El mundo, a pesar de mi edad, no deja de sorprenderme. Y menos mal. Una amiga mía que es psicóloga me ha dicho que las sorpresas son una emoción primaria muy necesaria porque liberan dopamina, y su ausencia puede provocar estados de depresión. ¡Toma! Luego, otro amigo mío, que es físico, me ha dicho que sin sorpresas el incremento de entropía es cero y eso sólo conduce a la muerte del universo. Yo que me siento muy unido, por las razones que sean, a este universo, pienso seguir sorprendiéndome con cosas, aunque sólo sea por evitar su muerte.
Lo último que me ha llenado de asombro son las lágrimas. Su composición química varía según sean las razones para llorar. Una lágrima provocada por una pena muy grande, tiene una forma de cristalizar diferente a otra lágrima causada porque nos estamos meando de risa.
Las lágrimas, para que os enteréis, además de agua tienen lípidos, encimas, proteínas, sales minerales, y según cómo intervengan esas sustancias, así cristalizan. Cuando lloramos porque tenemos cerca una cebolla, la lágrima actúa como un escudo protector al ataque químico, y es muy diferente a las llamadas lágrimas basales, que son las que tenemos constantemente en los ojos para lubricarlo, y que no salten chispas cada vez que movemos el glóbulo ocular.
Mis lágrimas favoritas son las emocionales, porque tienen componentes quimicos que el resto carecen, como la prolactina. Yo es que soy muy de prolactina y en cuanto se me presenta la ocasión la derramo sin escatimar. Suelto prolactina viendo documentales de la dos en que un león muere porque le ha picado una serpiente, o en películas moñas aunque sean de dibujos animados.
Entiendo perfectamente a la fotógrafa Rose-Lynn Fisher que se ha hecho famosa por fotografiar más 100 lágrimas vistas a través de un microscopio. Y no es la única a quién le ha dado por ahí; ahora, por la módica cantidad de 300 euros, el fotógrafo holandés Maurice Rikkers inmortaliza la lágrima que le lleves siguiendo el mismo método. La lágrima puede ser tuya, en plan selfie extravagante, de tu perro o de un cocodrilo si quieres ir a lo fácil.
No sé qué me sorprende más, que es de lo que iba esto, si la diversidad de lágrimas que existe o que haya fotógrafos que se dedican a hacerles fotos, una vez que han cristalizado convenientemente. Creo que son en blanco y negro.
Y para mayor sorpresa, en Japón existe una práctica llamada Ruikatsu, que consiste en reunirse varios paisanos para llorar en grupo. Es una terapia a la que cada vez se suman más adeptos. Para echarse a llorar, literalmente.
En fin, espero que os hayáis sorprendido con todo esto, o con lo que sea, da igual. Es la única manera de que el universo siga existiendo.
Leoncio López Álvarez
Me encanta que hables de la sorpresa. Entre otras cosas es la madre del humor. Y que sería de nosotros sin el humor.
ResponderEliminarno sería nada y esa nada no tendría ninguna gracia
EliminarTe juro que te había escrito comentarios acorde con tu post, pero no lo he enviado, ni lo he guardado sobre ‘cómo dos lágrimas negras’, son tan iguales como dispares y los diferentes lágrimas que soy capaz de generar, que parecen de padres dispares.
ResponderEliminarAsí que soy incapaz de recordar, porque lo mismo que no te bañas nunca en el mismo río no eres capaz de segregar dos lágrimas iguales y mucho menos escribir 2 veces la misma tontuna
Besazos desde la tierruca
besazos para ti también mon ami, a ver si te acercas por los valles de Mantua
EliminarÚltimamente, me gusta llorar. Me limpia los ojos y luego me siento genial. Gracias, amigo Tito
ResponderEliminarGracias a ti, y es cierto que el llanto tiene un poder apaciguador, balsámico... a veces es muy conveniente.
EliminarEstupenda reflexión , explicación , sorprende!!! Y qué bien te quedas después de llorar un rato , te libera
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