miércoles, 24 de agosto de 2016

Harold Bell Wright







El 8 de junio inauguré una sección dentro de La tertulia perezosa con el nombre de Galería de personajes irrelevantes. La idea es hablar de diferentes individuos que por una u otra razón merezca la pena sacar su historia a relucir, sin saber si realmente existieron o no; a fin de cuentas eso es lo de menos.

Harold Bell Wright, es un caso extraordinario pues muy pocas personas han oído hablar de él, y es algo tan incomprensible como si hubiera alguien que no conociera la existencia de Hemingway, Faulkner, Joyce,  Virginia Woolf o de T.S. Eliot. Sobre todo es extraordinario porque con toda seguridad Harold Bell Wright vendió muchos más libros y ganó más dinero que todos los anteriores escritores juntos. Si eso nos parece extraordinario lo es aún más el hecho de que no aparezca en Google ninguna referencia suya escrita en castellano (en este momento me imagino que todo el mundo está tecleando en el buscador el nombre de Wright, de modo que no es necesario insistir para convencer a nadie de la injusticia).

Harod Bell Wright fue el primer escritor americano en vender más de un millón de ejemplares de una novela y desde luego el primero en ganar más de un millón de dólares como consecuencia de haberla escrito, y teniendo en cuenta que estamos hablando de principios del siglo pasado, tal cantidad de dinero resulta increíble. Un escritor injustamente olvidado, aunque muchos sin saberlo hemos disfrutado de sus historias interpretadas por Gary Cooper o John Wayne, pues algunas fueron adaptadas al cine. Cierto es que en su época gozó de bastante fama, incluso hubo varios hoteles, escuelas y un aeródromo  con el larguísimo nombre de The Winning of Barbara Worth, el título de una de sus novelas, escrita en 1911.

¿Por qué un escritor tan importante, autor de nada menos que de 5 bestsellers, esté en estos momentos compartiendo espacio en la memoria colectiva con Anton Limat, Severo Pointcarré y Azucena Ciempiés, autores todos ellos inventados por mí en este preciso instante? Quizá se deba a la intranscendencia de sus historias, todas simplísimas, según algunos críticos de la época. Wriht escribía historias sentimentales en las que alguien sufría una barbaridad y cuando parecía que todo se iba a ir a la porra, de repente, a base de esfuerzo y trabajo duro, todo acababa felizmente y en ocasiones con alguna protagonista femenina cantando salmos de agradecimiento. Posiblemente su propia vida, muy dura al principio, marcó el carácter de sus libros. Su madre murió cuando él tenía solo 9 años, momento que aprovechó su padre para salir corriendo y no volver nunca más al hogar familiar. Wriht se crió con distintos parientes que se lo iban pasando unos a otros sin que al parecer ninguno se decidiera a quedárselo de forma permanente. Tuvo varios trabajos, bastante raros algunos, que le permitían vivir debajo de un puente hasta que llegó un momento en su vida en que se hizo pastor; pastor de una iglesia cristiana. En aquella época, aprovechando que su congregación no tenía más remedio que tragarse todo lo que le dijera desde el púlpito, escribió una historia melodramática titulada Ese impresor de los Udell, y cada domingo, en misa de nueve, les leía un capítulo. Su feligresía recibía los extraños sermones con desigual entusiasmo pero siempre profundamente sorprendida.

Wriht estuvo varios años predicando la palabra del Señor por diferentes iglesias hasta que empezó a forrarse a base de escribir novelas de ficción, momento en que abandonó su actividad apostólica.

Después, atacó de forma despiadada en sus libros la hipocresía de la iglesia demostrando un gran conocimiento de causa.

Finalmente en 1944, con 72 años y  los pulmones hechos puré, acabó sus días en un hospital de La Joya. Sus restos descansan en un cementerio de San Diego, ya que pillaba al lado del hospital.

Es posible que el próximo personaje de esta sección sea también un escritor, exactamente Harry Sinclear Lewis, que obtuvo el premio Nobel de literatura en 1930, y sobre el que Hemingway comentó: “si yo escribiera de forma tan torpe y asquerosa como ese capullo, podría escribir cincomil palabras al día”. Se ve que lo admiraba.


Nota: buscando datos biográficos de Harold Bell Wright, me he encontrado con Hemingway y algunas de sus opiniones sobre la literatura de su época, y como se puede ver, no son despreciables.






8 comentarios:

  1. ¡Qué no daríamos por desaparecer de los libros de Historia de la Literatura con un millón de dólares en el bolsillo (actualizados a ser posible a dólares constantes 2016)!
    ¿O tú escribes por ser la gloria de las letras?

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  2. Yo daría 900.000 o más. Y no, yo no escribo por la gloria, yo escribo por unos 37 o 40 jajajaja

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  3. Decir que estoy ofendido es quedarse corto. ¿Cómo que te acabas de inventar a Anton Limat? Sabes perfectamente que eso es mentira. Probablemente Limat fue, como bien sabes, la persona con más títulos universitarios de la historia (filosofía, exactas, teología, arquitectura, biblioteconomía, varias ingenierías, historia, ebanistería, antropología, etc.). En fin, un ilustre personaje cuyo nombre has profanado condenándolo a la inexistencia. Para deshacer este entuerto sólo te queda un camino: escribir la biografía de Limat. Estaré vigilante.

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    1. joder maspillao, qué tío. Empiezo presto a recabar información sobre tan ilustre personaje.

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  4. A mí me gustaría saber qué clase de trabajo era ese que le permitía dormir debajo de un puente. Así, si alguna vez pierdo mi casa, mi trabajo y todos mis familiares y amistades, no dudaré en dedicar todo mi tiempo a esa misteriosa ocupación para, al menos, poder dormir junto a los cimientos.

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    1. no lo especifica en ninguna de las fuentes que he consultado, tan solo dice que eran trabajos raros. Cito textualmente una de sus biografías:
      "He found odd jobs here and there, frequently sleeping under bridges or in haystacks."
      Luego añade que también pintaba, tanto piezas de arte como casas. Se ve que lo importante era pintar.

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  5. Pero entonces existio de verdad

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    1. ¿Existió de verdad? La referencia que pongo en inglés de su biografía me la he podido inventar. Ahí está el juego, en poner personajes que no sean excesivamente conocidos para que quede la duda de su existencia. Siempre que no se haga trampas y se mire en Google, claro (ya veo que tú no lo has mirado). El siguiente sin embargo declaro de antemano que sí existió, se trata del multifacético Anton Limat.

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