El
ordenador de muñeca revisó la composición del aire, como hacía cada diecisiete
segundos, y en esta ocasión recomendó con un lacónico mensaje de voz el uso de
la máscara AD (antidead). PedroH21 hizo caso y se la puso inmediatamente,
satisfecho de haber mandado que la revisaran hacía apenas una semana, pues
aunque nunca pasara nada, últimamente las autoridades estaban advirtiendo de
que los niveles de SPPCT (sustancias peligrosas para casi todo), estaban
subiendo de forma alarmante en la ciudad donde PedroH21 vivía.
Tenía
un trabajo estupendo en una de las plantas recicladoras y aunque no tuviera
vacaciones en todo el año, apenas llegaban a las diez horas diarias la duración
de su jornada laboral. En realidad, el hecho de tener trabajo era ya una gran
suerte de la que tan solo una parte muy pequeña de la población podía
disfrutar. Había terminado sus
estudios con unas notas brillantes, y aunque el esfuerzo había sido enorme, la
recompensa era aún mayor. Hizo una carrera que en realidad no le interesaba en absoluto,
más bien le desagradaba, pero era
la que le habían recomendado cinco años antes en el Instituto para la Colocación,
y todo el mundo sabe que lo que te recomienda el IC, es lo que hay que hacer
sin plantearte otras opciones.
PedroH21
cogió su vehículo, un viejo autodeslizante de hacía un par de temporadas, pero
aún en buen estado, y se dirigió a su nicho en una de las mejores zonas de la
ciudad. Tenía casi seis metros cúbicos de espacio, y daba a una de las calles más
frecuentadas, con vistas a un edificio de nichos totalmente moderno que apenas
hacía ruido por la noche, con lo que había veces que podía dormir sin necesidad
de tomarse un par de pastillas de OPM (estas siglas corresponden a complicadísimas
sustancias químicas, sintetizadas en prestigiosos laboratorios, que permiten
mantenerse con vida en ambientes en los cuales tal cosa es una remota
posibilidad, y además, conciliar el sueño cuando todo tipo de frecuencias
conocidas y desconocidas andan revoloteando a tu alrededor). Una vez que llegó
pudo descansar con toda comodidad después de darse un buen homenaje en la cena
a base de dos tabletas de la conocida Foodgreen, la mejor marca de ECPNMD
(elementos comestibles para no morirse desnutrido). Después, enchufó su
ordenador de pulsera en la salida de TSS (telesueños sintéticos), y antes de
dormirse pensó en la suerte que tenía por pertenecer a la especie animal más
inteligente del planeta. En realidad, era la única que quedaba.
FIN
Pues a mí me ha parecido un tipo la mar de inteligente. Lo tiene todo pensado y preparado para sobrevivir, que no es poco.
ResponderEliminarA veces le he dado vueltas a las dos inteligencias que poseemos los humanos como especie: la individual y la colectiva. Y siempre me ha dado la impresión de que una anda reñida con la otra.
Creo que andamos demasiado ocupados en nuestros anhelos personales, olvidando los globales con mucha facilidad. Nos falta perspectiva para darnos cuenta de hacia dónde se encamina la humanidad. Y a los pocos que la poseen no les hacemos ni caso.
Madre mía, hoy estoy de un filosófico que doy miedo.
yo también he pensado muchas veces en la gran diferencia entre la inteligencia individual y la colectiva, y según el caso, unas veces es superior la individual y otras veces, tajantemente, no.
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