sábado, 9 de noviembre de 2019

Votar con buen ojo








Hoy me he levantado metafórico y ya sabemos a donde me pueden conducir amaneceres así. Por lo general, me mantienen durante todo el día a cierta distancia de la realidad, no muy lejos, pero definitivamente despegado de ella. Digamos que me muevo un metro o dos por encima de todo lo que sucede ahí abajo, en  una trayectoria paralela sin llegar a converger en ningún momento. Me siento espectador, en lugar de actor.  Ahora, por ejemplo, estoy pensando en las elecciones de mañana, y en vez de reflexionar sobre cada una de las opciones (tampoco hay mucho que cavilar) o enfadarme (hay motivos) o indignarme por ciertas propuestas, por las mentiras, las argumentaciones falsas, los discursos, las repeticiones, los insultos… en fin, ya sabemos a lo que me refiero, lo que hago en lugar de todo eso, es algo muy diferente. Contemplo todo como una metáfora, pero no como una metáfora cualquiera, sino que recurro al arte para representarla.

Veamos el siguiente cuadro:



Se trata de un óleo sobre tabla del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo, conocida por diferentes títulos: La parábola de los ciegos, El ciego guiando a otros ciegos, Ceguera, y también Ciegos de Nápoles. Lo llamemos como lo llamemos, está claro lo que pasa: un grupo de cinco ciegos es guiado por otro ciego, y al caer el primero en un pozo, el resto que lo sigue confiado, van cayendo uno tras otro en el mismo pozo. El cuadro, pintado en el siglo XVI, representa un versículo de Los Evangelios, refiriéndose a una parábola de Jesucristo. Para los que quieran detalles más precisos, lo encontrarán en Mateo 15, versículo 14, y si no, os conformáis con mi versión que a grandes rasgos, esto es lo que dijo el Maestro: “dejadlos, veréis qué risa, es un ciego que sigue a otro ciego, y si el primero cae, el otro caerá en el mismo hoyo”.

El significado de esta parábola está clarísimo, algo realmente extraordinario en Él, pues lo normal es que te quedaras pensando, “¿qué habrá querido decir con eso de los quince talentos de plata y la oveja perdida?” Aquí no hay interpretaciones posibles.

Pues bien, este cuadro es mi metáfora elegida para ver las elecciones del domingo. Creo que además de metafórico me he levantado poco optimista, menos aún si tenemos en cuenta que en mi versión, el primer ciego, el guía, puede ver perfectamente. Por eso mismo, hay que andarse con mucho ojo.

Pero…, como no soy de los que se conforman con la primera metáfora que me viene a las mientes, os pongo este otro cuadro, parecido pero decididamente diferente:



Esta pintura es anónima, forma parte de la colección de la pintura virreinal de Cuzco sobre el Corpus Christi, y de la misma forma que el anterior cuadro tenía cuatro títulos, éste no tiene ninguno, así que lo podemos llamar como se nos antoje. A mí se me ocurre titularlo de la siguiente forma: “vamos a poner a estos panolis unas gafas bien oscuras para que no vean ni mu”. Sí, el título es largo, pero como la metáfora es mía la llamo como quiero. La pintura no necesita explicaciones, solo hay que ver las expresiones de los que no llevan gafas.

Ya lo he dicho, hoy no me he levantado muy optimista, no. Pero metafórico a tope.








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