Hace tiempo escribí un artiblog en el que mostraba mi
sorpresa ante el hecho de que diseños tan definitivamente malos, como la tetera
de acero inoxidable omnipresente en bares y restaurantes, tuviera un éxito
abrumador, tanto que aún se siguen encontrando modelos de reciente factura.
Pues bien, de la misma manera, y en sentido contrario, hay objetos que eran,
aparentemente, la mar de prácticos y justamente apreciados, y sin embargo han
desaparecido de la circulación para siempre. Además, han desaparecido del
planeta sin que otro objeto los haya sustituido haciendo lo mismo pero mejor,
que es lo que habitualmente pasa. Nada, de repente hay aparatos que llegan a
una vía muerta y ahí se quedan, sin continuidad y sin tener la oportunidad de
evolucionar a un modelo que elimine los fallitos que pudieran tener los
anteriores. Son neandertales tecnológicos, eliminados sin piedad por sus
competidores, o quizá extinguidos porque nunca fueron lo que se dice
necesarios. Por ejemplo, ¿qué pasó con los videotapes? ¿Ya nadie está
interesado en grabar los documentales de leones de la dos, o el ciclo de cine
negro que ya no ponen en ningún sitio? Sí, claro, si tienes canal plus, puedes
grabar en el disco duro lo que quieras, pero es que antes, TODO el mundo tenía
vídeo, y todo el mundo tenía alguna colección de películas o documentales o las
actuaciones de Martes y Trece, en la boiserie. Ahora ya no queda ni la
boiserie, lo cual es muy de agradecer, eso sí.
Esto solo puede significar dos cosas: o bien antes
estábamos todos atontados por algo inútil, o bien ahora, todos estamos
atontados por perdernos algo tan útil. Lo que no nos quita nadie es la
tontería.
Lo mismo pasa con los contestadores automáticos. Lo
normal en cualquier casa hace unos años, era ver el contestador, enorme
armatoste, con su cassette, al lado del teléfono. Luego, esa función la
suplantó un servicio de telefónica (evolución lógica, hasta aquí todo normal),
y de repente, sin aviso previo, desapareció para siempre de nuestras vidas. Ya
ni en los teléfonos móviles activamos la función de contestador. Hay que ver,
con el buen papel que siempre han dado los contestadores automáticos en las
novelas policíacas y en las pelis, que lo primero que hacía el detective al
llegar a la escena del crimen era coger disimuladamente la cassette para
escuchar todos los mensajes grabados. ¿Ahora cómo se resuelven los crímenes más
espeluznantes?
También ha desaparecido el chándal como prenda para
el fin de semana (excepto en Venezuela que lo lleva el presidente), o quizá lo
que pasa es que sencillamente no lo vemos por la calle porque ya no hay
videoclubs a los que ir a por la peli dominguera.
O tempora o mores.
dices de los vídeo tapes, pero ¿qué me dices de que con las TVs aplasmadas ya no hay manera de conservar ni el toro ni la flamenca. Pensé en dejarlos sobre el cojín de ganchillo, pero no son estables, como me pasa a mí mismo.
ResponderEliminarHe probado a pegarlos con cinta americana, pero el color plateado de la cinta no me hace juego con casi nada de mi leaving room
ya lo creo, ese problema lo tengo yo con mi muñeca vestida de soldado español con bandera y todo. Dramón
EliminarLa inevitable fecha de caducidad a la q sólo sobrevivimos unos pocos :-P
ResponderEliminarmuy poquitos, sí. Ni los propios dioses, ¿Quién hace ahora sacrificios a Mitra? nadie. Ni a Tor, ni Odín, ni Apolo,... algunos tenían unos templos magníficos con hermosas vestales, y ahora ya nadie se acuerda de ellos. Mucho te adoro, te adoro pero luego enseguida vana a parar al baúl de la abuela.
ResponderEliminarTengo una teoría, sin fundamento alguno (hasta aquí, ninguna novedad), para dar una explicación a que desaparezcan aparatos, en apariencia, útiles. Todo es culpa del marketing para obligarnos a comprar cosas nuevas. Nos han inculcado en la mente que cualquier novedad siempre será mejor y más necesaria que lo que ya tenemos. Estamos convencidos de que, detrás de cada nuevo artículo, hay unas mentes pensantes que trabajan exclusivamente para solucionarnos la vida. Así, nos dejamos arrastrar por los tortuosos caminos del aprendizaje continuo para no quedarnos atrás en la intención de facilitarnos la existencia, aunque en realidad nos la acaben complicando mucho más.
ResponderEliminarPor cierto, y hablando de películas grabadas en videocasetes, ¿Dónde han quedado esas películas que emitían los sábados al mediodía en mi infancia? Me refiero a los clásicos interpretados por John Wayne, Burt Lancaster, Humphrey Bogart o Cary Grant, por poner varios ejemplos. ¿Nos quieren hacer creer que Vin Diesel, Tom Cruise, George Clooney o Brad Pitt son mejores actores y ruedan pelis más buenas sólo porque están recién estrenadas?. Lo dicho, un despropósito.
Sí, es cierto que a veces primero se crea la necesidad de tener un cachivache y luego aparece el cachivache para satisfacerla. De repente todo el mundo tiene colesterol al tiempo que aparecen productos que lo previenen, por ejemplo.
EliminarEn cuanto a lo de las pelis, supongo que como cualquier otro producto está sujeto a los beneficios que se obtengan, las distribuidoras, la audiencia... si ponen un ciclo de cine negro (por no salirme del ejemplo que puse yo) tendrá menos gente que si ponen una peli de Clooney. Aunque yo estoy convencido de que si alguna cadena le da por poner las pelis de Buster Keaton, sube su audiencia una barbaridad; bueno no sé, la verdad, ...
tambi´en hay inventos que han desaparecido porque eran innecesarios. Recuerdo que en mi casa habia un abridor de latas de conserva que era electrico. Cada vez que nos ibamos a comer una fabada el litoral, ala, a sacar el invento,... todo un numerito.
ResponderEliminarpor cierto, ¿donde puedo comprar tu libro?
Sí, mi madre también tenía uno. Pero hay que tener en cuenta que entonces no existía el sistema abrefácil. De todas formas, era innecesario, efectivamentge.
EliminarPues lo más rápido : en www.editorialonuba.es Ahora también está en la librería Gaztambide (en el número 6 de la calle). Gracias por tu intyerés.