lunes, 9 de mayo de 2016

Dedos



Cada dedo en su lugar, posado a escasos milímetros. Cada dedo inmóvil, a la espera de la más ligera señal para actuar. Cada dedo está crispado, tenso, llevan mucho tiempo sin moverse, semanas, meses…, demasiado tiempo inactivos. La culpa no es de ellos, sino de quién les tiene que dar la orden de ponerse en marcha y en qué orden han de hacerlo. Sin capitán los soldados esperan, pero el capitán está ausente y lo está sin haberse marchado a ningún sitio.
Si en lugar de dedos fueran eso, soldados, ahora estaría uno encendiendo un cigarrillo, otro entonando una melodía triste con su armónica, alguno releyendo una carta manoseada y manchada de barro, otros jugando a las cartas… la espera antes de la batalla es la más cruel de soportar y sin embargo se combate de la misma forma que cualquier otra espera.
El cansancio hace estragos y aunque los dedos humanos carecen de músculos, tienen ligamentos que también se agotan. Un ligero temblor delata que esos dedos están llegando a su límite.

Debajo, muy próximo, está el teclado del ordenador impasible, pues nada le afecta, si acaso una ligera capa de polvo que lo cubre desde que esos dedos dejaron de aporrearlo.
     -Bueno, ¿qué pasa?¿Es qué nunca te va visitar la maldita musa? –grita enfurecido el anular izquierdo mirando hacia arriba. El meñique a su lado asiente con convicción.
    -¿Y yo qué quieres que haga, maldita sea? –contesta visiblemente enfadado alguien que pretende escribir un cuento-. No me llega, la inspiración no me llega. Más lo siento yo, no te fastidia.
Entonces los dedos abandonan su postura marcial, se alejan del teclado, y con sumo cuidado rodean amorosamente una pluma estilográfica que ha llegado de algún lugar del parnaso.
Por fin ha aparecido la musa, pero algo se ha roto para siempre entre los dedos y el teclado.








6 comentarios:

  1. Tanto buscar la inspiración y la tenía en la punta de los dedos. Suerte que se pusieron a escribirlo ellos mismos. Algo así como la historia de una espera, ¿no?

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    1. sí, una historia de espera, y el que espera... al final llega. Lo que no se sabe es lo que va a tardar, pero llegar, llega.

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