lunes, 24 de abril de 2023

Historias de mucho miedo

 

Black Mirror es una serie que busca la inspiración para sus episodios en el lado oscuro de los avances tecnológicos. Plantea posibles distopías en un mundo dominado por una tecnología de la que aún no nos hemos percatado de hasta qué punto puede propiciar historias para no dormir. 

Historias para no dormir, era una serie mítica en los años setenta que tiene mucho que ver con Black Mirror. De hecho,  se puede decir que Black Mirror es la versión 4.0 de la serie de Chicho Ibañez Serrador. 

Ahora no salen relatos de Alan Poe, ni historias como El asfalto o La cabina, pero aparecen otros que se dirigen a la misma zona del cerebro del espectador con el fin de despertar en él el terror.

Pero una gran diferencia separa a las dos series televisivas: yo nunca me he sentido como personaje posible de El tonel o El cuervo, por ejemplo, sin embargo, sí veo más que posible que sea uno de los que aparecen en Black Mirror. Quién sabe, quizá ya lo haya sido sin darme cuenta. Mejor dicho, ya lo soy.

Dentro del universo infinito de aplicaciones para nuestros teléfonos inteligentes, que eso ya de por sí es terrorífico, hay una que exige que hagas cosas. De momento, tú puedes desobedecer, pero quizá en la siguiente actualización no tengas más opción que hacer caso.

Se trata de una App para hacer ejercicio. Tú pones tus objetivos, introduces datos de tu cuerpo serrano, y a continuación el algoritmo de turno, todo son algoritmos de turno, te marca una pauta. Ay de ti si no la sigues escrupulosamente todos los días. Se enfada. Te manda mensajes reclamándote las calorías que ese día no has consumido. Es como un prestamista mafioso, que te persigue hasta que o le pagas lo que le debes, o empieza por cortarte un dedo. Luego ya veremos.

Yo, por aquello de cuidar mi pedazo de cuerpo, me dije: por mirar de qué va esta aplicación tan preocupada por mi salud, no pierdo nada. ¡Ja! Ahora tengo pesadillas. Por supuesto no hago ni remotamente lo que me dicta y ahí está la parte terrible. Lo que empezó como una ligera regañina, ha seguido con mensajes que me ponen los pelos de gallina. 

Por supuesto eliminé la aplicación de mi móvil, pero, no os lo vais a creer, regularmente recibo emails en mi dirección de correo que juraría que jamás di, en tono amenazante. Me pregunta por qué me he dado de baja, ¿acaso quiero morir de un infarto? Los riesgos de accidentes cardiovasculares están a la orden del día, me dice, y si no tomo las medidas oportunas yo puedo ser la siguiente víctima. 

Joder, así no hay quién viva tranquilo. 

Naturalmente he bloqueado todo lo que venga de esa aplicación clasificándolo como spam, pero por si acaso, todos los días me hago doce series de veinte flexiones cada una. 

La verdad es que me estoy poniendo como un toro. Pero da miedo.


Leoncio López Álvarez