domingo, 12 de septiembre de 2021

Silencios que lo dicen todo


 


Las relaciones entre las personas son como las plantas. "Como" sin acento, no me refiero a que según cómo las plantes, así saldrán, aunque también, sino que guardan muchas similitudes con las plantas. 

Algunas dan frutos, dulces, amargos, agrios, podridos... o no dar nada, ni sombra, que ya es cicatería. Las hay que requieren más cuidados, delicadas que son, otras aguantan aunque azoten vendavales; las hay  comestibles y también carnívoras. Las hay aburridas, como musgos, aunque más aburridas son las setas a pesar de que las setas no son plantas. En realidad la setas no son ni plantas ni nada, son... setas. En algún sitio leí que las setas son la parte visible de los hongos, pero entonces ¿qué son los hongos que se ven a simple vista? Un lío. Hay hongos que ocupan territorios extensísimos, hasta 15 hectáreas y vivir mil años. Otros son unicelulares y a la semana ya han palmado, sino antes, así son las levaduras. Y las relaciones humanas.

Me estoy yendo por las ramas porque realmente quería hablar del silencio, exactamente del silencio que se produce en las parejas. A medida que la pareja cumple años, NO LOS EMPAREJADOS: LA PAREJA, el silencio va ocupando cada vez más espacio en su relación. Esto no es malo en modo alguno, el silencio tiene un valor idéntico a los no silencios y si no mira la música. También se aprecia el valor de los silencios en la oratoria, quién los maneja con soltura es más convincente. Las pausas dramáticas son esenciales para decir más de lo que estás diciendo. 

Miremos un queso gruyere, ¿qué vemos? Un queso estupendo gracias a sus silencios que lo hacen perfecto. Esos agujeros característicos, ojos los llaman, que no son otra cosa que silencios en su composición, aportan textura, facilitan la masticación, el bocado entra generoso pero parte es aire con lo que se produce una reacción química que estimula las papilas gustativas hasta el punto de hacernos pensar que nos estamos comiendo un queso estupendo. Porque admitámoslo, si no tuviera esos agujeros, el gruyere sería del montón, no como el emmental que lo es a pesar de que también tiene agujeros.

Dejemos a los quesos y volvamos a las personas. El silencio en una pareja que ya no tiene que estar pendiente de decir nada, lo cual es un alivio, es delicado asunto sobre el que conviene ser diestro, más aún, maestro. De esa habilidad depende que estar juntos sea una gloria o una incomodidad. El silencio en las parejas es una enorme responsabilidad que afecta a los dos pues la felicidad depende de que esos momentos de aparente vacío fluyan con elegancia y estimulen el amor escondido. 

Hablar es cansado, el silencio relaja; hablar es el precio que hay que pagar para llegar al sexo, el silencio es una casta forma de floración del amor.

Por si no ha quedado claro, soy partidario de estar calladito. 

Es imposible arrepentirse de lo que nunca has dicho, como ejemplo de las ventajas del silencio, y como ejemplo aún mejor, el silencio en los necios los hacen pasar por sabios.

Lo que no entiendo es a qué venía lo de las plantas.



Leoncio López Álvarez

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