Para terminar las vacaciones, cine de
verano, y como las vacaciones siempre duran muy poco, la película que os pongo
es un corto.
DURACIÓN:
1 MINUTO
PERSONAJES:
UN HUEVO
PANTALLA
EN NEGRO.
VOZ(OFF):
Es cierto eso que dicen, de que en el último minuto se repite toda tu vida en
imágenes.
LENTAMENTE
ABRE CÁMARA CON UN HUEVO EN UN CAZO CON AGUA HIRVIENDO.
VOZ DEL
HUEVO (OFF): Me acuerdo de mis hermanos; los seis éramos gemelos. ¡Menuda media
docena de huevos llegamos a ser! ¡Extragordos! Y ya ves, para luego acabar en
este infierno.
Claro,
que peor fue lo de Emilio, el mediano. Un día, cuando amaneció nos lo
encontramos frito. ¡Pobrecillo, terminar así, con lo flamenco que era! Otro
murió estrellado...¡Con beicon, qué horror! Entonces pensé: como se lleven a
otro, me voy a quedar sólo con un par de huevos, y así fue.
Con lo
felices que éramos cuando estábamos juntos, pero no revueltos, claro. Un día oí
que decían:¿te hago la tortilla con uno o dos huevos? (PAUSA) Ese día me quedé
solo. Y me acordé de mi madre que siempre me decía: “las cosas claras: o
empollas mucho de pequeño, o nunca volarás muy lejos”. ¡Qué razón tenía!
Ahora
que estoy al final de mi vida, creo que nunca le ha importado a nadie un huevo.
CON LOS
PLANOS DEL HUEVO DENTRO DEL CAZO, PODEMOS ALTERNAR FLASH BACK DE LA VIDA DEL
HUEVO.
F I N
P.S. La
semana que viene empezamos de nuevo el curso bloguero para compartir las
habituales cosas inútiles a las que lamentablemente todos nos estamos
acostumbrando.
JAJAJA
ResponderEliminar¡Vaya huevos que le echas!
extragordos, ya lo dice. ;-)))
Eliminartendria que haber tenido de duracio TRES minutos ;-) Ademas me hubiera reido el triple
ResponderEliminares verdad, huevos a los tres minutos. Lo dejo para el remake. Gracias
EliminarEl final lo he encontrado un poco crudo. Igual dejándolo cocer unos minutos más...
ResponderEliminarY espero que ningún huevo haya sufrido daños rodando este cortometraje, porque se te puede echar encima la iglesia al destruir seres engendrados.
Saludos.
y no solo por destruir seres engendrados, también por enseñar los huevos, algo que la Iglesia nunca ha visto con buenos ojos. Tocarlos sí, mostrarlos no.
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