miércoles, 7 de septiembre de 2022

¿Ése era yo?



Yo, como muchísima gente, tengo una libreta donde voy apuntando lo que se me ocurre en momentos de lucidez con la esperanza de que me sirva para algo en momentos de oscuridad. He dicho que tengo una libreta, pero es mentira, tengo muchas repartidas por lugares estratégicos en los que supuestamente me puede llegar la idea que merezca ser conservada. Tengo libretas de la misma forma que  la gente del campo tiene aljibes, donde almacenan el agua de la lluvia para regar los tomates los días de sequía. O, como aparece en Los viajes de Gulliver, "Durante ocho años se había ocupado de extraer rayos solares de los pepinos, rayos que debían ser metidos en frascos cerrados herméticamente, para ser puestos en libertad y calentar el aire en los veranos crudos e inclementes."

Apunto afanosamente cada idea, expresión, pensamiento, reflexión, incluso diálogos para posibles situaciones divertidas, aunque jamás hago uso de tanto material almacenado. En primer lugar, porque tener mucha información sin clasificar es como no tener nada, y luego, porque en los momentos de apagón me conformo con mi ceguera, esperando que sea pasajera, y ni me muevo.

Pero están ahí, esas libretas están ahí aunque yo trate de ignorarlas. Algunas llevan acumulando frases e ideas desde hace muchos años, las tengo desde mi más tierna madurez. A veces, muy pocas, me miran y entonces, conmovido por su intento de llamar la atención, me da por leer lo que hay en sus paginas, ¿y qué me encuentro? Pues de todo, la verdad. Ideas buenas, menos buenas y malas, lo normal, pero... también aparecen cosas inquietantes, reflexiones que no sé cuándo las he escrito, en qué circunstancias, pero que tienen algo perturbador. 

La razón del desasosiego es que me resultan ajenas, como si las hubiera escrito otra persona que no soy yo. Pero están escritas con mi letra y aparecen en una libreta mía, no hay duda de la autoría.

Son ideas sobre variados asuntos, quizá inmigración, relaciones de pareja, la familia, la amistad... hay de todo, podríamos decir que se trata de mi filosofía privada, y ojo, no es que ponga cosas muy diferentes a lo que opino en la actualidad, básicamente es lo mismo, pero... con diferente matiz. 

Nadie es constante. Somos los mismos que éramos, sólo hasta cierto punto. Somos iguales pero... con diferente matiz. 

La pregunta es, ¿cuál de nosotros es mejor? ¿El de hace quince años o el actual?

Ni idea.


Leoncio López Álvarez

2 comentarios:

  1. Somos una evolución de nosotros mismos, lo que no se sabe si es para mal o para peor... 🤷

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