lunes, 26 de noviembre de 2012

Menos Mas




IMPRESCINDIBLES. Artur Mas dijo hará un par de semanas que las elecciones celebradas ayer en Cataluña eran así, IMPRESCINDIBLES. Lo he puesto en mayúsculas porque Mas lo dijo gritando, que es como hablan los políticos en los mítines, y en general en todos los ámbitos, salvo cuando se quieren hacer los simpáticos en las entrevistas. Unas elecciones que han sido convocadas por el presidente de la Generalitat como plebiscito en torno a la independencia, alentado por la concurrencia a la Diada. Unas elecciones que han sido adelantadas 2 años (porque eran imprescindibles) para plantear soluciones  a problemas que nadie había considerado salvo él mismo, al menos con tanta urgencia.
Se ha hablado mucho, y más últimamente, del papel que a veces representan los políticos y lo mucho que difiere de lo que se espera de ellos. Por un lado va el discurso de estos prohombres y por otro lado van las necesidades reales de la ciudadanía, y cuando la diferencia es tan patente, es malo, muy malo para todos, aunque siempre habrá alguno que le saque partido, y no quería hacer ningún juego de palabras. Ahora, la derecha soberanista tendrá que hacer un pacto con el soberanismo de izquierdas. No está mal, para ser el resultado de unas elecciones adelantadas dos años porque eran imprescindibles.
Lo que más me fastidia de todo esto, es que yo no tenía ninguna intención de hablar sobre las elecciones catalanas, sino del Papa, que también tiene lo suyo. Mira que decirnos que la mula y el buey nunca existieron ¡Pero bueno, si era lo único creíble de todo!. ¿Y ahora qué hacemos con los belenes? Y ahí no acaba la cosa, porque Benedicto XVI también cuestiona la existencia de los pastorcitos. ¡Por Dios, pero que le han hecho a este hombre (santo varón, por supuesto) los pastorcitos! De un plumazo se ha cargado la mitad de las letras de nuestros villancicos, y nos ha dejado a todos sin saber cómo montar un belén. Claro que mientras haya políticos, el belén está garantizado.


martes, 20 de noviembre de 2012

Ni aunque nos pillen confesados




    -Mira, ¿sabes lo que te digo?, que me muero.
Yo intenté disuadirle diciéndole que ahora las cosas estaban muy mal y que no era el momento, que en todo caso lo dejara para más adelante, para cuando pasara la pertinaz crisis. Él no me hizo caso y se murió a pesar de todas mis advertencias. Un grave error, su último gran error.
En virtud, y nunca mejor empleada esta expresión, de su piadosa vida y su fe en el más allá, tras la muerte terrenal fue directito al cielo, dónde se encontraría con su Dios, justo y misericordioso. Pero antes de gozar de la divina presencia tuvo que pasar los trámites aduaneros con S. Pedro, que agitaba su enorme llave mientras le hacía las preguntas de rigor: estado civil, declaración de que no llevaba ningún artefacto explosivo ni líquidos inflamables, nivel de ingresos,… etc.
    -BIEN, BIEN,… ESTOOO, VAMOS A VER…PARA TERMINAR, ¿CUÁL ES SU PROFESIÓN? –la voz de S. Pedro sonaba como un trueno.
    -Soy carpintero, con amplia experiencia demostrable.
   -¿CARPINTERO? MMM, DE ESO NOSOTROS ANDAMOS BASTANTE BIEN, ¿NO SABES HACER NADA MÁS?
    -Bueno, también domino el excel, power point y otras aplicaciones informáticas. Antes de morirme estaba haciendo un curso de community manager.
    -YA. O SEA QUE ESTABAS EN EL PARO, ¿NO?
Mi amigo bajó la cabeza y tuvo que reconocer que sí, que estaba sin empleo en el momento de palmar. S. Pedro torció el gesto con desconfianza mientras golpeaba rítmicamente el formulario de entrada con su enorme llave. Mal asunto cuando quien tiene que franquearte el paso se lo piensa tanto.
    -¿NO TIENES AVALES, ALGUIEN QUE PUEDA RESPONDER POR TI, ALGUNA PROPIEDAD?
    -Me temo que no tengo nada, así como para respaldar lo que vale entrar en el cielo –tras unos segundos de cavilación continuó con renovadas energías-. Pero antes de morirme recibí el viático, me confesé, comulgué y mientras estuve vivo, guardé todos los mandamientos sin faltar a ninguno.
    -YA, YA, FALTARÍA MÁS, PERO ME TEMO QUE AHORA LAS COSAS YA NO FUNCIONAN ASÍ. ESTAMOS ATRAVESANDO UNOS MOMENTOS MUY MALOS, ¿SABES? AHORA TENEMOS QUE ESTAR SEGUROS DE A QUIÉN DEJAMOS ENTRAR. EL JEFE NOS HA DICHO QUE NO QUIERE MÁS DESAHUCIOS, QUE DAN MUY MALA PRENSA, Y CUALQUIER MEDIDA PARA EVITAR ESA SITUACIÓN TAN DESAGRADABLE ES POCA.
    -Ya, pero yo…
    -YA, YA, SI YO TE COMPRENDO, PERO CRÉEME…
    -Eso es precisamente todo lo que he hecho en mi vida, creer.
Ni que decir tiene que mi amigo está ahora en el infierno. Por no hacerme caso.


viernes, 9 de noviembre de 2012

Filosofía pura en el día de la Almudena




 “Nadie da lo que no tiene”. Esta frase parece una perogrullada y sin embargo es un principio filosófico, o al menos, así me lo presentaron cuando estudié filosofía (es mucho mejor que “el clinamen” que también lo estudié y que tenía que ver con los átomos y el libre albedrío). El alcance de “nadie da lo que no tiene” es lo que hace grande a este pensamiento pues a partir de él se puede llegar a conclusiones de gran calado. Pero tiene un fallo imperdonable y es que carece de homólogo contrario, que sería “todos dan lo que tienen”. Si se cumpliera el contrario con la misma inexorabilidad que el original viviríamos en el país de los pitufos, todo el mundo feliz, unos por recibir lo que les falta y otros por dar lo que les sobra, que también es una satisfacción aunque no lo reconozcan quienes tienen de sobra. Ana Botella, por ejemplo, tiene cara, eso no hay quien lo ponga en duda, y sin embargo se niega a darla. Tampoco la da su vicealcalde y me consta que también tiene, porque yo se la he visto. Ambos tienen cara de sobra y ya ves, ninguno la da.
Ni al salir de misa, que parece que uno sale más sensiblón tras recibir bendiciones y escuchar sabias homilías. Me refiero al día de hoy, que es como todos los madrileños sabemos, el día de la Almudena. También sabemos todos los madrileños, incluso todo el mundo, que en la madrugada del día uno (estamos a nueve), se produjo la muerte de varias adolescentes en una macrofiesta celebrada en un recinto que el Ayuntamiento alquiló a una empresa que cuenta con 51 incidencias judiciales y administrativas, tres embargos y un riesgo de impagos del 100% según datos mercantiles confirmados por el propio Ayuntamiento, y que además debe al Estado más de 26.000 euros. Pero eso es casi todo lo que sabemos, y porque lo dicen los periódicos, que si no...nastis monastis, por ponerme castizorro. Nadie del Ayuntamiento dice nada, y quién más tiene que decir, huye de la prensa y echa balones fuera con bastante desacierto.
Esta mañana, como decía, el jefe de prensa del vicealcalde Villanueva, lo arrastra literalmente al salir de la misa que se ha celebrado en la Catedral de la Almudena, fuera del alcance de los periodistas, en una imagen patética y cobarde. Minutos antes, la alcaldesa (que por supuesto no se ha perdido la misa), ha pedido (leyendo) a la patrona de los madrileños en una sentida exhortación, que ayude a los padres de las cuatro fallecidas a “sobrellevar el dolor de su ausencia”.  
Luego también ha pedido a la Virgen, ya puestos, que se restablezca la joven que sigue en el hospital, y ha rezado por todos, por lo que todos podemos estar orgullosos de tener una alcaldesa así de buena.
Para que algunos críticos digan que está ahí porque la ha puesto el ayuntamiento.


lunes, 5 de noviembre de 2012

El túnel



El Túnel de Guadarrama, que en realidad son los tres túneles de Guadarrama, se ha ido adaptando desde que se inauguró (que entonces sí era sólo uno y encima de doble sentido) a las necesidades de los tiempos como una especie biológica en proceso evolutivo. Actualmente, ni su longitud es la misma que cuando se abrió al tráfico.
Pero si sólo fuera eso… el Túnel de Guadarrama (o los tres túneles de Guadarrama) entraña misterios increíbles que van más allá de sus mejoras para evitar embotellamientos. Yo lo he descubierto en el pasado puente de Halloween, antes Día de los Difuntos, o Día de todos los Santos, y precisamente por ahí van los tiros. Yo iba escuchando la radio, y tras los momentos lógicos de interrupción por el hecho de tener una montaña encima, cuando volvió la voz del locutor nada más salir del túnel, noté que algo había cambiado. Y no solo el tiempo (lo típico de que entras con sol y sales en medio de una nevada), bueno sí, sobre todo el tiempo. El locutor hablaba ahora con un tono triste, apesadumbrado y respetuoso, del día Uno de Noviembre (Halloween ya no existía), y nos animaba a todos los escuchantes a visitar los cementerios para llevar flores a nuestros seres queridos que nos habían dejado en este valle de lágrimas. En mi caso, del Guadarrama. Después me adelantó un Dodge Dart color granate. Luego un Dauphine con un señor que conducía con sombrero. Yo, perplejo, claro. Sí, efectivamente, había salido del túnel unos cuantos años antes del momento en el que entré. Con el trabajo que nos había costado llegar al siglo XXI, otra vez para atrás. Inmediatamente di la vuelta en la primera salida, la de San Rafael, con la esperanza de recuperar los años perdidos y aparecer de nuevo en 2012. Pagué seis pesetas de peaje que no se ni de dónde las saqué y deshice lo andado a toda velocidad pues sabía que no me iba a encontrar ningún rádar.
Mi ilusión fue en vano: cuando terminé de atravesar el maldito túnel, seguía en los setenta. Volví a mi casa deprimido, adelantando a montones de “seiscientos” como un poseído y justo al bordear la Puerta de Hierro, fui consciente de que el proceso no se había detenido. Ahora me encontraba en los años sesenta. En 1963 para ser exactos. En sentido contrario pasó velozmente una columna de motoristas rodeando un viejo Rolls de color negro. Un destello perlífero salió reflejado durante una milésima de segundo de su interior, y enseguida se perdió la comitiva entera en dirección hacia La Coruña. En la radio un boletín informativo adelantó lo que sería la gran noticia durante mucho tiempo. La inauguración del túnel de Guadarrama. Yo lo adiviné antes de que el locutor dijera nada.