despegado de ella. Digamos que me
muevo un metro o dos por encima de todo lo que sucede ahí abajo, en una trayectoria paralela sin llegar a converger en ningún momento. Me siento espectador, en
lugar de actor. Ahora, por ejemplo, estoy
pensando en las elecciones de mañana, y en vez de reflexionar sobre cada una de
las opciones (tampoco hay mucho que cavilar) o enfadarme (hay motivos) o
indignarme por ciertas propuestas, por las mentiras, las argumentaciones falsas,
los discursos, las repeticiones, los insultos… en fin, ya sabemos a lo que me
refiero, lo que hago en lugar de todo eso, es algo muy diferente. Contemplo
todo como una metáfora, pero no como una metáfora cualquiera, sino que recurro
al arte para representarla.
Veamos el
siguiente cuadro:
Se trata de un
óleo sobre tabla del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo, conocida por
diferentes títulos: La parábola de los
ciegos, El ciego guiando a otros ciegos, Ceguera, y también Ciegos de Nápoles. Lo llamemos como lo
llamemos, está claro lo que pasa: un grupo de cinco ciegos es guiado por otro
ciego, y al caer el primero en un pozo, el resto que lo sigue confiado, van
cayendo uno tras otro en el mismo pozo. El cuadro, pintado en el siglo XVI,
representa un versículo de Los Evangelios, refiriéndose a una parábola de
Jesucristo. Para los que quieran detalles más precisos, lo encontrarán en Mateo
15, versículo 14, y si no, os conformáis con mi versión que a grandes rasgos,
esto es lo que dijo el Maestro: “dejadlos, veréis qué risa, es un ciego que
sigue a otro ciego, y si el primero cae, el otro caerá en el mismo hoyo”.
El significado
de esta parábola está clarísimo, algo realmente extraordinario en Él, pues lo
normal es que te quedaras pensando, “¿qué habrá querido decir con eso de los
quince talentos de plata y la oveja perdida?” Aquí no hay interpretaciones
posibles.
Pues bien, este
cuadro es mi metáfora elegida para ver las elecciones del domingo. Creo que
además de metafórico me he levantado poco optimista, menos aún si tenemos en
cuenta que en mi versión, el primer ciego, el guía, puede ver perfectamente.
Por eso mismo, hay que andarse con mucho ojo.
Pero…, como no
soy de los que se conforman con la primera metáfora que me viene a las mientes,
os pongo este otro cuadro, parecido pero decididamente diferente:
Esta pintura es
anónima, forma parte de la colección de la pintura virreinal de Cuzco sobre el
Corpus Christi, y de la misma forma que el anterior cuadro tenía cuatro títulos,
éste no tiene ninguno, así que lo podemos llamar como se nos antoje. A mí se me
ocurre titularlo de la siguiente forma: “vamos a poner a estos panolis unas gafas bien oscuras
para que no vean ni mu”. Sí, el título es largo, pero como la metáfora es mía
la llamo como quiero. La pintura no necesita explicaciones, solo hay que ver las
expresiones de los que no llevan gafas.
Ya lo he dicho, hoy
no me he levantado muy optimista, no. Pero metafórico a tope.
¡Chapeau, elegante y explícito!
ResponderEliminargracias me alegra que te haya gustado
Eliminargracias Joaquín.Yo también estoy pesimista.
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