Pronto, creo que dentro de dos semanas o así, saldrá
a la venta El viaje del neandertal,
mi última novela, aquella que presenté a un concurso y que no ganó, pero que
alguien dentro de la editorial
pensó que merecía la pena darle una oportunidad. Así que este verano un
señor muy amable me llamó para darme a elegir entre arrojarla a la papelera o
hacer una edición corta para ver cómo funcionaba. Las papeleras, aún
gustándome, considero que son superables por una edición corta, así que mostré
mi conformidad y en este punto estamos.
El otro día recibí una caja con 19 ejemplares que me
ha mandado la editorial, según es costumbre. Por un momento temí que la edición
corta iba a consistir exclusivamente
en esos 19 ejemplares, pero luego me aclararon por teléfono que en modo alguno,
de modo que respiré aliviado. Tan solo me quedé con una pregunta rondándome en
la cabeza sin que aún haya encontrado respuesta: ¿por qué exactamente 19
ejemplares? 19 es el octavo número primo, su raíz es 1, y de ahí no he pasado
en mis intentos por encontrar mensajes ocultos. En cualquier caso me gusta 19.
Todo esto lo cuento por dos motivos, el primero es
para decir que dentro de poco todo el mundo podrá acudir con sus sacos de
dormir a esperar a que abran las puertas de La Casa del Libro, pues insisto en
que la edición es corta. El segundo
motivo es porque me sirve como justificación para hablar del título de este
artiblog.
La
costumbre de dedicar un libro a alguien es una costumbre realmente
bonita que viene de lejos. Cuando dedicamos un libro, no solo agradecemos la
intención de leerlo, también estamos dedicando muchas horas de trabajo y
esfuerzo, momentos de incertidumbre en los que ver la siguiente página escrita
era una posibilidad pero no la única, también estamos dedicando ilusión por
superarlos, y otra serie de cosas todas predecibles y me temo que aburridas.
Vale, pero por las mismas razones también se podrían dedicar otras actividades
en las que sin embargo no es costumbre, y esto es lo que no me parece bien. ¿Por
qué no dedicar una operación a corazón abierto a la madre del cirujano, sin
cuyo apoyo no habría sido posible su realización, por ejemplo? Un carpintero
podría, y debería, dedicar el ensamblaje y barnizado de dos calzadoras para
dormitorio, un cocinero unas manitas de cerdo rellenas de foie con pasas… todo
el mundo debería hacer dedicatorias de lo que hace, no solo los escritores. Es
una costumbre bonita que hay que extender
y mantener para cualquier actividad de la que uno se sienta orgulloso de
haber realizado.
Pero vamos, que lo importante es lo de la aparición
de mi otro libro. No sé si habrá presentación como en los anteriores, pero si
no la hay, adelanto que El viaje del
neandertal está dedicado a cada uno de los lectores que tenga. Con todo mi cariño.
yo lo quiero avisa cuando esté
ResponderEliminargracias, avisaré sabiendo que ya cuento con un lector ;-))
EliminarYa que hablas de que cualquier actividad manual, no sólo la escritura, merece de dedicatorias quiero aprovechar estas líneas para dedicar, como en los buenos, añejos tiempos que no nos son ajenos, la última manualidad, manola, que me hice a mi querida amiga Patty, que me inspiró ese sublime, aunque efímero, instante de placer.
ResponderEliminarVa por ella y por todas las demás a las que he dedicado esos íntimos trabajos
Llego el 1 diciembre, y ya sabes que soy muy partidario tuyo y de tus dedicatorias para mis allegados, así que ya me dirás dónde tengo que hacer cola o pídeme la vez
me alegro que mis palabras no hayan caído en tierra baldía y al menos tú, hayas tenido el detalle de dedicar aquello que con tanto cariño sale de ti.
EliminarQueda apuntada la fecha de tu regreso que esperamos ansiosos, que somos unos ansiosos. Abrazote.
Pero... ¿las dedicatorias no van dirigidas al usufructuario de la obra? Porque lo otro son agradecimientos, ¿no? ¿O me he liado? Ahora no sé.
ResponderEliminarDe todas formas, en el caso del Doctor podría poner "dedico esta operación a fulanito, que tan quieto estuvo en el quirófano a pesar de la poca anestesia que le suministramos. Por que puedas aprovechar esta enorme cicatriz en el pecho para hacerte el héroe y ligar mucho, en esta, tu segunda oportunidad. Y vigila la sal, el azúcar y de quién te enamoras, no vaya a ser que se te vuelva a romper el corazón". Eso sí, escrito en el informe médico y no sobre la piel, claro.
No sigo con el resto de profesiones que has puesto de ejemplo por no hacerme cansino.
Y sobre los diecinueve ejemplares está clarísimo... es porque... porque... ehh... No, no existe explicación alguna.
P.D. Me alegra poder encontrar tu nueva novela en un sitio tan accesible como La Casa del Libro, porque la odisea que sufrí para conseguir la anterior es para dedicarle una entrada aparte.
La dedicatoria de la operación de corazón la veo perfecta, Mazcota.
EliminarEn cuanto al trabajo que te costó hacerte con un ejemplar de La tabla de Prim, lo siento y espero que te compensara su lectura las penurias pasadas, pero sobre todo te lo agradezco. En este caso si tienes problemas, dímelo que me van a oír.
¿Cómo que "El viaje del neandertal está dedicado a cada uno de los lectores que tenga"? ¡Y una mierda! ¡Está dedicado a mí! ¿Queda claro? ¡A mí!
ResponderEliminarjajajaj, bueno sí, pero esa es otra dedicatoria, es diferente, verás... no es lo mismo. La que está en letra impresa formando parte indisoluble del mismo libro sale del corazón, las otras son simples aventuras, ya sabes... son de mentira, de una tarde tonta, la que cuenta es esa, la tuya. Te lo prometo.
EliminarEstoy seguro de que será un éxito. Un abrazo Tito.
ResponderEliminargracias compañero del metal. La que estamos preparando esa sí que va a ser exitazo total.
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