Recuerdo al profesor de física explicando en qué
consistía la energía potencial. Yo estaba en el colegio, que es el sitio donde se
debe aprender qué es la energía potencial pues nosotros mismos representamos el
mejor ejemplo de lo que eso significa. Imaginaos un arco, decía mi profesor,
antes de disparar la flecha. Ese arco puede dar a una manzana, a un árbol, a
una gacela en movimiento… hay una infinidad de dianas a su alcance. Tiene
energía potencial. Una vez que se ha disparado la flecha, ya no tiene nada. Lo
normal es que sea simplemente un intento fallido.
Creo que así explicado, todo el mundo entiende qué es
la energía potencial. Por ejemplo, yo, cada vez que juego a la loteria soy
potencialmente millonario, aunque la verdad es que no me sirve para nada. Pero
me gusta. Tanto, que alargo todo lo que puedo el momento de mirar la lista de
los premios, pues así, me siento rico (potencialmente) durante más tiempo. Pues
bien, ese mismo profesor, o uno muy parecido, lo debió de tener mi amigo
Matías, al que fui a ver el jueves pasado por un asunto que no viene al caso.
Era la primera vez que lo visitaba en su domicilio, por lo que cumpliendo con
un protocolo del que yo nunca he sido partícipe, me enseñó cada una de las
habitaciones de la casa, como si fuera la presentación de los miembros de su
familia: aquí está el comedor y eso de ahí, es un aparador que me regaló mi
abuela, ahora pasamos al salón donde podrás ver un muble-bar de estilo
modernista que compré en un anticuario hace tres o cuatro años en Barcelona.
Síguéme por aquí que te voy a enseñar mi despacho,… total, que el bueno de
Matías me hizo un recorrido por toda la casa y dejó para el final, lo que el
consideraba su objeto de mayor valor.
-Y este es el paquete –me dijo orgulloso señalando un paquete.
Yo lo miré sin descubrir nada que lo convirtiera en
algo extraordinario, por lo que no tuve más remedio que poner cara de pez.
Matías descubrió mi perplejidad, y lejos de aliviarla, la intensificó,
acercándose el paquete a la cara como si fuera a olerlo y tras acariciarlo, lo
depositó sobre la mesa con exagerada suavidad.
-Lo tengo desde hace un par de años.
-Fíjate –dije yo, por decir algo, pues no sabía qué decir.
-¿Sabes qué contiene?
Mi gesto fue elocuente.
-Yo tampoco –me dijo entusiasmado-. Es un regalo que todavía no he abierto, ¿no es fantástico?
–luego se arrellanó en el sillón y me habló como si fuera mi antiguo profesor
de física-. Un paquete sin abrir contiene el mayor tesoro del mundo. Está lleno
de magia, de sorpresa y mientras siga cerrado, contendrá lo que tú quieras
imaginar. Una vez que le quitas el envoltorio descubres que solo contenía una
realidad, casi siempre decepcionante y triste. Se acabó la maravilla.
-¿Cuándo es tu cumpleaños?
Le hice esa pregunta porque repentinamente me imaginé
el regalo perfecto para mi amigo, algo que le haría feliz por mucho tiempo. Se
me ocurrió que le regalaría un paquete, sí, pero dentro, pondría otro paquete.
Así, aunque lo abriera, seguiría siendo feliz con su contenido.
-El dos de enero -me dijo. Yo tomé nota.
como siempre me parece... mágico. No puedo poner mi nombre porque no me deja el blog y aparece como anónimo. Soy Matías.
ResponderEliminarGracias Matías y perdona que te haya robado la idea para mi blog.
EliminarMe acabas de fastidiar mi regalo
ResponderEliminaraún puedes regalarme una moto (doy por sentado que te he fastidiado un regalo para mí). Esto de que todo el mundo escriba como anónimo es un inconveniente que los diseñadores del blog no han tenido en cuenta. Sabía yo que esto del maldito blog, está lleno de resquicios incómodos y difíciles de salvar. Los informáticos, ingenieros de sistemas y demás ralea, parece que están haciendo un bien a la humanidad y lo que han conseguido es volvernos a todos neuróticos. Al menos a mí. Estoy al cabo del día más pendiente de lo que le pasa a mi ordenador, teléfono móvil, Ipad o cualquier otro smartSmth que de mi misma madre. Si tuviera hijos estarían abandonados sin ninguna duda. Todo esto me ocupa demasiado tiempo y encima nunca acabo de resolver ningún problema que siempre me surge en particular A MI. Me voy a comprar un enebro y voy a buscar una puta cueva en algún desierto del demonio.
EliminarEl problema es que yo ya se lo que hay en el paquete: un gato. Lo que ignoro es si esta vivo o muerto
ResponderEliminarShorödinger, amigo mío, sabes de sobra que el gato está vivo y muerto a la vez. Su función de onda no consigue engañar a nadie. El problema viene cuando abramos la caja, pues entonces solo puede estar de una de las dos formas posibles. Con no abrir la caja nunca, asunto resuelto, con lo que volvemos a mi amigo Matias.
Eliminar;-))
será que somos capricornios, o que estudiamos en el mismo colegio, o que compartimos algunos sueños antaño y muchas pesadillas hogaño, pero me pasa lo mismo que a ti: comprar Lotería me sirve para soñar con lo que nunca seré, y hago lo mismo demoro mirar los resultados para poder seguir soñando unos días más. En realidad lo sé hace años, compro lotería para soñar no porque piense que me puedo hacer rico. Con la de Navidad me tiraba la noche anterior compartiendo con mi mujer la distribución de las ganancias, qué íbamos a hacer con el dinero, a quién le íbamos a dar cuánto, etc. Era como la noche de Reyes de cuando era pequeño..., quizás es que nunca me he hecho mayor y como ya sé que los Reyes son los padres y los míos se murieron hace tiempo, me he tenido que buscar otros.
ResponderEliminarAsí que Matías cumple el 2 de enero..., tengo un amigo que también y si voy a España por Navidades ya verás qué peazo caja..., ¿la quieres envuelta y con lazo?
¡¡¡¡¡YEEESSSSSSSSS!!!!!!!!!!!!
Eliminar