miércoles, 17 de abril de 2013

Picoteos





Últimamente estoy cogiendo unas manías muy raras. Ahora me ha dado por picotear todo el día de forma convulsiva, y sin ningún tipo de pudor, con lo que eso engorda, dicen. Pero yo no engordo  principalmente porque mis picoteos no van dirigidos a la comida sino a  los libros, que también alimentan lo suyo. Voy por la calle (Fuencarral es un filón), veo una librería, entro apresuradamente tratando de que no se note demasiado mi ansia y me lanzo sobre  las pilas de libros que se me ofrecen de forma tan apetitosa. Entonces (siempre actúo de la misma forma) cojo el primero que está a mi alcance sin importarme quién lo ha escrito ni de qué trata ni nada de nada,  leo las primeras líneas, o la primera página entera, y lo vuelvo a dejar en su sitio, indiferente a que luego, quien lo compre, se lo va a encontrar empezado, y quizá con algún resto mío en  la cubierta. Así hago con cuatro o cinco libros más, ya digo, sin mirar siquiera el título, qué más da. Cuando me noto ligeramente saciado (aparente contradicción), entonces sí, entonces ya sin prisas busco solo aquello que me puede interesar. Una vez elegido el que veo más apetitoso hago lo mismo que antes pero con mejores modales: lo abro con suavidad, leo la primera página, nunca más, y lo vuelvo a dejar con cierto disimulo donde estaba. Así recorro todos los apartados: novela contemporánea, novedades, best Sellers, novela histórica, aventuras… voy dejando tras de mí una fila de libros empezados, picoteados, y he de reconocer que alguno ligeramente manoseado, hasta que finalmente noto que ya me encuentro totalmente saciado (ahora ya sin contradicción aparente, que estoy a reventar). Hay veces que antes de irme, a modo de postre, pruebo algún libro escrito en otro idioma que no sea el español, a ver a qué sabe, pero de esos nunca paso de las tres o cuatro primeras líneas a no ser que estén en inglés o francés que puedo llegar a media página.  Luego claro, cuando llego a casa, no tengo ganas de leer nada, pues quieras que no, el picoteo llena mucho y ya no me entra ni una frase. Si acaso  hojeo el periódico, pero como me encuentro harto, solo leo los titulares de las noticias y con desgana. Entonces me pongo a ver la tele: cojo el mando y recorro unos ochenta canales prestando atención tan solo durante un minuto o menos a lo que ponen en cada uno.
Luego me voy a la cama, y eso sí, procuro dormir la noche entera de un tirón.



3 comentarios:

  1. casi se me olvida:¡feliz día del libro! (es el próximo martes, pero me he anticipado una semana para ir creando ambiente)

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  2. Feliz día del libro por si el 23 no te escribo. Me han encantado esos picoteos tuyos, espero que no te importe que te imite, es que me ha parecido una idea estupenda para saciarse sin engordar. Lo malo es que vamos a dejar los libros un poco sobiqueados porque está claro que iría a Fuencarral, que cuando tienes prisa por "tomar" algo lo mejor es ir a lo cercano. Igual hasta nos vemos en plena faena de picoteo, amigo.

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    1. en tal caso invito yo a los picoteos, pero no de libros, sino de gambas y cosas así.

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