Después de las
últimas elecciones del 10 de noviembre, de momento, he tomado un par de decisiones importantes y
he llegado a una conclusión. Las dos decisiones no las voy a confesar, pero la
conclusión sí, y es ésta: tenemos unos políticos que son de patio de colegio.
Hagamos un
resumen sin dar nombres. No, qué coño, dando nombres.
Estamos a principios de curso y hay que elegir delegado de clase. Sale elegido Pedrín, un niño larguirucho sobre el que se dice que ha copiado en un examen, pero como en ese colegio casi todos copian, no tiene mayor importancia. Otro de los
niños, Albertito, el más tonto, hay que decirlo, dice que Pedrín es de una banda de facinerosos, “los de la banda” y que con él
no va ni a la vuelta de la esquina. Que no lo apoya, vamos. Su compañero de pupitre, Pablito, que está
intentando dejarse barba para hacerse el mayor, comparte la opinión de
Albertito y además añade que lo ha visto varias veces fumar con los malotes de
la clase, los que se quieren ir del cole, y que ni de coña. Entonces, Pedrín,
se siente solito y hace ojitos al progre de la clase, Pablito Coletas, pero
éste se le sube a la chepa y le pide a cambio de su apoyo todos sus juegos de
la game boy. Pedrín se ríe en su coleta, le da un pellizco delante de todos y
le dice que se vaya a la porra, que el balón es suyo y que no quiere jugar con
él. Total, la cosa se complica y en el recreo se lían a empujones, patadas, se
enfadan muchísimo y dicen que ya no se ajuntan.
Al cabo de siete
meses, Pedrín vuelve a ser elegido como delegado de la clase y de repente se da
cuenta de que ama a Pablito Coletas. El resto de los compis, los que le habían
dicho que no le iban a apoyar ni de coña, se ofenden muchísimo porque se ha
ajuntado con Pablito Coletas a la primera de cambio, sin decirles antes nada a ellos, y que eso ha
estado feo, feo. A Pedrín le importa un bledo lo que digan sus otros compis y
coge su balón y se va a jugar con su antiguo enemigo y ahora amiguito
inseparable, pero… les faltan niños para echar un partido. Entonces los malotes
de la clase le dicen que si les da la colección de cromos “regiones de España”,
que sí, que juegan con ellos.
Mientras
tanto, un grupito de niños repeinados, con sus lacostes y oliendo a colonia, se
juntan en el fondo del patio formando un grupito cada vez más numeroso.
A ver cómo acaba
el recreo, pero de momento, yo doy suspenso general a toda la clase. Suspenso general y orejas de burro.
si, jajaja, se quieren matricular por libre.
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