La ciencia nos hace avanzar, eso lo sabe hasta un
niño de bachiller. Bueno, eso lo sabía un niño de bachiller cuando había
bachiller. Ahora a los infantes les enseñan que no es relevante lo que nos hace avanzar, sino lo que te hace avanzar.
Un profesor de la Autónoma de Madrid decía el otro
día que van a desaparecer las carreras de humanidades. La facultad de filosofía
dejará de existir, por mencionar la más emblemática. ¿Por qué?, porque no
resulta rentable invertir en formar filósofos, así de sencillo. Grave error
medir la rentabilidad siempre en términos monetarios.
La economía busca exclusivamente la eficiencia en un
contexto global y altamente competitivo. Antes se contemplaban también las
repercusiones sociales de las medidas económicas.
Los añosos como yo, recordarán que cuándo éramos
pequeños, en los viajes largos por carretera nos inventábamos juegos para pasar
el rato, en los que participaban nuestros padres. Ahora, a los niños se les
enchufa a unas pantallas donde ven siempre la misma peli, para que no
molesten.
Antes los salarios crecían, cada año ganábamos más, y
crecían al mismo ritmo que aumentaba la productividad. Parece justo, pero
además de justo, necesario, pues al aumentar los salarios también crecía la
demanda de los bienes de consumo, lo cual conducía a un crecimiento de la
producción, así sucesivamente año tras año. Lo que Robert Reich describió como
un pacto según el cual “los patronos pagaban lo suficiente a sus trabajadores
para que éstos comprasen lo que sus patronos vendían”. Un equilibrio que es
fácil adivinar quién lo rompió.
Antes, la democracia representaba la voluntad
mayoritaria, pero ahora ni los que han votado a los partidos gobernantes están
satisfechos con lo que hacen.
Hubo un tiempo en que la palabra crisis se aplicaba
con exactitud y precisión, pues se refería a momentos en los que se veía
alterada la continuidad en el desarrollo de algún proceso, pero contando con el
regreso a la situación anterior.
Antes a mí me gustaban muchísimo los cangrejos, ahora
los miro con recelo.
¿Todo esto será porque antes éramos analógicos y
ahora somos digitales?
Ahora ese equilibrio se hato porque los empresarios por ganar más pasta han cambiado de asalariados y ahora los asalariados son chinos que desde luego si compran algo también es chino
ResponderEliminarcomo prueba de que vamos para atrás, se ha puesto en marcha una norma de funcionamiento de los registradores de la propiedad (que ostentan la propiedad de su puesto de trabajo y pueden alquilarlo) que es totalmente medieval. Viva la innovación.
ResponderEliminarRegistradores de la propiedad, notarios, farmacias que te venden cajas con 30 píldoras aunque solo necesites una semana de tratamiento, celebraciones pleistocénicas... muchas cosas nos unen con el pasado más remoto.
EliminarA mí me dijeron una vez, en un lugar fantástico donde iba con una gran esperanza, aunque luego todo se malogró..., que "andar para atrás, nunca, ni para coger carrerilla". A partir de aquel momento dejaron de gustarme los cangrejos. Tu cuento, esta vez, es pelín triste.
ResponderEliminarTriste, sí, es una tristeza perder el terreno ganado. Se supone que tenemos que avanzar en todos los sentidos, tanto individualmente como colectivamente. De repente ese avance se ha detenido y empieza un retroceso... socialmente estamos peor que antes (no es necesario aportar datos para no resultar aún más triste), e individualmente, depende de los casos, pero es obvio que la mayoría se ve afectada por el conjunto.
ResponderEliminarProcuraré que la siguiente vez no salga triste, a ver cómo me las apaño...