lunes, 24 de noviembre de 2014

Perdón








Últimamente cada vez que pongo las noticias veo a alguien pidiendo perdón, generalmente un político. De repente, en este país, los chorizos y sus amparadores han dejado paso a los penitentes en las cabeceras de las noticias.
Podíamos organizar partidos de fútbol la mar de vistosos: chorizos contra penitentes. La recaudación obtenida serviría para ayudar a las personas desahuciadas por culpa de un sistema legal que permite la existencia de prestamistas particulares con intereses de usura. Unas leyes que dan por bueno que se acepte como aval (de un préstamo al 25% de interés) la vivienda habitual, lo cual es una barbaridad, más si se trata de la vivienda habitual de una anciana; es el caso de Carmen Martínez Ayuso. Sin embargo ese mismo sistema para dejar clara su eficacia como garante del cumplimiento de las leyes, castiga al bombero que se negó a colaborar en el desahucio de la anciana Aurelia Rey, en la Coruña. El bombero, entre otras cosas, ha tenido que pagar una multa de 600 € más las costas del juicio.
Pero volvamos a los pedidores de perdón. Ayer, el último arrepentimiento que se ha dado por la tele, venía además escenificado de maravilla; todos vimos nada menos que al arzobispo de Granada, monseñor Francisco Javier Martínez, tirado en el suelo cuan largo era, sin levantar la cabeza en señal de sincera contrición, acompañado de otros atormentados por el dolor del pecado. Quién iba a decir que veríamos algo así. Hoy, además, el juez encargado de investigar el caso ha ordenado la detención de los curas pederastas. Bravo. Los tiempos de solucionar el problema simplemente trasladando a los implicados a otro internado o a otra parroquia han terminado. Todo gracias a que por fin hay un papa que se toma en serio el problema de la pederastia amparada tras los hábitos y comprende que además de un pecado es un delito. Ya ha tomado medidas y entre otras actuaciones ha ordenado el arresto domiciliario, ejecutado por la gendarmería vaticana, de un exarzobispo al que ya había expulsado del sacerdocio por abusos a menores. Además, dentro de su cruzada contra la pederastia ha dictado que los religiosos que vayan a trabajar con niños, además de estar en paz con dios, han de tener un pasado legal y psiquiátrico intachable. Vuelvo a decir: por fin. ¿Era tan difícil?
Hasta ahora, parecía que se siguiera aplicando la costumbre que había en el inicio del cristianismo, según la cual,  en los ritos de consagración de un nuevo obispo se le pasaba por los cabellos un peine ritual capaz de eliminar los malos pensamientos y los demonios. Era la única manera de garantizar que la cabeza del nuevo purpurado no iba a albergar impurezas.

                                      


En España, ya por dar más datos inútiles, su uso fue aprobado en el IV Concilio de Toledo. Para que luego haya quien diga que la Iglesia no evoluciona.






6 comentarios:

  1. Por cierto, hay que felicitar al Rayo Vallecano por su iniciativa de hacerse cargo del alquiler del piso donde irá a vivir la desahuciada.
    Ana Botella también ha dicho que el ayuntamiento se haría cargo, pero hasta la fecha, según tengo entendido, nadie del ayuntamiento se ha puesto en contacto con la señora.

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  2. por cierto, la foto que aparece, del peine ritual para eliminar demonios de las cabezas obispales, está en el museo Lázaro Galdiano de Madrid y su historia es curiosísima, ¿no?. Representa a Sansón dominando a un León: la fuerza que es necesaria para dominar la tentación del pecado.

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  3. O el hombre dominando otras especies. Objetivo para el cual fue creado en realidad el peine anti piojos en cuestión...

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    1. No, a pesar de su aspecto no es un peine antipiojos, a no ser que consideremos a los demonios como piojos, que podría ser. Es un tipo de peines rituales sobre los que no hay ninguna duda de su finalidad. Normalmente estaban hechos en marfil. Los peines antipiojos, bien es cierto, tienen idéntica apariencia.
      La operación de peinado era realizada por un diacono.
      En realidad la existencia de peines cargados de sentido simbólico se remonta al antiguo Egipto, persistentes en el ámbito copto, y más tarde transferidos a Grecia, Bizancio y Europa Occidental.

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  4. Pues este último dato, quizás por su apariencia inútil, es el que más revelador me ha parecido. Demuestra que las instituciones llevan mucho, muchísimo tiempo, debatiendo y aprobando auténticas gilipolleces. Parece que es una tradición difícil de erradicar.

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    1. Pues sí, así es. Siempre nos ha tirado mucho lo de la gilipollez.

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