viernes, 15 de enero de 2021

Generosidad

Lágrima congelada, no sé si de risa o de pena.



Según los datos de la Organización Nacional de trasplantes, nuestro país es ejemplo de generosidad en el mundo entero a la hora de dar desinteresadamente lo que ya no necesitamos; somos los que mayor número de trasplantes y donaciones hemos realizado durante los últimos 28 años. Una hazaña consecutiva de la que tenemos que sentirnos orgullosos. No nos duelen prendas a la hora de desprendernos de nuestras vísceras si con ello ayudamos a un prójimo a que siga con vida. Tanta solidaridad a mí me llena de patriótica satisfacción aunque he de reconocer que hasta la fecha yo no he contribuido en absoluto a mantener tan loable récord. Supongo que alguno de mis órganos, exceptuando el hígado que no se lo recomiendo a nadie, podría serle útil a quién ande necesitado cuando yo vaya camino del Valhalla, pero no sé cómo hacerlo, me enteraré a ver. Mientras tanto, me ofrezco a otro tipo de generoso comportamiento e invito a todos a que consideren la idea. Verás.

Hay una canción del grupo setentero Aguaviva cuya letra es una poesía de Gabriel Celaya que ha inspirado la idea que os voy a contar. Quizá no tenga demasiado que ver, por eso es inspiración, si no, sería plagio. 

En un momento dado, se lee o se escucha, el verso:

yo me alquilo por horas, río y lloro con todos.

Luego sigue:

pero escribiría un poema perfecto

si no fuera indecente hacerlo en estos tiempos.

Este par de versos ya no vienen al caso, los he puesto porque a mí particularmente me parecen estupendos aunque carezcan de importancia argumental para lo que voy a contar, que es lo siguiente:


Hay muchas personas que les falta algo, no vital pero si muy importante, quizá no tanto como el hígado o el corazón aunque más que el páncreas que en realidad no vale para gran cosa (Una persona sin páncreas puede vivir normalmente sin ningún problema, siempre y cuando se someta a un tratamiento de reposición de las hormonas y enzimas producidas por esta glándula). Me refiero a las emociones. Pues bien, yo me ofrezco a hacer donación de emociones y trasplante de lágrimas. 

La idea va mucho más allá de simplemente poner un hombro para quién necesite consuelo se apoye en él, eso ya está muy visto. Yo me refiero a algo mucho más físico, como donar un riñón. Hay muchas personas que son incapaces de sentir emociones, y esa insuficiencia es porque les falta algo en el hipotálamo, alguna pella de células especializadas en empatía que no funcionan correctamente o quizá nunca existieron. Pues bien, en estos casos yo me ofrezco a emocionarme por ellos, por supuesto sin tocar mi hipotálamo del que me siento particularmente orgulloso. Soy lo que se dice una persona de lágrima fácil, lloro con casi todo, al principio trataba de ocultar mi predisposición al moqueo disimulando como que se me había metido una pelusilla en el ojo, pero ahora, doy rienda suelta a mis mocos y lagrimas y lloro que da gusto. Pues bien, ya que yo tengo tanta facilidad para emocionarme por las cosas más insignificantes, me parecería un acto de egoísmo no compartirlo, de modo que estoy dispuesto a prestarme para llorar cuando alguien vea que la ocasión lo requiere pero le falta lo que hay que tener para conseguir un buen llanto desconsolado. Ojo, que puedo llorar tanto de pena como de risa, tengo lágrimas de los dos tipos y estoy dispuesto a donarlas a mis prójimos más firmes en mantener la compostura. 

Todo esto lo hago por generosidad sin esperar nada a cambio y garantizo sinceridad en mis emociones, nada de fingimientos. No soy una plañidera, sino una persona sensible que sabe llorar cuando es necesario, nada más eso.

Pues ya lo sabéis.

Os pongo el enlace a la canción de Aguaviva con letra de Celaya que decía antes. Merece la pena escucharla.



Ya he mirado cómo hacerse donante de órganos, si alguien está interesado se puede informar aquí:

    Organización Nacional de Trasplantes.






















1 comentario:

  1. somos almas gemelas de moqueo por lo que veo ;-)) Conozco a un par más, no muchos, pero sí un par. Gracias por tu confesión Un abrazo

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