El fútbol es un deporte que a mí, por lo menos, me
tiene fascinado. Fascinado en el sentido de dejarme estupefacto, que no lo
entiendo, vamos. No entiendo su adicción social. Todas las semanas, hay dos o
tres días en que la totalidad de las emisoras de radio (en España, al menos)
están dedicadas a transmitir partidos de fútbol, que en el 98% de los casos,
ignoro qué equipos juegan. Esta invasión exagerada tiene el efecto, en mi caso,
de resultarme, por abusiva intromisión, un deporte insoportable. Y es una pena,
porque no lo es. Es un deporte que en el caso de tener una preferencia clara
para que gane uno de los dos contendientes, puede resultar muy excitante. Yo he
mirado este invierno, creo que unos tres partidos, que me han mantenido atrapado
en el sillón, sufriendo y disfrutando, según el pelotón estuviera en un bando o
en otro, y lo he pasado en grande, como cualquier otro aficionado, supongo. Es
decir, que el fútbol en si, está bien, lo que no está bien es su abuso. Y ahora
viene una temporada de no parar, y la temo.
Ya hay tres himnos oficiales del mundial (lo cual
tiene la ventaja de repartir el hastío), espacios diarios para hablar de lo que
está pasando en Brasil, anuncios con el mundial de protagonista, promociones,
ofertas de televisiones, camisetas y advertencias de que comprar la que no es
oficial, es delito también para el comprador (manda pelotas, y yo qué sé si me
están vendiendo la buena), y por supuesto, polémicas. Parece que el pueblo
brasileño no tiene muy claro eso de gastarse una animalada de dinero en
estadios, infraestructuras despejadas y trenes, y pide que se atiendan antes
otras necesidades más acuciantes. Para evitar que las protestas vayan más
lejos, las calles de las ciudades donde se celebran los encuentros están tomadas
por la policía. No quiero ni pensar, qué puede pasar si la selección brasileña
es eliminada en la primera fase. Entonces, ya no habrá nada que detenga a los
que no aceptan los fastos, pues ni siquiera podrán disfrutar de la emoción de
ver a su país metiendo goles.
Aquí, tenemos nuestra particular guerra con las
primas que se van a llevar los jugadores por participar. Según vayan pasando de
fase, van cobrando más pasta (la primera son 60.000 € y la victoria final, 720.000€).
Es una barbaridad, y esta es otra
de las particularidades del fútbol que me tiene fascinado: el dinero que ganan,
y el dinero que deben. Por lo visto no hay club en España que tenga sus cuentas
en paz con hacienda, y los que más dinero deben (mucho), son los que más dinero
reparten a sus jugadores. Tampoco entiendo que se les permita seguir debiendo tanta
pasta a las arcas públicas mientras se pagan esas primas y esos fichajes.
Ignoro si eso también sucede en otros países.
El fútbol es capaz de unir a los pueblos, y los une
tanto que hasta puede conseguir que renuncien a su independencia (cualquier
adicció n esclaviza, queridos
niños). Según he leído, la noticia de que el Barsa dejara de jugar en la liga
española, en caso de la independencia de Cataluña, junto a que Francia ha dicho
que no va a aceptar que juegue en la suya, ha creado más desafectos a las
ridículas pretensiones de Mas que cualquier razonamiento bien argumentado. Lo
que la razón y el sentido común, no pueden conseguir, la perspectiva de
quedarse sin el “clásico” arrasa.
Sí, el fútbol me tiene fascinado.
Por cierto, si queréis que parte de las primas de los
jugadores vayan a parar a comedores escolares, en caso de que ganen, podéis
intentarlo firmando AQUÏ.
A mi tampoco me gusta el futbol. Curiosamente este año he visto el mismo numero de partidos que tu, esos tres que dices, y hasta seguro que son los mismos. Ayer empezaron a jugarse los partidos del mundial y segun he oido y visto (leido no, pues en el fondo me trae sin cuidado), el partido fue un regalo del arbitro que es japones a la seleccion brasileña lo que indica que hay un acuerdo en mantener a Brasil "vivo" todo el tiempo que sea posible.
ResponderEliminara ver si vas a ser también del atleti... :-))
EliminarTotalmente de acuerdo. El entorno que rodea al fútbol se ha convertido en todo un despropósito.
ResponderEliminarDesde siempre he practicado este deporte y he sido un gran seguidor. Y digo he sido porque, por todo esto que comentas y algunas razones más personales, cada día estoy menos interesado.
Es cierto que con cada gran torneo futbolístico florecen multitud de anuncios que aprovechan la imagen del evento para promocionarse. Y yo me pregunto, ¿no es contraproducente saturar al espectador con el mismo perfil de anuncio? Es que me da la impresión de estar viendo imágenes de jugadas y futbolistas famosos y muchas veces no me entero de qué anunciante se trata. Aunque igual soy yo, que me colapso con facilidad.
También me parecen disparatados los sueldos y, sobre todo, los traspasos entre clubs. Que varios magnates se interesen en regentar clubs, personalmente, me hace sospechar de blanqueo de dinero o alguna argucia parecida. Y puede que se escuden en esa clase de inmunidad fiscal que tienen esos clubs. O puede que yo sea muy mal pensado, no sé.
Por otra parte, y sin saber dónde lo has leído, eso de que la posibilidad de acabar con el clásico ponga en vereda a independentistas me parece una soberana tontería. Es más, como catalán que está más o menos al tanto de lo que sucede por aquí, lo más probable es que este tipo de artículos creen más desapego.
Siguiendo con el paralelismo de una relación, hay catalanes que se sienten maltratados y justamente lo que has descrito es la clase de ninguneo que muchos denuncian. Es como si en una relación de pareja una mujer se cansa de los menosprecios de su hombre y quiere separarse porque no se siente valorada. Entonces va el hombre y, en lugar de intentar arreglar las cosas comprensivamente, le dice que donde va a ir si nadie la quiere y no va a encontrar a otro como él. Vergonzoso. Y lo más triste es que la prensa no para de alimentar ese sentimiento.
Pero no me quiero desviar del tema deportivo y, aprovechando que ya estoy encendido y acabo de mencionar a la prensa, me gustaría comentar algo sobre el bochornoso trabajo periodístico. Y, para muestra, sólo hay que leer la portada que encabeza hoy el diario de mayor tirada nacional: ARREGLAD ESTO. ¿Acaso se refieren al fútbol? ¿Al país? ¿Al propio diario? Vamos, no me jodas. ¿Esto qué es, un titular informativo o una rabieta de un niño de diez años? ¿Cinco años de carrera (supongo, porque la verdad es que no tengo ni idea) estudiando periodismo y la frase más recurrente es esa? Patético.
Ojalá este fuera un país de pandereta, porque, sinceramente, no creo que en estos momentos llegue a ese honorable nivel.
El ARREGLAD ESTO forma parte del conocido "hemos ganado" frente al "estos mataos han vuelto a palmar". Quiero decir que ese titular, de haber sido otro el resultado, habría sido GANAMOS COMO LOS CAMPEONES QUE SOMOS, o algo por el estilo.
ResponderEliminarEn cuanto a lo que dices, de la relación fútbol-política, la verdad es que no sé donde lo leí, pues desde que no compro ningún periódico, procuro leer, o al menos mirar, todos los que puedo, algunos, que en el kiosco, ni me acercaría a ellos.
En cualquier caso, no era mi intención ningunear a Cataluña, puedo asegurarte.
Y sí, son los cinco años peor aprovechados que conozco. Ahora me refiero al tiempo que pasa un periodista formándose para serlo. Y los periodistas deportivos son además los peores, al menos los que yo tengo la desgracia de escuchar en la radio (a veces, tardo algunos segundos más de la cuenta en cambiar de emisora cuando aparecen). He escuchado ya a varios que hablan con el "ejque" y ahí siguen... Ejque, son unos profesionales de la palabra.
No te quejarás, amigo mío: se acabó er futbor para España... por ahora, claro.
ResponderEliminarPues sí. Hasta que empiecen de nuevo con cada uno de los diferentes frentes que se abren al final del verano. Pero el alivio dura poco.
EliminarPor cierto, el partido de ayer, lo vi a medias, y he de decir que lo vi a medias porque no consiguió engancharme. ¿Es cosa mía o fue tirando a aburridillo? Le faltaba garra, que es lo que decimos los que no tenemos ni idea y nada más nos mueve a ver un partido entero si notamos "algo". Pues eso, ayer, yo no noté ese "algo".