miércoles, 14 de mayo de 2014

Vida inteligente








El ordenador de muñeca revisó la composición del aire, como hacía cada diecisiete segundos, y en esta ocasión recomendó con un lacónico mensaje de voz el uso de la máscara AD (antidead). PedroH21 hizo caso y se la puso inmediatamente, satisfecho de haber mandado que la revisaran hacía apenas una semana, pues aunque nunca pasara nada, últimamente las autoridades estaban advirtiendo de que los niveles de SPPCT (sustancias peligrosas para casi todo), estaban subiendo de forma alarmante en la ciudad donde PedroH21 vivía.
Tenía un trabajo estupendo en una de las plantas recicladoras y aunque no tuviera vacaciones en todo el año, apenas llegaban a las diez horas diarias la duración de su jornada laboral. En realidad, el hecho de tener trabajo era ya una gran suerte de la que tan solo una parte muy pequeña de la población podía disfrutar.  Había terminado sus estudios con unas notas brillantes, y aunque el esfuerzo había sido enorme, la recompensa era aún mayor. Hizo una carrera que en realidad no le interesaba en absoluto, más bien le desagradaba,  pero era la que le habían recomendado cinco años antes en el Instituto para la Colocación, y todo el mundo sabe que lo que te recomienda el IC, es lo que hay que hacer sin plantearte otras opciones.
PedroH21 cogió su vehículo, un viejo autodeslizante de hacía un par de temporadas, pero aún en buen estado, y se dirigió a su nicho en una de las mejores zonas de la ciudad. Tenía casi seis metros cúbicos de espacio, y daba a una de las calles más frecuentadas, con vistas a un edificio de nichos totalmente moderno que apenas hacía ruido por la noche, con lo que había veces que podía dormir sin necesidad de tomarse un par de pastillas de OPM (estas siglas corresponden a complicadísimas sustancias químicas, sintetizadas en prestigiosos laboratorios, que permiten mantenerse con vida en ambientes en los cuales tal cosa es una remota posibilidad, y además, conciliar el sueño cuando todo tipo de frecuencias conocidas y desconocidas andan revoloteando a tu alrededor). Una vez que llegó pudo descansar con toda comodidad después de darse un buen homenaje en la cena a base de dos tabletas de la conocida Foodgreen, la mejor marca de ECPNMD (elementos comestibles para no morirse desnutrido). Después, enchufó su ordenador de pulsera en la salida de TSS (telesueños sintéticos), y antes de dormirse pensó en la suerte que tenía por pertenecer a la especie animal más inteligente del planeta. En realidad, era la única que quedaba.



                                                                          FIN 




2 comentarios:

  1. Pues a mí me ha parecido un tipo la mar de inteligente. Lo tiene todo pensado y preparado para sobrevivir, que no es poco.
    A veces le he dado vueltas a las dos inteligencias que poseemos los humanos como especie: la individual y la colectiva. Y siempre me ha dado la impresión de que una anda reñida con la otra.
    Creo que andamos demasiado ocupados en nuestros anhelos personales, olvidando los globales con mucha facilidad. Nos falta perspectiva para darnos cuenta de hacia dónde se encamina la humanidad. Y a los pocos que la poseen no les hacemos ni caso.
    Madre mía, hoy estoy de un filosófico que doy miedo.

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  2. yo también he pensado muchas veces en la gran diferencia entre la inteligencia individual y la colectiva, y según el caso, unas veces es superior la individual y otras veces, tajantemente, no.

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