jueves, 19 de noviembre de 2015

El despatarre y el cerebro





Primero voy a hablar del despatarre y luego del cerebro, avisando que no tiene nada que ver una cosa con otra, como sus propios nombres indican.

Despatarrarse, todo el mundo lo sabe, significa abrir excesivamente las piernas. Lo que ya no sabe todo el mundo, al menos yo no lo sabía,  es que se trata de una práctica que se está poniendo cada vez más de moda entre cierto tipo de hombres que muestran su prepotencia a través de la exaltación de sus genitales. Muy de primate, sin duda. Por lo visto es algo muy fácil de observar en el transporte público (lo que me pierdo por ir siempre en moto) y principalmente se produce cuando el asiento de al lado lo ocupa una mujer. Tanto se está extendiendo esta costumbre, que ya se habla del despatarre machista, como cierto tipo de agresión y es algo que no solo se produce en nuestro país. En Nueva York, por ejemplo, las autoridades  del transporte metropolitano, ante las continuas quejas de grupos feministas, ya ha tomado cartas en el asunto para combatir el manspreading, que así es como lo llaman ellos. Ignoro en qué consisten las medidas tomadas, aunque a mi se me ocurre una, aprovechando la postura, que veo difícil que pueda ser superada en efectividad.
En Venezuela, por lo visto, también es algo muy fácil de observar, y allí lo llaman explayarse. Yo siempre he dicho desparrancarse, aunque en otro contexto mucho más simpático.


Y ahora viene lo del cerebro. En la madrugada de ayer, la policía francesa  localizó, acorraló y se cargó al descerebrado que había planeado los ataques terroristas del viernes. Sí, el descerebrado, porque hace falta no tener cerebro para hacer algo así, y sin embargo, todos los medios de comunicación y portavoces institucionales se refieren a él, como el cerebro de la operación, o aún mucho más hiriente, el autor intelectual. ¿Pero de quién estamos hablando, del inventor del cálculo infinitesimal, o de un imbécil víctima de una manipulación que puede detectar hasta un escolar? Porque según todos los vídeos selfies que se hizo y que hemos tenido ocasión de ver, está claro que se trata de un individuo con el coco hecho agua por todas las mentiras de su religión, tanto que pensaba ser el brazo justiciero de su dios. Quien le metió esas ideas absurdas, hasta el punto de no importarle morir por llevarlas a cabo, ese sí es el cerebro, pero a ese nunca le van a coger. Aunque esté perfectamente localizado, incluso aunque se despatarre delante de todo el mundo.

Así es la vida.








11 comentarios:

  1. escribes muy bien, pero no tiene nada que ver una cosa con la otra

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    1. querida Carmen, ya lo avisaba al principio, pero es que cuando iba a escribir la parte del cerebro, me entretuve en leer noticias del mundo y descubrí lo del despatarre. Obviamente no pude resistir la tentación de mencionarlo. Un lío, ya.

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  2. Pues yo sí que veo la relación. Hay cerebros que se despatarran y muestran el bulto de sus genitales neuronales. En concreto, el cerebro de ese tío ha mostrado una polla con forma de cañón de Kalashnikov y un par de huevetes que en realidad son granadas de mano.

    De todas formas, y aceptando que despatarrarse para mostrar el paquete es una macarrada, ¿en qué se diferencia eso de una tía que vaya con un escote de vértigo o receñida a tope? Ambas actitudes están orientadas hacia lo mismo -hacer ostentación de la propia sexualidad-, ¿no?

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    1. de acuerdo con lo primero, pero totalmente en desacuerdo con lo segundo, querido César. Una demostración de escote no invade mi asiento (a no ser que sea una demostración realmente digna de no perderse), mientras que un despatarre, sí lo hace. Es decir, un tío para evitar la provocación de un escote amplio y generoso, le basta con mirar hacia otro lado, pero una tía para evitar la provocación del despatarre tiene que cambiarse de sitio, y si es el único asiento que queda libre, significa que tiene que seguir el viaje de pié. Molesta mucho más.
      Luego está, además, el hecho de que a los hombres no nos importa que nos enseñen las tetas (hablo por mí).

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  3. Si es como dices, entonces el problema no es que el menda en cuestión enseñe el paquete, sino que invada el espacio de la chica. El motivo da igual; sea para marcar paquete o para rascarse el trasero, lo que está mal molestar a la persona que tienes al lado, avasallarla y empujarla con las piernas, sea mujer u hombre.

    Por otro lado, yo creo que ese despatarre está orientado a la tía que está enfrente, no al lado... Además, ¿de verdad crees que a ninguna mujer le motivan los paquetes masculinos igual que a ti te motivan las mamas femeninas? ¿De verdad crees eso? ¿Y crees que a ningún hombre le molestan las mujeres receñidas y escotadas? ¿A ninguno? En fin, si crees eso, en efecto, estamos en absoluto desacuerdo.

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    1. noooo, no estamos en absoluto en desacuerdo, yo sé que tú eres de mi grupo (en cuanto a lo de que nos molesten las receñidas y escotás)

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    2. noooo, no estamos en absoluto en desacuerdo, yo sé que tú eres de mi grupo (en cuanto a lo de que nos molesten las receñidas y escotás)

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    3. se ha chiflado el apartado "respuestas". ha duplicado lo dicho y no ha dicho lo que yo había escrito que es, más o menos, que ya había dicho "hablo por mí", es decir, admito que puede haber hombres que se sientan molestos por ante la visión de las escotás y las receñidas (pero seguro que son unos capullos reprimidos).

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  4. Pues mire usted, a mí las chonis receñidas no me gustan ni me motivan. Me desagradan casi tanto como los macarras marcapaquetes. No me gusta la gente que va con la sexualidad por delante, como un ariete, sea en forma de polla o de tetas. Debe de ser cosa de la edad...

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    1. ¿Quién ha hablado de chonis? a mí tampoco me gustan. Creo que te estás yendo a un extremo...

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  5. Buscar conexiones entre palabras que no están relacionadas (en un principio) puede ser un divertido juego, tipo pictionari, o las películas. Seguro que tiene éxito.
    En el otro orden de cosas, me gustaría ver a un rape despatarrado en el metro. Seguro que no molesta a nadie, el pobre.

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