Jamás pude imaginar que las ansias separatistas,
producto de un egoísmo nacionalista evidente, llegaran al extremo que estamos
viendo. Yo, atónito.
Estoy atónito por todo, desde el principio hasta hoy
mismo, pasando por el simulacro de referéndum.
En un principio porque donde no había ningún problema
irresoluble, Puigdemont lo creó. Cierto que el gobierno del PP también colaboró
en aumentar la lista de los independentistas, mucho antes de que Puigdemont
sustituyera a Mas cuando se vio obligado a dimitir, pero esa es otra cuestión.
No nos engañemos, el motivo para reclamar la
independencia no era porque el pueblo catalán estuviera viviendo una situación
de injusticia, con un gobierno central opresor que les prohibía mantener su
cultura (qué sentimiento de la propiedad sobre la cultura tan deleznable), o
hablar su lengua, no, no era por eso sencillamente porque eso no es cierto; más
bien al contrario: Cataluña es una de las regiones de Europa con mayor
autonomía y libertad, y en cuanto a la lengua, si quieres trabajar allí más te
vale que aprendas catalán porque si no, no tendrás la plaza de lo que sea. El
motivo de reclamar esa independencia es precisamente por todo lo contrario,
porque no quieren aportar la parte que les corresponde de los beneficios de ser
una región rica. Todo lo que obtienen de ser la Comunidad que más se beneficia
del comercio interior se lo quieren quedar íntegro. No olvidemos que su
principal cliente son las regiones a las que niega su solidaridad. Les parece
excesivo contribuir con la parte que les corresponde y al grito de “España nos
roba” empezó su amor por la secesión (la falsedad de los famosos 16.000
millones ya ha quedado demostrada, con lo cual no voy a invertir tiempo en
volver a argumentarlo aquí). Digamos entonces que se trata de una revolución de
pijos. Y eso no está bien, porque las revoluciones, tal como estamos
acostumbrados, las tienen que iniciar pueblos oprimidos, no los que más tienen,
y deben partir de situaciones de injusticia que todos veamos evidentes, y no
por un atroz egoísmo con los que compran tus productos y mandan a sus hijos a
que trabajen allí porque en su tierra natal tienen menos oportunidades. El
mismo Puigdemont debe de saber ésto, pues es nieto y bisnieto de jiennenses y
almerienses.
Por cierto, cómo me alegro de que en Madrid, ciudad de aluvión, no existan las palabras charnego (xarnego, en la lengua catalana) ni maqueto.
Estoy atónito por la forma en que continuó la gracia,
y cada vez que escucho a un independentista hablar de los métodos
antidemocráticos del gobierno me acuerdo de los días 6 y 7 de septiembre. Creo
que ningún independentista que habla de métodos antidemocráticos lo recuerda.
Lo comprendo.
Estoy atónito porque se han tomado en serio el
resultado de una votación ridícula y pantochera sin nada que la aproxime a una
votación seria y cabal, de las que se estilan en los países democráticos.
Y finalmente estoy atónito por su reacción a la
propuesta de aplicar el artículo 155 de nuestra constitución, cuando desde el principio sabían
perfectamente que iba a suceder así. Esta aplicación cuenta con el respaldo de
los partidos mayoritarios del País y su apoyo no es un apoyo al PP, como tratan
de traducir los separatistas, sino un apoyo a la legalidad, un apoyo a la Ley y
un apoyo a la democracia. Como tiene que ser.
Pero sobre todo estoy atónito porque se diga que esto
es una reacción tardo franquista.
Qué pena, qué grandísima lástima. En fin, ya vendrán
tiempos peores que me harán olvidar el día de hoy.
Creo que lo que está pasando ya ni siquiera se explica por el egoísmo. Es fanstismo religioso, irracionalidad, estupidez...
ResponderEliminarfanatismo religioso, irracionalidad, estupidez... ciertamente, pero nada de eso es excluyente con egoísmo.
EliminarTienes toda la razón del mundo, querido amigo.
ResponderEliminarmuchas gracias mon ami
Eliminares verdad, Joaquín, quedará odio, ese es otro de los grandes logros de haber puesto en marcha esta locura. De hecho, según tengo entendido, ya hay familias en Calaluña divididas, y amigos, y grupos de whatsapp, y la sociedad entera. Irreparable daño.
ResponderEliminarYo también estoy atónito, pero por razones muy distintas. Primero, no quiero entrar en temas de contabilidad porque el análisis variará según quien lo haga, así que no tiene sentido soltar cifras. Eso sí, en lo que parecemos estar de acuerdo es que Cataluña da mucho más de lo que recibe. Y lleva así cuarenta años. Repito, cuarenta. Casi medio siglo. Aún así, en los primeros treinta y tres años de autonomías, apenas tuvo incidencia para hacer despegar a la población independentista. Pero, ¿no ha habido tiempo suficiente para que las regiones más pobres espabilaran un poco en lugar de echarse a la bartola? ¿O es que piensan ser sustentadas hasta la eternidad? Pero, insisto, este no es el quid de la cuestión (aunque influye); ni tampoco la abnegación de la gente hacia una patria o una bandera (que también los hay así de volados).
ResponderEliminarLa sociedad catalana, principalmente quiere sentirse a la par con cualquier otro ciudadano de este país. Así que el problema de base es la falta de respeto. Y la facilidad con la que se incurre en este menosprecio queda demostrada con tus propias palabras sobre el idioma. Porque en Cataluña, el idioma oficial es el catalán. Igual que el francés es el idioma oficial en Francia. ¿Demandarías un puesto de trabajo en Francia sin dominar el francés? Absurdo, ¿no crees? De todas formas, conozco personas que trabajan en Cataluña y no han hablado nunca una palabra en catalán; pero lo entienden. Y creo que sería muy bueno que se enseñaran nociones de catalán, vasco y gallego por todas las escuelas de España. Al fin y al cabo, también son idiomas españoles, y nunca está de más conocer un poco mejor a tu país. Pero volvamos al meollo del asunto. ¿No crees que los catalanes deberían tener un estatuto de autonomía, respaldado, elegido y votado por ellos mismos, como cualquier otro ciudadano de España? Porque eso, ahora mismo y desde que lo tumbó el tribunal constitucional, no sucede.
Pero lo que de verdad me ha dejado con la mandíbula colgando es una frase: “sabían perfectamente que el articulo 155 se aplicaría”. Pues mira, yo no lo sabía; más que nada porque yo esperaba algo más del gobierno central. Y me asusta mucho ese convencimiento tuyo de que “no había otra opción”. Esperaba que, con una mayoría independentista en el parlamento catalán desde hace siete años, el país se tomara en serio su presencia mucho antes. Pero, claro, como aquí nadie cumple con los programas electorales, a quién se le iba a pasar por la cabeza que lo hicieran los catalanes. Hasta tiene su lógica. También esperaba una respuesta política del siglo veintiuno, y no una actuación represiva del siglo veinte. Y el fallo más estrepitoso de España en este sentido es no ser conscientes de pertenece a la Unión Europea. Ahora hay que rendir cuentas. Ya no se pueden repartir palos para mandar a las masas a casa y luego pasar el NO-DO con imágenes de un guardia civil evitando que un niño caiga al suelo. Con la de móviles que hay grabándolo todo, ya no cuela. Aunque lo intentan, y, a tenor de tu entrada y ese “como tiene que ser”, vaya si lo consiguen, al menos en la parte del país donde sólo hay un relato único. Y llegados a este punto, yo me pregunto: si mintieron con el Prestige, con el 11M, con el YAK-42, con Irak, con el metro de Valencia, con el rescate de los bancos, con la Gurtel... ¿por qué creéis que os dicen la verdad con Cataluña? ¿Cómo os han eliminado de la cabeza otros caminos a seguir? Escuchad un poco el mensaje de Podemos. Otros caminos son posibles, y probablemente sean la solución.
Y por último, y para no alargarme más, hablemos de lo que sucedió en el parlamento catalán el seis y siete de septiembre, y que utilizas para justificar cualquier acción del gobierno. Para serte sincero, yo no estuve atento a las noticias por aquellas fechas. Pero hace unos días me interesé por el tema y pregunté. ¿A quién? Pues a un ex-votante del PSC, familiar mío, y que ahora opta por el independentismo. Y le pregunté a él porque ha estado metido en política y ha coordinado incluso alguna campaña. Me explicó que hubieron dos sesiones parlamentarias para aprobar dos leyes de manera exprés, la ley del referéndum y la ley de transitoriedad. Y fueron exprés porque se aprobaron en la misma sesión y no dejaron los márgenes que normalmente se establecen para las alegaciones y recursos. ¿Por qué lo hicieron así?, pues para evitar que se las tumbaran. Con un proceso normal hubieran tardado semanas en aprobar esas leyes y eso daba tiempo al tribunal constitucional para ilegalizarlas. Porque, recordemos una cosa: cuando se produjo el referéndum la ley que lo hizo posible estaba suspendida, no ilegalizada. Ese fallo del tribunal constitucional llegó hace pocos días. Así que, en teoría, el referéndum se celebró fuera de la ley, pero no de forma ilegal. Pero esa forma de proceder, tan rápida y peculiar, aún lejos de ser elegante y honesta, fue totalmente legal. Y mira si fue legal que es la misma vía que utilizó el PP, un cierto día de agosto, cuando modificó la constitución, ese sagrado libro intocable, para dejar constancia a la Merkel que, antes que la pensiones, pagarían la deuda de España. Y nadie se rasgó las vestiduras ni la tumbaron más tarde. Bueno, sí, durante unos días hubo protestas, pero no muchas. De hecho, ya nadie se acuerda. Pero España está hipotecada desde entonces, y es probable que esa decisión nos lleve al descalabro económico.
EliminarP.D.: Perdóname por hacer un comentario tan extenso, pero pienso que era necesario para explicarme bien.
Querido Mazcota, ¿de verdad crees que Cataluña debe su riqueza solo a su afanada población? (con los sucesivos xarnegos a la cabeza) ¿también crees que el resto de España son unos vagos que solo piensan en la fiesta mientras trabajan los catalanes? (de estirpe y de aluvión). Te voy a dar solo algunos datos sobre el trato favorable que desde siempre ha recibido Cataluña, quizá como pago a que no enredaran con sus manías nacionalistas:
EliminarEn 1714 El Comercio de Indias estaba monopolizado por los puertos del antiguo Reino de Castilla, y Cataluña era una de las regiones más pobres de España. El rey Felipe V (sí, el odiado Borbón) cambió el destino de las mercaderías al puerto de Barcelona, y como resultado, los puertos atlánticos se empobrecieron y Barcelona cuadruplicó su población en solo 50 años.
El mismo rey puso el comercio de esclavos desde África a las Indias, en manos de la burguesía catalana, en régimen de monopolio. Los ingentes beneficios de este vil comercio sirvieron para montar la incipiente industria textil catalana.
Durante el siglo XIX y primer tercio del siglo XX, se protegió a la incipiente y poco competitiva industria textil catalana aplicando unos aranceles aduaneros exorbitantes a los paños ingleses y flamencos. El paño de estos países salía carísimo de modo que el resto de España compraba a Cataluña lo que allí hacían, a no ser que buscaran mayor calidad a un costo mucho mayor. Naturalmente Inglaterra y Holanda no se lo tomaron demasiado bien y dejaron de comprar lana y trigo de Castilla, o mejor dicho, les aplicaron los mismos aranceles. Como consecuencia el comercio de Castilla sufrió una barbaridad, y quizá fue cuando decidieron inventar la siesta. Cataluña se enriqueció y Castilla se empobreció.
Después de la guerra civil, después de que cayera la última ciudad en manos franquistas, que fue Madrid, dentro del Plan de Desarrollo sucedió lo siguiente: se invirtió el 40% del dinero destinado al INI (Instituto Nacional de Industria) en Cataluña, con la factoría SEAT a la cabeza, el 20% en el País Vasco y otro 20% en Madrid. El resto, otro el 20%, lo invirtió en el resto de España. El despegue económico de estas zonas fue rápido; el resto de España siguió en la miseria. Con la siesta, ya sabes.
Por eso, la solidaridad territorial es un deber moral histórico, y el nacionalismos un deleznable acto de egoísmo e insolidaridad, además de una gran estupidez pues el 70 % , como media, del comercio catalán se realiza en el resto del estado opresor.
Para terminar, te invito a que leas, ya que me consta que eres persona instruida el siguiente artículo. No te pierdas por qué se suicidó Stefan Zweig:
https://elpais.com/internacional/2017/10/17/actualidad/1508253242_587703.html
perdona por lo extenso de mi respuesta, te seguro que he tratado de comprimirla al máximo.
¡Eps!, la siesta ni tocarla. Esa ha sido la mejor exportación de este país al mundo entero, por delante incluso del jamón ibérico. Yo me refería más bien al PER, a la ingente cantidad de funcionarios rascándose la barriga y a la permisividad para que proliferen los trabajillos en negro. Y, por descontado, a que no se ha creado industria.
ResponderEliminarPero yo te hablaba de actualidad y me contestas con historia. Y, claro, como nadie estuvo allí, cualquier suceso pasado tiene todas las interpretaciones que se les quiera dar. Ahora bien, esta de que Felipe V salvó a los catalanes de la pobreza, en 1714, no la había oído nunca. Hombre, que hubiera empezado por ahí y a lo mejor se hubiera evitado un año y medio de asedio y miles de proyectiles lanzados contra Barcelona. Ves, seguramente esto le pasó por no hablar catalán; está claro que nadie le entendió. Con un par de clases lo tenía resuelto. No me hagas mucho caso, es broma. Pero recojo tu visión del pasado y la archivo en mi cerebro. Es muy interesante tener en mente varios puntos de vista de unos mismos hechos.
Y sí, lo de Zweig fue una pena. Para mí que se lo tomó demasiado a la tremenda, porque hay que tener una depresión de caballo para suicidarse en Brasil, en la otra punta del mundo, con el buen clima que debe hacer por allí y el ambiente lúdico que se respira. De todas formas, estoy de acuerdo con su repulsa hacia los nacionalismos.
Y no te disculpes por una respuesta larga. Siempre es un placer leerte y contrastar ideas contigo.
También para mí es un placer leer tus comentarios y observar que mantienes tu sentido del humor. En cuanto al primer Borbón, hay que tener en cuenta que Cataluña se oponía a su llegada y querían que viniera el archiduque Carlos, para que continuara reinando la casa de Austria. Tengamos en cuenta que fue el propio Carlos II quién decidió que le sustituyera Felipe V, quien nada más llegar a España de Francia lo primero que hizo fue jurar las Constituciones catalanas. En fin, ya sabes que de nada sirvió pues todo acabó en una guerra de sucesión que duró 17 añitos de nada. No sé yo cómo nos hubiera ido con el Archiduque Carlos de Austria, la verdad, pero no creo que tampoco lo sepa nadie.
EliminarHola Mazcota
ResponderEliminarVeo que confundes funcionarios de carrera, a los que cuesta un año o varios de encerrarse a estudiar para sacar la oposición y son los que hacen funcionar está maquinaria que llamamos país, con los asesores y colaboradores puestos a dedo que ganan infinitamente más y en muchos casos sólo por hacer bulto.
Por otra parte, y hablando de la ACTUALIDAD de la cuestión catalana, los que defienden la independencia sólo ven, por regla general, ciudadanos catalanes y Gobierno del PP. Los ciudadanos del resto de España y nuestros sentimientos somos invisibles, la corrupción y mentiras del gobierno catalán tampoco existe. Pero los votantes del PP son minoría, aunque ganen, y los ciudadanos que no nos sentimos representados por ese partido ni por el de sus socios también tenemos derechos. Y sentimientos. Todo lo que tienen los ciudadanos catalanes, incluidos los no indepedentistas, lo tenemos nosotros también. Aunque oyendo hablar a algunos se diría que somos un dibujo animado. Pues va a resultar que no, que existimos y que, además, somos mayoría. Y Cataluña es una porción maravillosa de este maravilloso (y a menudo maltratado) país nuestro.
Molina De Tirso, yo no tengo ni idea de cómo terminará todo esto, pero sólo espero que, acabe como acabe, continúes pensando maravillas, tanto de un lado como del otro.
EliminarMolina de Tirso, no puedo estar más de acuerdo contigo. También con la respuesta de Mazcota.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias. Pero insisto en que no soy una excepción: los españoles de izquierdas (y de derechas, supongo) que no somos catalanes pero que amamos a Cataluña como a cualquier otra parte del país somos prácticamente todos. Otra cosa distinta son los gobernantes.
ResponderEliminarVUELVO A ESTAR DE ACUERDO, NO ME QUEDA MÁS REMEDIO. MÁS VIENDO LO QUE ACABA DE PASAR
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