El niño hizo su gesto habitual antes de empezar a
escribir en su cuaderno escolar: pasó su manita varias veces por la superficie
del papel como si estuviera espantando moscas y a continuación, con la cabeza
inclinada sobre el hombro izquierdo, casi tocándolo con la oreja, comenzó con
una caligrafía redonda y ordenada a escribir un cuento. De vez en cuando se
paraba, miraba al techo con el lápiz en la boca, se rascaba una oreja y de
nuevo, como si hubiera saltado algún resorte oculto en el duodeno, se lanzaba a
escribir con inusitada velocidad, esta vez sin cuidar el trazo de cada letra
pues era más fuerte la necesidad de atrapar con palabras la idea que se le
acababa de ocurrir que la pulcritud en la escritura.
Al final, satisfecho, echaba su cuerpecito hacia
atrás y leía todo lo que había puesto en el cuaderno. Una oleada de felicidad
iluminaba su cara traviesa imaginando ser el protagonista de
la historia que se acababa de inventar.
Muchos años más tarde recordaría este momento y
sin darse cuenta repitió el mismo gesto inicial sobre el teclado del ordenador.
Se acordó de aquel niño y sintió su desaparición como si la afilada espada del
tiempo acabara de rebanarle la cabeza. Entonces miró hacia abajo y la vio
rodando a sus pies.
Es cierto que se suele dividir una vida por etapas, pero la verdad es que nunca la he percibido así. Algunos piensan que su yo niño no tienen nada que ver con su yo adulto, y no estoy de acuerdo. No distingo entre el que fui y el que soy. La única diferencia que encuentro entre ambos son un porrón de experiencias sobre mis hombros y la distancia en el tiempo. Por decirlo de otro modo, soy la misma persona con un pasado que me acompaña. Por eso creo que no dejamos nada atrás; todo son vivencias que vamos acumulando. Y también por eso, y sintiéndolo mucho, no puedo sentirme identificado con el protagonista del cuento. Eso sí, me ha encantado su prosa.
ResponderEliminarEs verdad que los cambios son determinantes e irreversibles pero yo creo que eso no impide que mantengamos una esencia unica a través de lis años que se adhieren a lo que fue en in principio como las capas de nacar en una ostra sin que ese principio se pierda.
ResponderEliminarGracias por tu complacencia con mi prosa. Te considero un buen critico asi que creeré que realmente tiene algo aprovechable.