En mi útimo post hablaba de los memes, como agentes trasnmisores de todos los rasgos culturales que se transmiten de generación en generación dentro de una sociedad, y la posibilidd de cambiar ciertas pautas culturales manipulando esos memes. César, amigo y sin embargo visitador de este blog, sugirió que esa manipulación puede verse bloqueada por una especie de sistema inmunológico contra memes extraños que las sociedades crean para evitar precisamente eso, alteraciones en aquellos memes con los que se sienten más seguros. Le he dado vueltas, pocas pues la cosa es evidente, y ese sistema inmunológico se llama, principios.
Tenemos que admitir que lo que mejor se nos da a los seres humanos es pensar, pero eso no significa que cada vez que lo hagamos, acertemos. De la misma forma que no siempre que emprende su veloz carrera un guepardo, acaba alcanzando a la presa. Lo que nos diferencia del guepardo es que el felino sí es consciente de que puede fallar, mientras que nosotros creemos que cada vez que tenemos un pensamiento éste es certero, único e indiscutible. Me temo que la soberbia nos impide ver nuestras limitaciones.
Resumiendo: no todas las ideas son buenas por el hecho de haber sido pensadas por nosotros, seres supremos en la cosa de pensar, y mucho menos únicas. Es decir, todos deberíamos admitir que cualquier idea por buena que nos pueda parecer en un momento dado, es susceptible de ser revisada, mejorada, ampliada, y ¿por qué no? excluida y reemplazada por otra.
Sin embargo esto es algo que muy pocas personas tienen presente, y aquí es donde aparece ese sistema inmunológico que decía César y que yo llamo principios, inspirado en un encuentro que tuve con un amigo mío de la infancia que me declaró orgulloso que sus principios son inamovibles.
-Mis principios son inamovibles –me dijo mientras se ajustaba el nudo de la corbata para dar mayor seriedad a la declaración.
Principios es más que ideas, claro, pero no entiendo por qué.
Según mi amigo y sus ideas inmutables, entiendo que si en un momento dado te han gustado los toros, te tienen que gustar hasta que te mueras, aunque alguien te explique que es una barbaridad. Si tal cosa sucede lo mejor es no escucharle, y argumentar a favor de la tauromaquia sin atender otras razones, no sea que te puedan llegar a convencer y tus principios se tambaleen como una gelatina.
Era sólo un ejemplo, los hay más perjudiciales. Fijaros sino en la religión. Si por educación y por influencia de tu entorno, has creído en un dios determinado, más vale que ni te plantees dejar de hacerlo una vez que tienes una mente mucho más preparada para la crítica que cuando te inculcaron la idea de dios. Esto trae como consecuencia directa que tampoco puedes cuestionar ninguna de las ideas derivadas de creer en ese determinado dios, que siempre marca sus propias pautas de cómo pensar. En el caso de España y su cultura católica, tu opinión sobre el aborto, los matrimonios gay, la eutanasia y otros asuntos en que la iglesia ha mostrado su postura, ha de responder a lo que se espera de quien tiene esas ideas, sin preguntarte siquiera si no hay otra opción mejor. O simplemente admitir que otras personas tengan otra opción. Es una cuestión de principios y ya está.
Por eso, por principios, hay personas que se pasan toda su vida manteniendo las mismas ideas, unas ideas que a veces son acertadas, en cuyo caso, mira tú qué bien, pero que también existe la posibilidad de que sean superadas por otras mejores o simplemente por otras más acordes con los nuevos tiempos, que esos sí que cambian lo queramos o no, en cuyo caso, mantenerse firme en sus ideas guardadas como piezas arqueológicas, con orgullo y sin permitir que nadie las toque, no deja de ser un gran error de la función pensante.
Es triste ver que a veces en lugar de encontrarte con personas que tienen ideas, te topas con ideas que poseen personas.
Yo introduzco un nuevo tema para debatir: ¿No es posible que haya ideas acertadas que dejen de serlo con el paso del tiempo o con el cambio de las circunstancias o las condiciones del entorno?
ResponderEliminarEn cualquier caso, volviendo a la cuestión de los "principios", debemos felicitarnos de que los habitantes de Atapuerca no los tuvieran tan inamovibles como tu amigo (el que se ajustaba el nudo de la corbata). De haber sido así...
si conocieras a mi amigo te darías cuenta de que está muy por detrás de los de Atapuerca.
EliminarSí, deberíamos tener un desván para meter las ideas superadas, las que han sido buenas en su momento pero que las hemos sustituido por otras que quedaban mejor con alguna reforma que hemos hecho. Al final acabarían en el rastro, como los sillones de orejas, los paragüeros, los pisapapeles de cristal...
EliminarPerspicaz e inteligente post. Ese amigo tuyo, César, debe de ser un tipo muy brillante. Respecto a los principios, la solucion (¿inmunodepresora?)está en la célebre frase de Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros".
ResponderEliminarsí, todos deberíamos ser un poco Groucho. Respecto de mi amigo César, es cuestión de tener suerte y pillarle en un momento brillante. Una lotería, créeme.
EliminarBuenas. Demasiado interesante para estarse callado.
ResponderEliminarMe pregunto si de verdad el mundo se divide, como muchos dicen, en creyentes y no creyentes. Porque más bien opino que en lo que se divide es en tolerantes e intolerantes. De esos hay en los dos bandos a partes iguales, y esos sí que marcan la ruptura, y tienen tanto que ver con esos "principios" que casi casi vienen de serie con el color político.
Enlazando con la superación de ideas, se me ocurre compararlas con las leyes científicas. Entonces, una ley queda obsoleta cuando se publica otra que explica el mismo fenómeno de forma más sencilla y general. En este sentido, los principios tolerantes son mucho más avanzados. De hecho, me atrevería a decir que son los verdaderos únicos principios. Por ejemplo: no matarás o ama a tu prójimo me parecen bastante generales. No así prohibir que una chica aborte. Bastante marrón tiene encima y a nadie más incumbe su problema. Un "principio" que prohíbe, más que principio es un callejón sin salida. Vamos, que los principios son para aplicárselos uno mismo, no para imponerlos.
En fin, siento la extensión, pero el tema que planteas es de importancia crucial para el futuro de la especie. Un saludo.
Gracias Pascu por participar.
EliminarEstoy completamente de acuerdo contigo en que los principios han de ser de uso personal y exclusivo. Me parece estupendo que cada cual tenga los principios que le plazca siempre que no trate de imponerlos a los demás. Y aquí enlazamos con la primera parte de lo que decías, sobre tolerantes e intolerantes. En general, los intolerantes lo que hacen es pretender que todo el mundo tenga los mismos principios que ellos mismos, y ya sabemos a donde puede conducir esa pretensión.