lunes, 10 de noviembre de 2014

El babuino sentado









En un viaje que hice, no hace mucho, a Etiopía, a las montañas Simien, me llamó poderosamente la atención un tipo de mono enorme  que te mira impasible, satisfecho, e indiferente a todo. Había muchísimos. Son los babuinos y da gusto verlos siempre en la misma pose, recortados en el paisaje, con su melena al viento y sin que ninguna preocupación los afecte lo más mínimo. Nada parece importarles y observan sus dominios con superioridad, apaciblemente sentados sobre sus nalgas y sin decir ni mu. Nada los perturba. De vez en cuando se levantan, dan un paseo, nunca demasiado largo, se alimentan con indolencia y  vuelven a sentarse. Los babuinos se pasan media vida sentados.
Viendo, ya en España, a Rajoy, vuelvo a ver a los Babuinos. Rajoy es un enorme babuino permanentemente sentado en sus mullidas nalgas. No hace nada, absolutamente nada que pueda alterar su imagen recortada sobre el paisaje. Ante el conflicto, por ejemplo, que se está cociendo en Cataluña y que afecta a todos los españoles, catalanes o no, el presidente babuino no ha hecho nada, tan solo repetir una vez y otra que la ley está para cumplirla. Esa es toda la aportación de quien se supone que tiene que buscar soluciones políticas y no decir obviedades, pero es que a Rajoy le gusta lo obvio, y siempre elige la salida más cómoda para poder seguir sentado sobre su gordo culo. Es el funcionario perfecto, la pesadilla de Larra, la norma aplicada sin creatividad ni imaginación ni nada que signifique levantarse y mirar más allá de sus narices.
Los babuinos comparten con la mayoría de los humanos el 91% de los genes, y digo la mayoría, porque claramente, con Rajoy la proporción es mayor. Es más, yo creo que la totalidad de sus genes son de babuino, al menos, los que le obligan a permanecer siempre sentado.
El escritor Juan Villoro, cuenta que en un certamen literario, después de su intervención, ya en el turno de las preguntas, un anciano jovial levantó la mano y preguntó con sinceridad:
    -¿Por qué soy Borges?
El desconcertado Villoro tuvo la curiosidad de indagar quién era ese señor y se enteró de que se trataba de un hombre que realmente se llamaba Borges, pero que por culpa de un golpe sufrido en la cabeza no recordaba nada salvo su apellido, y no siempre, tanto era así, que en una taleguilla de tela llevaba una botella de aceite Borges para recordarle constantemente quién era.
Pues bien, de la misma manera, Rajoy debería hacerse la pregunta, “¿por qué soy presidente?”



Por cierto, y aunque no venga al caso, el viernes pasado presenté El Ladrón de Nubes en Huelva. Nunca me cansaré de hacer publicidad de esta novela, no sé qué tendrá.




7 comentarios:

  1. Ya está bien de insultos y vejaciones. Siempre reciben los más expuestos, los que no se pueden defender. ¿Qué te han hecho a ti esos adorables simios para que los compares con Rajoy?

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  2. sí, tienes razón, en la comparación los babuinos salen perjudicados. Sin ninguna duda.

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  3. Totalmente en desacuerdo. Los babuinos tienen una mirada más inteligente.

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  4. Por cierto, que sepas que posees el dudoso honor de despertar en mí la curiosidad por saber si Rajoy tiene el mismo culo "pelao y colorao" que el babuino. Y eso que nunca me había interesado por el trasero de un político. Arghhh

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  5. jajaa, pues te vas a quedar con las ganas, pues dado que siempre está sentado, ni él mismo sabe como son sus posaderas.

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