Todos los años por estas fechas me pasa lo mismo: se
me parte el corazón. La culpa la tiene la feria del libro, que me produce
sentimientos contradictorios, con el resultado de que no voy. Me gustan los libros pero no me gustan
las ferias. Será porque a las ferias va mucha gente, demasiada. Para mí,
buscar, rebuscar, hojear, mirar y toquetear libros, requiere cierto
aislamiento, es un placer íntimo que es más placer cuanto más íntimo. Incluso
agradezco el silencio. Por eso me gusta meterme en las librerías cuando menos
público hay, es entonces cuando más disfruto. Y la feria del libro del Retiro,
en Madrid, es precisamente todo lo contrario, tanto que hacer lo mismo delante
de tanta gente me parece hasta un poco obsceno, si seré rarito.
Curiosamente, esto no me ocurre con la feria del
libro antiguo del Paseo de Recoletos.
Todos los años voy, por lo menos una vez. También es cierto que acudo
movido por un afán de coleccionista, y para satisfacerlo, nada mejor que las
ferias. Hago colección de libros científicos y técnicos, cuánto más antiguos,
mejor, y más caros, claro, pero eso es harina de otro costal.
Y según digo esto, me pregunto cómo serán las ferias
del libro dentro de unos cuantos años, y me respondo que todas las ferias serán
ya, del libro antiguo, por lo que entonces no me perderé ninguna. No me imagino, más que nada porque no tiene sentido, una
feria de eBooks.
Sí, eso es a lo que vamos, nos guste o no. Sin darnos cuenta,
de una manera sutil, casi oculta,
nos estamos digitalizando en todo lo que hacemos. Alguien nos está
digitalizando. Incluso nosotros mismos, nuestros cuerpos me refiero, también se
están digitalizando. Nos estamos reduciendo a ceros y unos, que es la mínima
expresión de todo. Yo cada vez veo
más ceros andando por la calle, y de vez en cuando, algún uno que destaca entre
tanta nadez. Mucha gente está aún en proceso y los hay que se les ve claramente
que van camino de acabar siendo orondos ceros, y otros, los menos, en estirados
unos.
El que no me crea que se pase por la feria del libro
del retiro de Madrid uno de estos días, a ver si no.
Y ya que estamos de feria, yo también voy a vender mi
novela, El Ladrón de Nubes. Arriba a la derecha, podéis ver el libro y si pincháis
encima, ¡zas!, lo podéis comprar. Sin
hacer colas ni aguantar aglomeraciones. No se puede pedir más. De hecho, aunque
sea una tontería, ahora mismo yo me voy a comprar un par de ejemplares, a ver
si quedan.
Sin embargo, yo soy adicto a la feria del libro. ¿Multitudes? Pues si vas un fin de semana, sí. Pero si vas, por ejemplo, un martes por la mañana, hay muy poquita gente. Paseas tranquilamente, te tomas un limón granizado, te relajas a la sombra sentadito en un banco. El Retiro es precioso.
ResponderEliminarPor el contrario, hace siglos que no voy a la feria del libro de ocasión. ¿Por qué? Pues porque son unos ladrones que suben los precios de los libros para la feria. Por ejemplo, hace años encontré en una caseta varios libros de una colección (la de Horizonte) que me interesaban. Pero pedían por cada uno de ellos 3.000 pesetas (pesetas, fíjate si hace tiempo). Ahora puede parecer barato, pero entonces era un timo. No los compré; lo que hice fue tomar nota de la librería que había contratado la caseta (era de Madrid). Cuando pasó la feria, fui a la librería y... ¿sabes cuánto pedían por esos mismos libros?: 1.500 pelas, la mitad. Lo dicho, unos ladrones.
Sí, seguro que hay horas de menor afluencia, pero he de decir que las últimas veces que fui, estaba a rebosar.
EliminarEn cuanto a la feria del libro antiguo y de ocasión, pues en efecto hay libreros que suben aquello que saben que van a vender seguro (como por ejemplo colecciones muy preciadas de CF...), pero también encuentras ofertas, y otras las mantienen a su precio, con la ventaja de que ves más de un kilometro de estanterías con cositas que te interesan.
En Madrid hay una librería en Raimundo Fernández Villaverde que yo voy de vez en cuando (de viejo o de lance, también llamadas) porque tienen mogollón de libros de ingeniería antiguos, y no solo suben los precios sino que algunos los ofertan. Luego, en la feria hay un tío que viene todos los años de Barcelona, que también es muy interesante porque está metido en asociaciones de investigación de cosas rarasy le pasa eso, que vive en Barcelona, y solo le puedes ver en una feria. Este tío, no tiene nada que sirva para mi colección pero siempre le visito porque te encuentras cosas muy interesantes. Este año le he comprado una historieta de cuerda o romance de cuerda, que vendían, normalmente los ciegos, en los que se ilustraba alguna hitoria de la actuallidad en tono satírico y primero la explicaban en un tablero enorme con viñetas, y luego, vendían eso mismo en tiras impresas. Por supuesto es facsímil, pero mola, porque es de 1812 (el original) y cuenta las movidas que hubo hasta que salió la constitución. de hecho, la tira se llama así: la Pepa. Y estaba tirada de precio.
En cuanto a la colección de Horizonte, ya sabía yo que estabas interesado en ella y te la he comprado para tu cumpleaños. Espero que no se me pierda ni la pase nada.
Hace siglos que tengo los libros de Horizonte (¿no te he dicho que fui a la librería para comprar los que me faltaban?). Así que ya los estás devolviendo y comprándome otra cosa. Dada mi (nuestra) vergonzosa edad, un paquete de pañales para adultos estaría bien. Y una pulserita de esas que ponen la dirección, por si me pierdo.
Eliminarcuenta con ello, suponiendo que me acuerde y que sepa llegar a la farmacia.
EliminarCoincido con tu animadversión por las multitudes. Sin embargo, conozco el caso de una mujer, mi abuelastra (es lo que tiene pertenecer a una familia desestructurada y reestructurada varias veces), que sólo disfruta de un paseo cuando se encuentra con gente. Y cuanta más, mejor lo pasa. Por eso mismo se apunta siempre a visitar cualquier feria o evento, sin importarle lo más mínimo la temática. Además, le gusta sacarse fotos con el móvil para demostrar la gran cantidad de personas que compartieron con ella la tarde y lo bien que se lo pasó. Así logra recopilar el álbum de fotos más surrealista que he visto en mi vida. Tan pronto puedes verla rodeada de gente con chaqueta de cuero asistiendo a un encuentro de moteros aficionados a las Harley Davidson como, con tan sólo deslizar el dedo por la pantalla, cambiar a los peludos por ochenta mil corredores rodeándola mientras esperaban la señal de salida en la cursa de El Corte Inglés. Y con la misma sonrisa de felicidad anclada en su boca.
ResponderEliminarY no sé si nos estamos digitalizando o no, pero estoy seguro que la imagen que has escogido para encabezar esta entrada ha de ser bastante antigua, porque no veo a nadie con la mirada fija en el smartphone mientras pasea. Y eso, hoy en día, sería imposible de ver.
lo que cuentas de tu abuelastra es realmente simpático. ese álbum de fotos tiene que ser una joya.
EliminarSí, en una foto reciente veríamos a todos cabizbajos atentos a sus guaspas y otras movidas... qué tiempos.
Comparto contigo el corazon partido: me gustan los libros pero no me gusta la feria del retiro. Sin embargo he estgado en otras (Burgos, Salamanca) que las he disfrutado porque no habia tanta aglomeracion.
ResponderEliminarMe pasa lo mismo con los museos. De repente todo el mundo descubre que existe Dali porque lo ha visto anunciado, y corre sin importarle hacer unas colas que te llevan toda la mañana para al final ver los cuadros rodeado de personas que hasta te pisan.
Por cierto, yo ya he leido tu libro (hace tiempo lo compre por correo) y he de decirte... que me ha parecido uno de los mejores de este año. Esta lleno de perlas. Tiene de todo y un humor muy bien integrado en la historia. Felicidades. (lo lei en un fin de semana)
Lo de los museos es aún más curioso. Recuerdo que hace mucho, anunciaron que habían restaurado Las Hilanderas y la cola daba la vuelta al museo, y así estuvo un montón de tiempo. Cada vez que yo pasaba por el Paseo del Prado y veía aquello, flipaba.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus comentarios. Me alegro muchísimo de que te haya gustado.
Lo que tienes que conseguir es que alguna librería te ponga a firmar ejemplares, que da mucho caché, mola mazo.
ResponderEliminarHace años nosotros, Adams, teníamos caseta en la Feria y como uno es así de sala o, nosotros no teníamos firma de autores, sino un libro de firma de lectores. Yo me lo pasaba pipa leyendo los comentarios, que los había de todos los colores, algunos de hecho me ponían colora o…
En todo caso coincido con César: me gusta la Feria del Libro.
Llevé a Asséto el domingo de la inauguración para impresionarla, pero lo que hizo fue cansarse, más que impresionarse.
Nosotros participamos el año pasado, con nuestro stand, en la Feria Internacional (había un expositor de Costa de Marfil y otro de Senegal) del Libro de Ouagadougou (FILO), pero no es lo mismo, éramos 22 stands, contando los institucionales.
Lo de las otras ferias (antiguo y de ocasión), incluso la Cuesta Moyano, que la frecuento mucho, me dan cierto repelús, porque aprovechan para timarte a la mínima.
La semana pasada me timaron en una caseta de la cuesta, así que paso.
Lo que dice César, entre semana, por la mañana y disfrutando del Retiro, que es una gozada