jueves, 18 de marzo de 2021

Ser uno mismo

 




Hace poco he estado en el veterinario, ningún motivo personal, ha sido por mis gatos, y me dijo que eran buenísimos, igual de buenos que mis dos gatos anteriores a los que también trató. Casualidad, dije yo y él enseguida me corrigió. No, verás, me dijo, los gatos son según son sus dueños y el trato que reciben de ellos. Me acordé de Ortega y Gasset y de su célebre frase y luego me acordé de mi madre.  Todo el mundo dice que yo soy como mi madre, lo cual no es de extrañar y me enorgullece, sin embargo el sentido del humor es de mi padre. También son de él otros rasgos de mi carácter que me definen como persona y que no voy a detallar por formar parte de los secretos de familia. Mis ojos pertenecen a mi abuelo paterno y de mi abuela tengo la forma de sonreír y los andares. Me gusta el vino desde hace exactamente los mismos años que hace que conocí a mi mujer, debido a que fue ella quién me introdujo en ese fantástico mundo, yo antes no salía de la cerveza. Los chipirones en su tinta me encantan gracias a un amigo mío vasco que los prepara de maravilla y soy entusiasmado lector de ciencia ficción por un amigo del colegio que no paraba de recomendarme las mejores novelas del género.

De mi tía es mi amor por los animales y mi repulsa por la salsa alioli. Mi madre me decía que reacciono exactamente igual que su padre, mi abuelo materno a quién no conocí, frente situaciones de injusticia y también comparto con él el amor por la ciencia. No soporto a los niños, igual que no los soportaba otro tío mío que jamás me aguantó y hasta que cumplí los veinte años nunca me dirigió la palabra. 

Mi falta de tenacidad no sé de quién será pero tal como están las cosas hay muchas probabilidades de que también sea prestada, aunque a estas alturas de mi vida la considero ya regalada. 

Si sigo analizando todas las características que conforman mi personalidad, mi pura esencia, me doy cuenta de que nada es mío, mío. Entonces, ¿quién coños soy yo?

Bueno, me queda el consuelo, la esperanza más bien, de que quizá mi falta de tenacidad sí sea exclusivamente mía y nada más que mía. Algo es algo.





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4 comentarios:

  1. Somos la aleatoria suma de todos nuestros genes, que vienen de los millones de antepasados que nos precedieron. Lo original es el conjunto, no cada una de las partes. Y tú eres muy original, amigo mío, no lo dudes. Yo, sin embargo, soy clavadito a un ancestro mío, un pitecantropus que hace dos millones, mientras sus compañeros se iban por ahí fardando de bipedismo, se quedó en la rama de un árbol haciéndose pajas.

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    1. Gracias César me quitas un peso de encima, los problemas de identidad a mis años pueden traer fatales consecuencias. Por cierto, yo también tengo un gen recesivo como el tuyo, del que me siento francamente dichoso,las cosas como son. ;-))

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    1. jajajaj, nooooo, es un poco psicópata pero nada más jajajaja

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