Esta mañana, como siempre que me levanto medio dormido, he estado a punto de chocarme contra la librería que tengo en mi dormitorio. Un rápido juego de cintura impropio a esas horas me ha librado de un buen porrazo, pero no he podido evitar que mi nariz quedara a escasos centímetros de un ensayo sobre España en el siglo XlX de Tuñón de Lara. Dado que la rapidez de movimientos no suele acompañarme a esas horas, me ha dado tiempo a observar el libro que había a su lado, de Diaz Plaja, también sobre la España del XlX, confirmando así que es un tema que me interesa pues no lejos está un estudio coordinado por Javier Paredes Alonso, de diferentes autores, escribiendo sobre ese momento tan importante de nuestro país. Mater Magistra es otro título indispensable para conocer el origen del concepto de hispanidad que también anda en la misma zona de mi librería. Este último, junto con el de Javier Paredes y el de Lara los he leído, el otro no. Aún, no.
Luego he descubierto un libro con una pinta fenomenal, aún sin abrir las tapas, que trata de la teoría del caos, en un mismo grupo donde se apilan tomos con títulos tan atractivos como uno que se llama “ la Historia de la Luz ”, también sin leer. He seguido mirando y he encontrado libros de filosofía, antropología, historia, alguna novela de ciencia ficción, todos con claras señales de no haber pasado de un simple hojeo.
Tengo un montón de volúmenes en la librería de mi dormitorio que nunca he leído, no porque me parezcan poco interesantes, sino porque he ido encontrando otros que me lo han parecido más. Son libros que en el mismo momento de comprarlos ya sabía que no los iba a leer, no al menos, inmediatamente. Los tengo de la misma forma que las hormigas almacenan alimentos en sus hormigueros y las ardillas hacen acopio de bellotas, pensando que en algún momento podrán dar cuenta de la provisión. Con una enorme diferencia: tanto unos bichos como otros, acabarán comiéndose todo lo que han almacenado, mientras que en mi caso sé que jamás leeré la totalidad, ni siquiera una parte significativa, de esos libros.
Esto me hace pensar que también tengo, aún sin sacar de su caja, un curso completo para aprender piano que me compré hace años y una complicadiísima maqueta de avión que tiene que ser una delicia verla terminada.
Y digo yo, si me sobra material para no aburrirme, por qué mierdas se me ocurre meterme en un curso de parapente y romperme el tendón del biceps izquierdo. El miércoles que viene me operan. Supongo que no podré mover mi brazo durante lustros, así que abadonaré mi maldito blog por un tiempo.
Además, estaré muy ocupado leyendo alguno de los libros que he mencionado anteriormente. Empezaré por los de menos peso.
interesante versión de "Un Domingo Cualquiera", muy distinta a la de fútbol americano que habrás visto en el Plus. Te llamaré mañana para interesarme por tu brazo... no te recuerdo zurdo... espero q sigas deleitandonos con tus historias mientras en rehab ;-)
ResponderEliminarmuchas gracias Rafa. si salgo seguiré, pero no se yo...
EliminarComo bien sabes, yo también tengo un montón de libros almacenados que, probablemente, nunca leeré (entre ellos, esa "Historia de la luz", tan tentadora, pero tan gorda). De hecho, aunque me dedicara a leerlos a razón de 4 al mes (que es mucho), me faltarían años de vida para poder completar la labor. Somos, es inútil negarlo, bibliópatas.
ResponderEliminarPero un buen amigo mío, Alfredo Lara, también bibliópata, dice algo al respecto: él no compra libros, sino opciones de lectura. Pues eso.
En cuanto al brazo chungo... eso no es nada, chaval; un serrucho y ya te puede olvidar el problema.