Esta tarde he decidido ir al teatro.Se trata de una obra que quiero ver desde hace tiempo y la van a quitar el domingo. Como hoy es el único día que tengo disponible, he tenido que espabilar.
Hace mucho, cuando te ocurría algo así, sencillamente te acercabas al teatro un cuarto de hora antes de empezar la función, ibas a la taquilla, pedías una entrada y santas pascuas. Ya, pero eso era antes. Ahora tienes que sacar la entrada por Internet si quieres estar seguro de verla. Ahí empieza el lío.
Internet debería funcionar como una taquilla, llegas (entras), eliges tu entrada, pagas, coges el tiquet y te vas. Tiempo empleado: ná. Pero resulta que no; para hacer esa operación por Internet, primero te tienes que dar de alta en la plataforma del teatro, decir cómo te llamas, dónde vives, el código postal, tu fecha de nacimiento (opcional), tu teléfono (opcional) que aceptas las condiciones, pero aquí no vale decir que sí, que las aceptas, primero tienes que abrir el documento de las condiciones para que parezca que te has leído las veinte páginas que tiene. Además has de acatar su política de cookis (lo llaman así, "política de cookis"), porque si dices que no, se acabó la operación. Te amenazan con enviarte boletines informativos a tu dirección de email, que por supuesto, has tenido que aportar. Tú dices que no, que no quieres recibir nada, pero da igual, a partir de ese momento recibirás puntualmente todo lo que se les ocurra.
Todo esto para pedir tu entrada de la fila doce asiento 9, ahora tocar pagar. Como no quieres dar los datos de tu tarjeta (a mí ya me han estafado 500€ por darlos alegremente), primero te creas una tarjeta virtual en tu banca móvil. Esta operación se lleva, entre contraseñas, códigos que te envían por SMS que luego tienes que introducir y demás gaitas, los diez minutos largos. Finamente, cuando está apunto de expirar la página de la plataforma del teatro de su abuela, consigues la entrada. La descargas, te la mandas a ti mismo por whatsapp para tenerla en el teléfono y te das cuenta de que te quedan diez minutos para irte a toda velocidad al teatro.
Dices, qué caramba, diez minutos son diez minutos, y los aprovechas para quejarte de todo esto en tu propio blog.
Un locura, los tiempos que vivimos son una auténtica locura.
P.S. no he incluido mi dibujito habitual porque si lo dibujo, lo escaneo, lo mando al ordenador, lo paso de pdf a jpg y lo subo al blog, no llego al teatro ni a la hora de salida.
JAJAJAJAJ, GENIAL Y REAL COMO LA VIDA MISMA MUUUUUY BUENO
ResponderEliminargracias por compartir lo que me pasa ;-)
EliminarAbuela 👵
ResponderEliminarTu fallido intento de resultar gracioso te delata, querido anónimo
EliminarSe te olvidan los gastos de gestión que cobran muchos espectáculos cuando, en realidad, nunca ha sido más barato distribuir entradas ...
ResponderEliminarBuen punto, gracias. En este caso (supongo que será la norma) 1,5 €
EliminarCreo que la última vez que fui al teatro era La vida es sueño, como quiera que enseguida pillo el mensaje decidí que todo en la vida es eso y ahora nada consigue sacarme de la cama:
ResponderEliminarDormir, vivir, morir, dormir…, tal vez soñar
Y si, por añadidura, los sueños son húmedos miel sobre hojuelas.
PS.- En mi caso lo de sueños húmedos son de otro tipo 😩
en esa obra nadie puede reprochar nada a quien se quede dormido viéndola.
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