domingo, 16 de junio de 2019

El ataque de las metáforas








(continuación de Tarea pendiente)

Efectivamente, mis barruntos fueron acertados y ayer antes de que terminara el día, sufrí el ataque de otra metáfora, mejor dicho de varias, fue un ataque masivo. La primera fue al ir al súper. Tuve que salir a buscar un repelente para avispas porque el truco del limón con clavos y un casquete de cebolla volvió a demostrarme que no sirve para nada, y como se me estaba haciendo tarde cogí la moto. No viene al caso explicar lo de las avispas, así que no lo haré, pero necesitaba el repelente.

El camino de mi casa al súper, como todos los caminos que van a cualquier sitio, está plagado de rotondas. Cuando vas en moto, las rotondas son mucho más rotondas que cuando vas en coche, porque una vez que entras en ellas algo te impulsa a no ceder el paso a nadie aunque se cruce inopinadamente sin avisar. Naturalmente tienes que controlar el impulso y dejar que el invasor culmine su fechoría, preguntándote cómo es posible que un coche tan estupendo carezca de intermitentes. El caso es que yo, perro viejo, veo las intenciones de cualquier vehículo antes de que inicie una maniobra, y sé cuando un coche entra en una rotonda con la intención de no abandonarla tan fácilmente, sino que va a hacer el giro completo para salir por el mismo camino por el que ha entrado, es decir que lo que va a hacer es cambiar de sentido. Cuando esto ocurre con varios coches en varias rotondas, te preguntas  por qué todo el mundo quiere regresar por donde venía como si repentinamente se les hubiera olvidado algo de vital importancia y tuvieran que  volver a recogerlo. No es casualidad, hay una intención y yo supe verla con claridad: se trataba de una metáfora. Resulta obvio.

Luego, cuando entré en el súper, un cartel enorme que nunca había estado allí, anunciaba, mejor dicho, advertía:

NO SE ADMITEN DEVOLUCIONES

Eran dos metáforas contradictorias que me querían decir algo, la primera admitía la posibilidad de volver por el mismo camino, con un mensaje de segunda oportunidad, mientras que la segunda eliminaba esa opción. Procuré no pensar en ello y me centré en lo de las avispas. Entonces recibí el impacto de una nueva metáfora. Fue al coger una lata de tomate (ya que estaba allí...). De repente, algo que siempre permanece oculto y solo descubres después de dar mil vueltas a la lata, ese día saltaba a la vista. En letras claras, grandes y en un color que destacaba sobre el fondo, se podía leer sin problemas la fecha de caducidad. Más claro el agua, ¿no?

Insoportable, me sentía abatido, acosado por la evidencia de los mensajes que me mandaba el universo. El castigo por llevar seis años sin realizar mi tarea pendiente.

Luego la megafonía anunció que estaban cerrando y que ya no había tiempo para más compras. De nuevo me sentí sacudido por la claridad del mensaje. Decidí huir, salir corriendo de allí, aunque no hubiera cogido aún el repelente para avispas. Entonces, al pasar por delante de la pescadería leí:

                                          FILETES DE CABALLA LIMPIOS A 3€ EL KILO

Aún le estoy dando vueltas a lo que me quiere decir el destino con este nuevo mensaje que sin duda estaba ahí exclusivamente para mí.

Otra maldita metáfora, aunque en este caso su significado se me está resistiendo.







4 comentarios:

  1. Me has dejado impresionado Joaquín, ¡cuánta clarividencia en tu interpretación! Muchísimas gracias pues has corrido el velo de la ignorancia delante de mis ojos, y ahora lo veo claro. Sin duda se trata de lo que has dicho, pero además de agradecido estoy impresionado, ¿cómo sabes el nombre en latín de la caballa? Lo he consultado (perdóname la falta de fe que demuestra mi confesión) y efectivamente el scomber scombrus, de la familia de los escómbridos, es la mismísima caballa o verdel.
    Nunca hubiera adivinado el mensaje oculto de la metáfora sin tu científica ayuda. Gracias again.

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  2. ¿despúes de picar el azulejo o el anzuelejo? me pensaré lo de las grecas para mayor gloria de mi cocina, que no veo cómo eludir su inminente reforma. ;-))

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  3. ¿Caballas? Pero si está clarísimo: "Caballas de una puta vez a hacer lo que tienes pendiente, coño".

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  4. ¡Claro, ahora me acuerdo! la tarea que tenía pendiente era arreglar la cocina, todo encaja. Loadas sean las metáforas.

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