No voy a dar nombres ni insinuar casos ni voy a
referirme a nadie, porque las mentes ejercitadas pueden prescindir de los
ejemplos para entender perfectamente lo que otra mente, ejercitada o no, quiere
expresar.
Recuerdo que nada más llegar yo a la mili nos
metieron a todos los capturados en la redada a la que yo pertenecía, en un aula
enorme, que hasta parecía de verdad, para hacernos unas pruebas de inteligencia
y conocimientos. De todas las preguntas que aparecían en las hojas que teníamos
que rellenar solo recuerdo dos: ¿por qué
funciona un motor de explosión? y la más incómoda de todas, ¿qué es el patriotismo? Recuerdo estas
dos preguntas porque estoy convencido de que en ambos casos mi respuesta dejó
sumido en un estado de inesperada perplejidad a quien tuviera la misión de
corregir el test (en la mili, cualquier cosa es una misión). Lo del motor de
explosión no viene a cuento, pero la otra da una importante pista de lo que yo pensaba
sobre el patriotismo y que jamás
entendí cómo no me fusilaron al día siguiente. Mi respuesta fue: “patriotismo
es el sentimiento de orgullo que
proporciona la circunstancia más aleatoria de cuantas nos rodean, que es el
lugar donde hemos ido a nacer”.
Ahora, como el tiempo me ha hecho más irónico y menos
textual diría que el patriotismo, es la estúpida satisfacción de haber nacido
en algún sitio.
Esto así, de primeras, pero si me pidieran
profundizar añadiría sobre lo dicho un par de observaciones:
Creo que el patriotismo tiene dos aspectos, uno de
ámbito individual y otro que debemos contemplar como parte del colectivo al que
de forma fortuita pertenecemos. En el primer campo de aplicación del
patriotismo, el individual, no hay nada que opinar pues es un sentimiento y los
sentimientos cada cual tiene los suyos y nadie tiene que decirle a otro si son
buenos o malos, o si le gustan o le disgustan o si está de acuerdo o hará todo
lo posible por hundirle por ser sentimientos diferentes a los suyos.
Por tanto ahí me callo y creo que todo el mundo
debería hacer lo mismo. Pero… pero el otro campo de aplicación del patriotismo,
el que de verdad importa, el que se refiere a su relación con sus otros
“compatriotas”, en ese nadie debe callarse pues todos, cada uno de los que
formamos parte de ese gran colectivo que algunos llaman patria, tenemos una responsabilidad y unas obligaciones que debemos
cumplir. Son obligaciones que un buen patriota cumple a rajatabla, de forma
casi religiosa, con orgullo y satisfecho de atenderlas, mientras que un mal
patriota se desentiende de su cumplimiento y busca mil trucos para no hacerlas
ni caso.
Por ejemplo, un buen patriota paga sus impuestos sin intentar
escaquearse y un mal patriota los evade, saca el dinero fuera del país, o paga
a un abogado listillo que está al tanto de todas las trampas legales, para
pagar lo menos posible incluso a veces consigue que le devuelvan dinero. Con
los buenos patriotas construimos carreteras que benefician a todo el colectivo,
y universidades donde se formarán nuevos patriotas, y hospitales donde puedan
acudir los patriotas que caen enfermos y residencias para que los patriotas que
ya no pueden más con sus mortales cuerpos puedan ir a despedirse de este mundo…
con los malos patriotas sencillamente no hacemos nada, lo que se dice nada.
Los malos patriotas son un asco de gente.
Puesto que "somos nacidos", con todo respeto, considero que el patriotismo fundamentalista no es otra cosa que un fenómeno limitador.
ResponderEliminarcualquier tipo de fundamentalismo, en mi opinión, es muy limitador
ResponderEliminarMuy bien lo de reivindicar el término para enfoques distintos de los habituales. Creo que es una tendencia en alza y me encanta que se extienda para dejar sin argumentos a los demagogos de siempre.
ResponderEliminarme alegra saber hay más partidarios de verlo así, creo que es un enfoque menos apasionado pero más real. Gracias por tu opinión Molina de Tirso.
Eliminarperfecto, totalmete de acuerdo. de la misma forma no hacer facturas para no pagar el IVA como pasó en grecia, o la insolidaridad, o los desahucios o los saqueos...
ResponderEliminarefectivamente, así es.
EliminarEn efecto; muchos "patriotas" creen que el patriotismo se demuestra llevando una banderita de España colgada del retrovisor, o en una pulsera, o en el collar del perro. Para esos "patriotas" la patria comienza en la bandera y se acaba al llegar a la cartera. Son hipócritas. Están dispuestos a verter por la patria hasta la última gota de sangre ajena, pero no a gastar ni un céntimo propio. Como dijo Samuel Johnson: "El patriotismo es el último recurso de los canallas". O, como digo yo, "Patria" es una de esas Palabras Grandes e indefinidas que sirven para manipular a la gente. Una palabra peligrosa.
ResponderEliminarPersonalmente, creo que la patria es un estado sentimental (y por tanto irracional). Y ya que estamos en plan de citas, citaré a Rilke: "La verdadera patria del hombre es la infancia." Con ese tipo de patriotismo sí que estoy de acuerdo.
Mi patria y mi guitarra las llevo en mí. Una es fuerte y es fiel, la otra un papel.
Eliminar(...) harto de estar harto ya me cansé, de preguntar al mundo por qué y por qué.
En fin, pues eso, que hay mucho hipócrita efectivamente y que se pueden perdonar muchas cosas, pero no, que se deje de serlo en este terreno. Lo obligado es guardar esa postura hipócrita, la gran mentira, como ocurre con la religión y con otras grandes cosas que se supone que unen.
Estamos del todo de acuerdo, aunque no me gusten para nada las palabras patriotismo y compatriota. La primera porque siempre va ligada a ideas bélicas; a estar dispuesto a ofrecer la propia vida, de un modo hiper-romántico, por defender lo que representa. Chorradas. Y luego me parece que compatriota, como bien has explicado, se refiere a los nacidos en un mismo sitio, dejando de lado a los que provienen de otros lugares. O sea, creando grupos diferentes en una misma sociedad. Me gusta mucho más la palabra conciudadanos. Me suena más cívica, más conciliadora, y abarca a todas las personas, siendo indiferente su lugar de nacimiento, que guardan relaciones para crear una mancomunidad. Aunque es posible que conciudadanos y compatriotas acaben significando lo mismo.
ResponderEliminarPor cierto, creo que has evitado pronunciarte sobre uno de los aspectos más importantes y que me tienen más intrigado de esta entrada, y no voy a dejar que escurras el bulto. Así que, responde, ¿por qué funciona un motor de explosión?
estamos de acuerdo en la terminología Mazcota, pero en este caso parecía más apropiado utilizar la usada por los "auténticos patriotas".
EliminarEn cuanto al motor de explosión... está bien, te lo diré, pero solo a ti: sigue un ciclo de Carnot, por lo que no tiene otra salida que funcionar, no hay alternativas.
Estoy muy de acuerdo con las reflexiones de Mazcota, y con las de Samael, pero permitidme una rectificación: Un motor de explosión funciona porque le echas gasolina. Probad a echarle Cocacola y ya veréis qué risa...
EliminarPero si le echamos, además de Cocacola, unos caramelos Mentos, a parte de ser una guarrada, ¿se convierte en un motor de explosión?
Eliminarno había visto vuestros comentarios y os voy a responder a la vez: si ponemos cocacola o mentos, como muy bien adivina Mazcota, lo que tenemos es... no sé qué es lo que tenemos pero desde luego no sería un motor de explosión, pues para que sea tal, algo tiene que "explotar" y con la cocacola no explota nada salvo tus niveles de glucosa. (en realidad en los motores de explosión no hay nada que explote, pues lo que se forma es un frente de llamas (unos puntos se activan más tarde que otros) mientras que en una explosión, todos los puntos se activan simultaneamente)
Eliminar