sábado, 10 de septiembre de 2022

Por ahí mismo.




Hay personas que, en el gimnasio, después de usarlas, dejan las mancuernas  en el suelo sin volver a colocarlas en su sitio. Hay quién deja las botellas fuera del igloo de reciclaje, esperando que el siguiente que llegue, las meta por él (supongo). Son los mismos que dejan pilas de cartón fuera del contenedor que está al lado. 

En los restaurantes puedes encontrar personas que gritan, se ríen de forma excesiva y molesta, o dejan a sus hijos que correteen entre las mesas chillando sin parar. Hay quien habla en voz excesivamente alta por teléfono y está sentado a tu lado.

Algunos conductores se pegan detrás de mí sin guardar la distancia mínima y otros, al llegar a una rotonda y tienen que ceder el paso, apuran sin detener el coche hasta casi rozarme. Los hay que circulan en sentido contrario dentro de un parking, como si eso estuviera recomendado.

Hay quién no devuelve el saludo en el ascensor, quien tira papeles al suelo en los bares (y en la calle) y quien se deja la puerta abierta al salir, que estaba cerrada y bien cerrada cuando entraron. Hay quien trata de colarse en las colas y quien se jacta de sus apaños para no pagar a Hacienda. Es decir, para engañarnos a todos, incluido el que le ríe la gracia.

Hay quien tarda de forma premeditada en salir de su plaza de aparcamiento cuando observa que otro coche está esperando para ocupar su lugar y quien se pone a charlar de sus cosas con el farmacéutico, cuando hay una cola considerable esperando ser atendidos. Hay quien se salta un stop y te mira desafiante cuando le afeas su conducta (tocando el claxon, por ejemplo). Algunos te insultan cuando los regañas por contestar un whatsapp mientras conducen. Hay quien recurre las multas de tráfico aún sabiendo que la multa es merecida. 

También hay asesinos a sueldo, mafiosos, ladrones, timadores, embaucadores, piratas, golfos apandadores, corruptos, carotas, demonios, estafadores (PAUSA DRAMÁTICA QUE APROVECHO PARA TOMAR AIRE)... Bueno, pues ninguno de estos individuos anteriormente citados es merecedor de torturas mayores que los que llaman de parte de Endesa, generalmente a la hora de comer, para hacernos una oferta imposible de rechazar, y cuando se les explica, educadamente, que no interesa, sin decir muchas gracias por el tiempo dedicado,  o que tenga usted buena tarde, ¡VAN Y TE CUELGAN!

Yo si los colgaba, y no voy a decir por dónde.


Leoncio López Álvarez

2 comentarios:

  1. Has hecho una lista perfecta de toda esa gente repugnante que deambula por el mundo, y digo deambula porque no tienen alma.

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    1. tienes toda la razón. Magistral empleo del idioma. Un besazo Pilar, qué ilu verte por aquí

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