Septiembre tiene lo mismo que tienen todos los meses:
algo especial. No hay mes en el año que no se pueda decir de él que es el
mejor, el mejor para algo. Quizá febrero y marzo sean los más tontorrones y aún
así cuentan con características que los hacen únicos. Marzo, desde luego, pues
el 20 ó 21, es el equinoccio, momento sublime en que el Sol está situado en el
plano que define el ecuador terrestre. Luego, este fenómeno vuelve a suceder
seis meses más tarde, es decir, el 20 ó el 21 de, tachán, septiembre. Otra vez
se produce el aequinoctium, que a
poco latín que sepamos su significado resulta evidente: noche igual. La
duración de la noche y del día coinciden en todos los lugares de la tierra. Os
parecerá una tontería pero yo ahí veo claramente un mensaje oculto del
universo. Nos está diciendo que hay dos días al año en que podemos hablar de
democracia cósmica, dos días especiales en que no existen privilegios y en cada
rincón de la tierra sucede lo mismo, y lo que sucede vuelve a ser un ejemplo de
igualdad: el día es igual a la noche, un equilibrio entre luz y tinieblas.
Además, en esos dos días, y solo en esos dos días, los dos polos terrestres se
encuentran a la misma distancia del Sol, lo que nos da otro ejemplo de equidad
y justicia, pues el efecto es que la luz solar se proyecta por igual en ambos
hemisferios. Son dos días en que no existe la división del mundo, entre los
potrudos del norte y los malhadados del sur. Luego, se produce el cambio de
estación, lo cual tampoco es moco de pavo, y aquí ya se pierde la equidad, pues
cada hemisferio entra en una estación diferente y contraria. Otro guiño
subliminal, otra vez un mensaje oculto y quien no lo quera ver, allá él.
Septiembre es el mes de la toma de decisiones y
propósitos (se supone que buenos). Nos prometemos a nosotros mismos cosas que
no se nos ocurriría pensar en junio, por ejemplo. Los hombres del marketing
conocen esta debilidad humana por septiembre y lanzan colecciones a diestro y
siniestro porque saben que muchos se sentirán tentados de iniciarlas. Saben que a medida que vayan pasando
los meses el interés por la colección irá disminuyendo y jamás han pensado
prolongarla más allá de mayo, de hecho, no sabrían qué decir o regalar o vender
a partir de esa fecha en que saben que ya no tendrán clientes. Si se trata de
fascículos, de la historia de la navegación, por ejemplo, pagan a diferentes
escritores para cubrir ocho meses, pasados los cuales, ya no mandan a la
imprenta ningún fascículo más, y si se diera el caso de que aún quedara alguien
interesado en adquirir el ejemplar “Navegación” del mes de junio se verían en
un serio aprieto. Probablemente le mandarían uno de la historia de los jarrones
de cerámica, de un año anterior, a ver si cuela.
También se lanzan cursos para aprender cosas
(idiomas, informática, corte y confección…) con la misma estrategia y
expectativas. Y promociones para gimnasios, y talleres de pintura, danza… todo
merece ser empezado en septiembre, todo puede iniciarse justo cuando entra el
otoño. ¿No es esto otro mensaje? Obviamente sí: Nunca es tarde para empezar
algo nuevo.
En septiembre se produce la vendimia, se recoge la
miel, la aceituna y otras frutas que no parecen frutas como el membrillo y otras que ni siquiera lo son, como la mora; es un
mes que tiene una estación pequeñita en su interior, el veranillo de San
Miguel, y a los atunes les pasa algo porque los encuentras más baratos en el
mercado. Septiembre es un mes adorable y por eso yo lo adoro.
En octubre seguiré hablando de septiembre y quizá
también en noviembre y diciembre para dejar claro que no exagero cuando digo que es un mes
que da mucho para hablar.
joder (con perdón), estaba ya deseando que llegara septiembre, para que nos contaras lo que fuera, y esto ha sido de lo mejor.
ResponderEliminarGracias por estar otra vez por aquí.
Carlos.
muchas gracias, y desde luego, gracias a ti.
Eliminarse te ha olvidado algo que hace odiable septiembre a la mayoría de la juventud: la vuelta al cole...
ResponderEliminarpuede que al Corte Inglés le resulte un mes adorable por esa razón y porque lo mismo sacan los 10 días de Oros, que cuando llegan los cargos a la tarjeta se vuelven en los 10 días de Bastos y nos convierte en los 10 días de Espadas (intentando dar el sablazo a alguien que nos permita salir de los números rojos de la cta cte) o los 10 días de Copas, intentando olvidar las penas, penitas, penas...
Muchos besos desde las regiones más oscuras (de sentimientos y pieles, que son muy soleadas, por otras partes)
Sí, en 10 días la baraja competa, muy bueno, pero para eso están los corticoles.
EliminarCuídate que el lado oscuro se llene de luz
Parece que te han sentado muy bien las vacaciones. Se te percibe un optimismo quizá un poco desmesurado. ¿Opinarás igual tras dos semanas de arduo trabajo? Espero que sí. De todas formas, no creo que Septiembre sea el único mes de los propósitos. Ten en cuenta que luego llegan los planes que hacemos en Nochevieja para el año que viene, las promesas a la virgen, por parte de los más religiosos, en Semana Santa y los deseos de haber perdido algo de peso para cuando vuelva el Verano que, por suerte, jamás cumplimos. Y es que caba siendo lo mejor. Así podemos aferrarnos el año que viene a los mismos propósitos y no calentarnos mucho la cabeza.
ResponderEliminarla verdad es que no paramos de hacernos buenos propósitos a lo largo del año, sobre todo en noche vieja, pero parece que septiembre es en cierto modo año nuevo, pues inicia el llamado curso escolar; pues eso, que pega hacer planes.
EliminarY no, no estoy demasiado optimista por nada, las cosas como son, pero me alegra ver que no se me nota.
me gusta septiembre y me gusta que hayas vuelto, como dice Mazcota, tan optimista. Siempre encuentro algo por aqui que me hace sonreir.
ResponderEliminargracias y de paso respondo también tu siguiente comentario, por lo que vuelvo a darte las gracias. Así da gusto.
Eliminarpor cierto, este verano me lei El ladron de nubes y me ha gustado mucho, me duro dos tardes. Enhorabuena, a ver cuando vemos ahi arriba otra novela
ResponderEliminarA mí también me parece que el año empieza ahora y me parece el mejor mes del año con diferencia. Es un mes tan frondoso como agosto pero con un colorido más variado, el clima es perfecto, además es el mes de la ilusión. Hasta para los chavales, que lo estrenan todo, se sienten un curso más importantes y se reencuentran con los amigos.
ResponderEliminarBuscaré su novela, espero que sea fácil encontrarla.
Es verdad lo que dices de la ilusión de estrenar curso y volver a encontrarse con los amigos del año anterior. Yo lo recuerdo como uno de los mejores momentos, sin duda.
EliminarEn cuanto a comprar mi novela, me consta que en la librería Gaztambide de Madrid (C/ Gaztambide, 6) aún tienen ejemplares, pero lo más sencillo es desde aquí mismo: si pinchas en la portada de la novela, te lleva directamente a la editorial y te la mandan por correo.
Muchas gracias por tu interés, y en caso de que no te guste, veré la forma de compensarte, no sé, escribiendo otra, o algo así (me veo en deuda con todos mis lectores, es algo que no puedo evitar)
Por cierto, debes tutearme pues aquí no existen formalismos, de hecho yo tuteo a todo el mundo, como has podido ver.