jueves, 1 de febrero de 2018

Creencias



                                                                A nos ser que vayas en una moto a 80Km/hora





Las creencias solo sirven para una cosa: para ser esclavo de ellas. Visto así no resultan de gran utilidad, ciertamente, pero nadie que las tenga debe esperar otra cosa. No facilitan la felicidad, no garantizan la existencia de la vida eterna, no evitan pecar, no te hacen más inteligente, tampoco curan enfermedades..., no sirven nada más que para eso, para ser prisioneros de ellas y estar pendientes de ver si actuamos o no según sus normas.

Las creencias, por regla general, se imponen, porque es una forma de sometimiento indirecto de la persona que las tiene, ya que esa persona al aceptar las creencias, se somete a ellas. Es una cadena de transmisión inteligentemente diseñada: yo te implanto en el cerebro una creencia de la que siempre serás esclavo y de esta manera serás mi esclavo sin que te des cuenta. Y si te das cuenta, te conformarás con decir que tú no tienes creencias, pero no organizarás  una revolución en plan Espartaco ni me  atacarás directamente. Sin embargo yo... Ya me encargaré de hacerte la vida imposible por ser un descreído.
El plan es magnífico, nadie lo puede negar. Es sencillo y extremadamente eficaz.

Tener creencias es lo más parecido a ser un zombi, pues impulsan a la víctima a actuar de una manera predeterminada sin que realmente sepa por qué. O en el mejor de los casos sí lo sabe pero lo sigue haciendo inconsciente de sus efectos tan perniciosos, incluso a veces, con un estúpido orgullo de ser poseedor de creencias.  
Cualquiera con dos dedos de frente se dará cuenta de lo peligroso que es esta forma de comportamiento, y sin embargo, cualquiera con dos dedos de frente, también es susceptible de tener creencias. El peor caso se da cuando la víctima niega tenerlas.
Las creencias existen desde que algún congénere avispado se dio cuenta de su utilidad, es decir, existen desde siempre, y se dan en cualquier lugar poblado de la tierra.

Para terminar, hay que señalar que no solo existen creencias en el terreno religioso (ahí, se llaman fe); las hay de todo tipo en todos los ámbitos de actividad humana. Basta con dar por verdadero el conocimiento subjetivo sin contrastar. Basta con volver a leer todo lo anterior sustituyendo “creencia” por “ideología” y basta con leer las noticias cualquier día de la semana, sobre todo, últimamente.

Y si alguien no me cree, que haga la prueba.










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