Nadie lee la letra pequeña. Al menos, yo nunca leo la
letra pequeña, incluso en según qué cosas tampoco la letra gorda. Y así me va,
claro. Jamás he sentido ningún interés en saber, por ejemplo, qué pone
exactamente en las pólizas de seguros, pues doy por hecho que cumplirán tal
como me lo contaron de palabra, cuando sea necesario decir: ¡eh, un momento que
yo tengo seguro! Es una prueba de confianza temeraria, pensarán algunos, y se
equivocarán, pues de confianza nada; estoy convencido de que te puedes fiar de
una compañía de seguros tanto como de un tesorero del PP, pero puede más la
vaguería y comodidad que el miedo a ser timado. Tengo siete pólizas de seguro y
no he echado ni un vistazo a ninguna de ellas, es más, estoy convencido de que
todo lo que pone, independientemente del tamaño de la letra, son frases
escritas sin sentido, probablemente en búlgaro.
Las personas tenemos todas una letra pequeña que
nadie lee. Mejor, pues así podemos presumir de tener amigos incondicionales, y
parejas que jamás nos van a engañar. Esos amigos incondicionales, en su letra
pequeña pone en qué condiciones dejarán de ser incondicionales, y nos
llevaríamos un gran disgusto conocer el número de casos en que nos darían la
espalda alegando una cláusula ininteligible que además de estar escrita con
letra de hormiga, carece de sentido.
En cuanto a las parejas… caramba, pero si en muchos casos todo está
escrito en letra gorda, bien gorda y preferimos mirar hacia otro lado; como para
sentirnos tentados de leer lo que está en letra pequeña. Eso sí que nadie lo
hace, al menos, a tiempo para evitar la catástrofe.
Por supuesto, también hay casos en que esa letra
pequeña apenas existe, o comprende tan solo un par de puntos sin demasiada
importancia. Esas personas son maravillosas, claro. Pero en el otro extremo, y
ahí es adonde quiero llegar, están las que tras grandes declaraciones escritas
en cuerpo 64, y en mayúsculas, ocultan un sinfín de cláusulas derogatorias.
Fijaos por ejemplo en Mariano Rajoy: ganó por mayoría absoluta, ¿por qué?, porque
nadie de los que le votaron se preocupó en leer su letra pequeña. ¿Y qué me decís de Gallardón? Todo el
mundo pensaba que representaba la modernidad dentro de la vetustez alcanforada,
la luz en la caverna, y fijaos, fijaos todo lo que pone en su letra pequeña. Da
miedo.
¡Genial!
ResponderEliminarA ver si después de este batacazo la gente se pone a leer. Pero no solo las letras pequeñas y las grandes. También un poquito de historia y de teoría política, nada complicado, lo suficiente, unas cuantas páginas, lo suficiente para entender lo que significan los términos más elementales, cuales son las intenciones de las diferentes ideologías. Poco más.
Más que nada para empezar a dejar de votar por la foto. Que luego no tenemos a quién echar la culpa: nos hemos metido nosotros solitos en esto, no nos ha empujado nadie.
totalmente de acuerdo Molina de Tirso. Se debería leer más, leer a lo grande, para enterarse a lo grande y no quedar como un enano mental. Como dice César, si te enteras, eres fuerte, si no sabes, eres débil. Esperemos que la siguiente reforma de la educación fomente los hábitos de lectura, porque me temo que la que ahora está atascada no lo tiene muy presente.
EliminarIba a leer tu entrada, pero la letra es demasiado pequeña... Es broma, sí que lo he leído. Sólo un apunte: Marianito no tiene letra pequeña: tiene letra cambiante. De hecho, se le podría aplicar la famosa frase de Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si no le gustan (al sector financiero o a los obispos), tengo otros". ¿Qué más dará haber leido o no el programa del PP, si el PP se pasa su programa por el forro?
ResponderEliminarDe todas formas, creo que los españoles nos lo merecemos (como pueblo, no individualmente, claro). Nos merecemos a Rajoy y todo lo que está pasando, pero no por no leer la letra pequeña, sino por no leer la letra gorda. Molina de Tirso tiene razón: no se puede ir por la vida con la ignorancia por bandera. Si la información es poder, la desinformación es debilidad.
agree again, mon ami.
EliminarDa miedo y hasta escalofrios!
ResponderEliminarQue bien haber llegado a esta tertulia, mas inteligente y motivante que perezosa!